Por: Mugs Redacción

Lo mejor de lo peor, Jóvenes luchadores y GYM Ortiz… fueron las series fotográficas que resultaron ganadoras del XXXIV Concurso de Fotografía Antropológica, convocado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Con el tema Los jóvenes hoy, el concurso reunió 1,015 imágenes en 127 series fotográficas de profesionales de la cámara y amateurs, procedentes de México y de países como Italia, Brasil y Argentina.

Lo mejor de lo peor, de Rafael Torrado Galindo, del Distrito Federal, muestra la cotidianidad de los jóvenes capitalinos marginados en situación de calle y enfatiza en sus expresiones como reflejo de la vida dura que llevan.

Octavio Hernández Espejo, jefe del Departamento de Medios Audiovisuales y miembro del jurado, indicó que el primer lugar se otorgó por la técnica fotográfica y perspectiva gramatical logradas, pues en las diez imágenes que envió se resume la vida cotidiana de este segmento social y muestra una interacción del fotógrafo con el grupo, y posee un valor etnográfico importante.

Jóvenes luchadores, de Alejandro Ariel Silva Zamora, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, expone a chicos dentro del ámbito deportivo de la lucha libre amateur, percibido como fenómeno sociocultural y captado desde diferentes ángulos.

Fernando Oscar Martín, de Metepec, Estado de México sitúa la secuencia GYM Ortiz… en un gimnasio de entrenamiento de box ubicado en San Mateo Atenco, Estado de México; en este caso, las fotos revelan a jóvenes en sus prácticas. “Lo importante es que los exhibe en un espacio cotidiano, quizá un poco sórdido o lúgubre, pero correspondiente a las expectativas que provoca esta práctica: ser buen boxeador y llegar a la fama. La solución fotográfica es buena porque trabajó en condiciones de poca luz en interiores”.

El premio consiste en un diploma, acompañado de 18 mil pesos para el primer lugar, 8 mil para el segundo lugar y 6 mil pesos para el tercero.

También se les otorgará título de mención especial a las series de Carlos Antonio Gordillo Muñoz, por Los nuevos Xita; Pedro Anza, por La cancha no tiene la culpa y Abraham Bautista Ramírez, por Madurez obligada.

Los criterios de selección se enfocaron en la calidad fotográfica: el trabajo de composición, exposición y solución técnica que se le da a las distintas condiciones de iluminación y aspectos vinculados con el manejo de la imagen digital.

Asimismo, se consideró la solución conceptual, donde los contenidos se desarrollan con un mensaje claro, coherente y directo.

Además de la perspectiva etnográfica, que tiene que ver con el contenido de la gramática de la imagen: secuencia y coherencia del discurso visual; también se enfoca en la compenetración entre el fotógrafo y el sujeto fotografiado. “Tiene que verse cercano e integrado y no distante de las colectividades, del individuo y de la realidad”.

El objetivo del concurso fue mostrar a los jóvenes dentro de las áreas urbanas y rurales, interactuando en contextos sociales y culturales.

Los conceptos que predominaron en esta edición fueron los relativos a los jóvenes en expresiones políticas, espacios urbanos (skatos en bicicletas y patinetas en puentes y vialidades), situaciones lúdicas y cotidianas (de juego y deportivas), escenarios marginados (situación de calle), manifestaciones religiosas (procesiones) o en fiestas en comunidades indígenas y rurales, como en la región nahua de la ribera del río Balsas, Guerrero; así como una perspectiva etnográfica de las comunidades menonitas de Quintana Roo.

Este año el formato predominante fue la fotografía digital a color. En cuanto a la participación nacional, sobresalió la Ciudad de México con 70 por ciento, y el resto de estados como Chiapas, Estado de México, Guerrero, Chihuahua y Quintana Roo. Del extranjero recibieron una serie de Italia, Brasil y Argentina.

Obtuvieron menciones Carlos Antonio Gordillo Muñoz por la serie Los nuevos Xita. Se sitúa en Temascalcingo, Estado de México, y presenta a jóvenes en un espacio ritual, con indumentaria carnavalesca, probablemente vinculada con prácticas primigenias, detalló Octavio Hernández.

Pedro Anza, por La cancha no tiene la culpa. Es un trabajo digital en blanco y negro realizado en varias locaciones, entre ellas San Pedro Cholula, Puebla, y San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Ofrece una visión más etnográfica y descriptiva de distintos momentos en los que los jóvenes practican el futbol: antes de entrar al partido, durante el juego, los conflictos que se dan fuera del encuentro o las porras.

Por su parte Abraham Bautista Ramírez, en seis imágenes denominadas Madurez obligada, expone a un par de jóvenes quinceañeros de Pachuca, Hidalgo, en sus distintas situaciones como padres a temprana edad.

Los tres primeros lugares, las menciones especiales y una selección de ocho secuencias más: Leonardo Pliego Eguiluz, con Escarificacion; Ernesto Pablo Ryan Carvalho, con Los jóvenes y los espacios públicos (Distrito Federal), se presentarán en una exposición.

Se incluirán los trabajos de Octavio Gómez Piña con No al olvido (Distrito Federal y Guerrero); Jorge Eduardo Salgado Ponce, con Patria(Morelos); Antonio Nava Hernández, con Sueños de libertad (Distrito Federal); Carlos Díaz Núñez, con Colote (Veracruz); Nadia Itzeel Tecuapetla Ramírez, con Aztlán (Estado de México), y José de Jesús Ávila Ramírez, con UNAM y los jóvenes (Distrito Federal).

La muestra fotográfica permanecerá en exhibición hasta el 4 de diciembre en el Espacio Cultural Media Luna. La entrada es libre, de lunes a viernes, de 9 a 21 horas.

El XXXIV Concurso de Fotografía Antropológica tuvo como jurado en 2015, además de Octavio Hernández Espejo, a Maritza Urteaga Castropozo, doctora en Antropología y maestra en Antropología Social por la ENAH, quien ha desarrollado diversos trabajos referentes al quehacer de los jóvenes. Además de Carlos Cisneros González, reportero gráfico del diario La Jornada y Premio 2005 de la Bienal de Fotoperiodismo, en la categoría de Imagen Individual.