Por: Redacción

En un recorrido con cámara en mano por poblaciones de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, la periodista Nadia Galaviz García recogió testimonios de las comunidades afromexicanas, en su lucha por forjar una identidad y conciencia del pasado para preservar sus costumbres y alcanzar el reconocimiento.

Este trabajo de investigación, realizado durante dos años, resultó en el documental Somos afromexicanos, que se presentó por primera vez en el II Foro por el reconocimiento constitucional y el desarrollo de los pueblos afromexicanos, organizado por la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en el Antiguo Palacio del Arzobispado.

Si bien la presencia de ese grupo se extiende por varios estados del país, en Guerrero y Oaxaca se concentra el mayor número, con prácticas culturales ricas en tradiciones que reflejan sus raíces: el baile del diablo, las danzas de la artesa, el toro de petate, la tortuga y las mojigangas, derivadas del sincretismo cultural entre México y África.

El pueblo afrodescendiente, que ha sido constructor de la vida de México a través de sus prácticas productivas y culturales, ha heredado a destacados representantes de la música, en particular Álvaro Carrillo, bolerista y compositor de canciones regionales de la Costa Chica de Oaxaca.

El documental refleja una historia de invisibilización, anulación, marginación y pobreza de un sector social cuyo pasado fue arrancado violentamente de su lugar de origen y por ello demanda reconocimiento constitucional.

En 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizó una encuesta intercensal en la que por primera vez contabilizó a las personas que se consideran afromexicanas de acuerdo con su cultura, historia y tradiciones, y el resultado arrojó un millón 381,853.

La licenciada Galaviz García, reportera de la Dirección de Comunicación Social de la UAM, exhortó al gobierno federal a reconocer constitucionalmente a estas comunidades en aras de combatir actos de racismo y discriminación, y lograr el acceso a los servicios básicos: educación, salud, seguridad y justicia.

En una actividad previa a la exhibición del film, representaciones diplomáticas de tres países manifestaron su visión sobre la existencia de los pueblos afromexicanos, el embajador de Sudáfrica en México, Excelentísimo señor Sandile Nogxina, refirió que los derechos humanos tienen que ver con los individuos y las colectividades.

Una historia de esclavitud –narró– trajo a los africanos a México, quienes después formaron parte de esta nación, pero esto no les quita sus orígenes y atributos históricos, sociales y culturales que continúan practicando hoy en día y que heredaron siglos atrás.

La nacionalidad no significa ser lo mismo, “todos somos diferentes, por tanto hablamos de unidad en la diversidad. En Sudáfrica cometimos el error de usar nuestra diversidad para dividirnos, porque quienes estaban en el poder vieron en esa coyuntura un instrumento para dividir; pero hemos descubierto una fuerza en nuestras diferencias”.

El embajador de la República de Angola en México, Excelentísimo señor Leovigildo da Costa e Silva, sostuvo que las generaciones históricas y las contemporáneas de personas africanas y afrodescendientes forman parte de la sociedad mexicana actual, y el mestizaje y las diferencias entre estos grupos han enriquecido y transformado a la sociedad mexicana a partir del periodo colonial.

La primera secretaria de la Embajada de Brasil en México, Sra. Tatiana Esnarriaga Arantes Barbosa, señaló que Brasil es el segundo país con mayor número de afrodescendiente en el mundo, 54 por ciento de la población total, además de que la influencia africana es inmensa en todos los aspectos de la cultura de ese país.

Brasil fue la última nación del continente en abolir la esclavitud en 1888 y todavía está marcado por los efectos heredados por esta circunstancia, las consecuencias económicas y sociales de esa situación se arraigaron profundamente en la sociedad y siguen presentes en su cotidianeidad, es decir, la discriminación y la desigualdad racial todavía persisten de manera profunda.

A pesar de los avances logrados, esa nación sudamericana sigue lejos de superar el abismo racial, por eso hay que perseverar en acciones afirmativas de promoción de derechos de ciudadanía plena para todos los brasileños y en especial para los grupos menos favorecidos.

“Los afrodescendientes son una parte indisociable de nuestro ethos nacional como brasileños, y nosotros lo valoramos mucho y nos sentimos muy orgullosos de ello”, enfatizó la Secretaria.