• Según el IME, México es el país de América con el mayor número de víctimas de la esclavitud moderna

Por: Redacción/

Aun en la actualidad el fenómeno de la neoesclavitud es el problema nacional y global más grave que enfrenta la humanidad, porque no sólo afecta los derechos humanos, sino la integridad personal de quien lo padece, señala el doctor Eduardo José Torres Maldonado, académico de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“En México el riesgo está a la orden del día con las agravantes de corrupción e impunidad generalizada, pues frente a este flagelo nadie es invulnerable y el peligro puede presentarse en cualquier oportunidad, lugar y momento”, sostiene en el artículo SOS México. La neoesclavitud: Tendencias mundiales más relevantes y su impacto en los derechos humanos en el México del siglo XXI.

El abogado, sociólogo y analista político considera que aun cuando ha habido cierto progreso formal legislativo, policiaco y judicial en el mundo, el sistema judicial en el país es quizá el más grande lastre del subdesarrollo histórico.

“La neoesclavitud contribuye a presentar a la nación como una distopía social, espejo glocal humeante del futuro para el mundo, toda vez que aumenta el número de personas desaparecidas al contabilizar 13 por día; de acuerdo con un reportaje de investigación 2014 fue el año de más desaparecidos o extraviados en los últimos siete, pues se registraron cuatro mil 936 de enero a octubre”.

Torres Maldonado indica en el texto publicado en el libro El pulso de la economía mundial, coordinado por los doctores Ricardo Buzo de la Peña y José Alfredo Sánchez Daza, que aun cuando las fuentes de datos son todavía incipientes e iniciales son suficientes para dar un primer diagnóstico de este gran problema nacional y global, con una visión interdisciplinaria.

Sin embargo, entre los retos teóricos, metodológicos, científicos y culturales planteados están estudiar cómo impacta la violencia, complejidad, amenaza e incertidumbre de la neoesclavitud en la cohesión e integridad social nacional.

“Lo cierto es que es un problema global grave, urgente y prioritario para el desarrollo económico de orden mundial, regional y nacional, del cual México es un claro ejemplo negativo, extremo y complejo de un caso local por las distintas dimensiones y manifestaciones de este fenómeno socioeconómico”, refiere.

La esclavitud representa sufrimiento y dolor suspendidos o congelados en el tiempo –incierto e impredecible que puede prolongarse toda la vida–, en tanto no se sepa la suerte de las víctimas o no puedan ser liberadas.

“La brutal explotación y el genocidio que envuelve nos hace ubicarla como un terrible delito, un grave ilícito individual y un crimen masivo de lesa humanidad, uno de los más grandes de todos los tiempos, por su capacidad violenta y destructiva de la dignidad humana y el avasallante número de transgredidos, pues nunca hubo tantos esclavos en el mundo como hoy”, enfatiza.

El profesor del Departamento de Derecho del citado campus refiere que la neoesclavitud en su modalidad de trata de personas impacta profundamente en los perjudicados –muchos de las cuales no son liberados hasta su muerte– siendo el Estado de México, Tlaxcala, zonas de Puebla e incluso la Ciudad de México, los espacios clave en el proceso y etapas de este fenómeno.

El municipio de Ecatepec es considerado uno de los lugares más arriesgados del país y “nicho también de ese flagelo, mientras que las alcaldías Iztapalapa, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero han sido señaladas como lugares de alta peligrosidad”.

De acuerdo con resultados del Índice Mundial de Esclavitud (IME. 2014), México es el país de América con el mayor número de vulnerados de la esclavitud moderna con 266 mil 900 personas sometidas a trabajos forzados, explotación sexual, servidumbre por deudas y matrimonio servil forzado; seguido de Haití, Brasil y Colombia.

Mientras que como lugar de origen, tránsito y destino de individuos nacionales y migrantes es también lugar de explotación, retención y exportación de víctimas de la esclavitud como lo demuestra el caso de Tenancingo, donde al parecer una buena parte de su población se dedica particularmente a la industria de la captura, retención, esclavización y exportación de mujeres cautivas para ser colocadas en el mercado internacional de la esclavitud.

Sin dejar de lado las desapariciones que han ido en aumento, así como la “tendencia alarmante en el creciente aumento de niños y niñas como afectados de la neoesclavitud”, que obligan a emitir con urgencia un SOS nacional y mundial sobre esta gran y masiva violencia global de derechos humanos.

Este primer diagnóstico nacional para dimensionar esta catástrofe en términos aproximados pero confiables es sólo la “punta del iceberg de este fenómeno socioeconómico que representa una de las tres grandes industrias criminales de la economía negra mundial”, puntualiza el académico.