Por: Redacción

La interdependencia vital entre los seres humanos, las otras especies y el planeta está olvidada, pese al carácter ancestral del culto a la Tierra –llamada Ñuke Mapu por los mapuches– la cual está presente en muchas culturas como símbolo de fertilidad, provisión sagrada y fuente de vida, señaló el doctor Luis Ayala Pérez, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Para ello “es fundamental la educación ambiental y fortalecerla desde temprana edad para reconocer la interacción que hay entre nuestra existencia y la salud del mundo”, sostuvo el coordinador de la Maestría en Ecología Aplicada de la Unidad Xochimilco.

En 2009 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, con el objetivo de concientizar a la población sobre los problemas de contaminación y el cuidado de la naturaleza.

Así se reconoció que esta expresión es común en varias regiones y países y se exhortó a los Estados miembros, órganos de las Naciones Unidas, organismos internacionales y regionales, organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil a que observen su relevancia.

Cada vez es más importante y necesario resaltar el compromiso de cuidar los recursos naturales, “ya que nuestra propia existencia depende de que los ecosistemas se encuentren en buenas condiciones”, aseveró el especialista.

Estas iniciativas son trascendentes y han venido cobrando importancia desde la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, un momento decisivo en las negociaciones internacionales sobre medio ambiente y desarrollo.

Estas medidas hacen énfasis y “buscan incidir en el cuidado de nuestro planeta y sus ecosistemas, así como los recursos naturales con los que contamos”, explicó.

Aunque México tiene la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, entre otros instrumentos, aún debe profundizarse en la instrucción y concientización sobre esos temas.

Para el docente del Departamento de El Hombre y su Ambiente es necesario integrar los aspectos ecológicos a los planes y programas de estudio, fortalecer a nivel regional el trabajo de investigación sobre las condiciones locales y hacer más accesible la información sobre esos asuntos.

Esto puede lograrse con el apoyo de los medios masivos de comunicación, el acceso a materiales de difusión y “más canales culturales que divulguen la situación de la contaminación o las mismas relaciones ecológicas entre los organismos y su ambiente”.

La UAM tiene un papel muy importante en la generación de conocimiento y la promoción de buenas prácticas ambientales, ya que integra en sus planes de estudio licenciaturas específicas para formar personas capacitadas en esas áreas; no obstante aunque tales iniciativas pueden coadyuvar, aún falta mucho por hacer, “los cambios culturales son los más complicados de desarrollar, si se busca una modificación habrá que incidir desde edades tempranas de manera muy precisa”.

Hay que llamar siempre la atención a una responsabilidad colectiva, “tenemos que darnos cuenta de nuestro estilo de vida y de cómo tiene una repercusión en el hábitat”.

Por ello es importante revisar aspectos como la basura que se genera y la cantidad de agua o energía eléctrica que es consumida para generar pequeños modificaciones que representen una gran diferencia en el cuidado del ambiente, pues “urge ser más conscientes de ello”, concluyó Ayala Pérez.

El lunes 22 de mayo se realizará un ciclo de charlas y conferencias en el marco del Día Internacional de la Diversidad Biológica, que tendrán lugar en el Auditorio Vicente Guerrero de la Unidad Xochimilco de la UAM, a partir de las 9:00 horas.