Por: Charlie / @greysmagno

El continente asiático aún tiene mucho camino por delante para que la comunidad gay se atreva a ‘salir del clóset’. Si bien es cierto que se debe celebrar el gran paso que dio Taiwán, la semana pasada al reconocer el matrimonio homosexual, debe destacarse que, en Asia miles de homosexuales han sido perseguidos por la sociedad y los gobiernos por tener una preferencia distinta a la heterosexual.

Hace 27 años, exactamente, la OMS eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Casi tres décadas, tiene este fenómeno y aunque represente un cambio a nivel internacional sobre esta preferencia, no significa que en todo el mundo se acepte la atracción entre personas del mismo sexo.

La intolerancia en Asia

En las últimas dos semanas se hizo viral un video en redes sociales, que mostraba a dos hombres castigados recibiendo 83 bastonazos. Su delito: mantener una relación sexual consensuada por ambas partes. Esto tuvo lugar en Indonesia, en la provincia de Aceh. Más de mil personas acudieron al acto condenatorio, cabe destacar que es la primera vez en que se azota en público a alguien por ser gay en ese país.

En Indonesia la homosexualidad no es castigada, en realidad es legal. Sin embargo, Aceh es la única provincia que practica la Ley Islámica Sharia, un código que rige la conducta de quienes practican dicha religión y prohíbe estrictamente el afecto entre hombre-hombre o mujer-mujer.


Y en Yakarta, nuevamente Indonesia, la policía realizó una redada en una sauna gay. Fueron detenidos 141 hombres con el argumento de que se encontraban violando, supuestamente, la legislación contra la pornografía. Algunos de ellos fueron interrogados por las autoridades.

En Corea del Sur se llevó a cabo una ‘caza de brujas’, donde el ejército se ha dedicado a crear perfiles falsos en aplicaciones exclusivas para hombres homosexuales, esto con la finalidad de descubrir a los soldados gays. Dicha cacería surgió a raíz de que circuló en internet un video en el que dos militares sostienen relaciones sexuales. Para las fuerzas armadas de este país, las prácticas homosexuales representan una violación a su código y pueden ser penadas con un año de cárcel.

Por su parte, las grandes potencias tampoco han aceptado el amor de la comunidad LGBT. Rusia lanzó en el año 2013 una ley contra la propaganda homosexual, la cual sanciona la difusión acerca del tema de la homosexualidad, con el pretexto de que dicho contenido no es apto para menores de edad. Este delito puede pagarse con multas o penas de cárcel.

Para Japón y China, la homosexualidad es un tema intocable, simplemente no se reconoce. En ninguno de los dos países es ilegal ser gay, pero no significa que pueda expresarse esta preferencia como cualquier cosa. Aún es un tabú para ambas sociedades, aunque los japoneses no violenten a hombres y mujeres homosexuales, es impensable ver públicamente este tipo de afecto. Todo ocurre ‘por debajo de la mesa’.

Los chinos se apegan más a la moral, a las tradiciones, y por ello socialmente formar parte de la comunidad gay significa una deshonra, está prohibido. Además, se convierte en una presión el matrimonio y tener hijos; por ello, cientos de lesbianas y gays fingen enlaces matrimoniales, donde se aparenta una familia como cualquier otra.

El continente asiático mantiene unos altos índices de desarrollo a nivel mundial, pero en materia de aceptación social aún tiene grandes deficiencias. Las creencias, tradiciones, religiones, tabúes y demás forman parte de los obstáculos con los que tiene que ligar la comunidad LGBT.

Taiwán, la excepción

Hace una semana, Taiwán se convirtió en el primer país asiático que reconoce y permite la unión entre personas del mismo sexo. Esto gracias a que el activista Chi Chia-wei pidió una interpretación por parte del Supremo, ya que, según el código civil se prohibía el matrimonio hombre-hombre, mujer-mujer; sin embargo, éste violaba los artículos 7 y 22 de la Constitución de Taiwán, los cuales hacen referencia a la igualdad de las personas y la libertad de matrimonio.

Chia-wei había pasado años luchando por la posibilidad de los enlaces matrimoniales. En 1986 realizó un acto de valentía al declararse públicamente homosexual y comentó el deseo de poder casarse con su pareja, esto le costó cinco meses de cárcel. Ya en 1988 había pedido que se registrara legalmente el matrimonio con su pareja, pero su petición fue rechazada. En 2015 es cuando pidió la interpretación del Supremo y hasta este año consideró la Corte importante aclarar lo que se establece respecto a las uniones homosexuales.

Es necesario recalcar que no sólo fue la insistencia de Chi lo que hizo al gobierno taiwanés poner bajo su mirada el amor gay, sino también las decenas de peticiones que recibió el Tribunal Constitucional, puesto que en Taipéi se han negado bodas homosexuales.

Pero por fin el miércoles pasado, La Corte Suprema de Justicia de Taiwán declaró como inconstitucional la prohibición al casamiento de personas del mismo sexo, esto no significó sólo la legalización, sino que exigió al parlamento que se cambiara esta restricción. Para esto se requirió el voto de los 14 jueces del tribunal, donde dos se declararon en contra.

Por otra parte, se declaró que se tiene un plazo de dos años para reestructurarlo y en caso de que no se lleve a cabo, las parejas podrán casarse sin ningún problema basándose en su interpretación. Para celebrar esta victoria, los pertenecientes a la comunidad LGBT se reunieron a las afueras del Parlamento y festejaron por este derecho.

Los grupos conservadores como Alianza de los Grupos religiosos de Taiwán para la Protección de la Familia, aún insisten que esto debe analizarse a fondo y para ello debe someterse a referéndum, advirtiendo que esto puede ser un peligro para la protección de las tradiciones y las familias de dicho país.

Taiwán ha sido la diferencia para el resto de Asia, no sólo se trata de respeto, tolerancia y aceptación, esto representa que aquellos ciudadanos ya no tendrán que esconderse ni aparentar ser heterosexuales. Pero es una desgracia que países vecinos castiguen con golpes, encarcelamiento y persecución a los homosexuales.

Evidentemente es un triunfo para una sociedad, pero el continente asiático requiere un largo proceso para reconocer a la comunicad gay. Y mientras unos celebran que legalmente pueden casarse, otros no pueden si quiera besarse porque es un delito que se paga con azotes y tras unos barrotes.