Por: Redacción/

Los daños materiales y las pérdidas humanas por el sismo del 19 de septiembre pasado revelaron la necesidad de revisar e implementar protocolos de seguridad en las áreas de trabajo, hogares, centros educativos y espacios públicos para avanzar en su difusión, afirmó la maestra María de Jesús Gómez Cruz, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La directora de la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la Unidad Xochimilco expresó que una evaluación del proceder de la población –durante y momentos posteriores al terremoto– mostró que en diversos lugares no fue correcto, ya que se presentaron escenas de confusión y desorden debido a que no fueron identificadas las áreas de seguridad para resguardarse.

Los simulacros deben ser asumidos y efectuarse con toda seriedad e insistirse en que las indicaciones marcadas por los protocolos sean perfectamente comprendidas y ejecutadas durante el ejercicio.

Las políticas de protección civil instituidas en el país para los movimientos telúricos y otros desastres naturales “son correctas, pero no son asumidas con responsabilidad, no hay que olvidar que la diferencia entre la vida y la muerte reside en una adecuada educación de cómo actuar ante los fenómenos naturales”.

La especialista en diseño de los asentamientos humanos aseveró que la capital del país demanda una adecuada planeación del uso de los espacios urbanos, debido a que hasta ahora el sector inmobiliario ha beneficiado el desarrollo descontrolado, generando la pérdida de las áreas de recreación para la comunidad y poniendo en una situación de vulnerabilidad a todos.

Los mapas de riesgo deben ser respetados para que no se construya en zonas de peligro y la reglamentación de edificaciones tiene que ser estricta para evitar inmuebles irregulares con más departamentos y niveles de los permitidos, y que los materiales empleados garanticen calidad y seguridad a los propietarios.

El diálogo entre la sociedad civil, las autoridades y las constructoras tendrá que ser el camino a seguir para alcanzar acuerdos respecto de los reglamentos para planificar la ciudad y los asentamientos humanos de manera concertada, correcta, con menores grados de vulnerabilidad ante los desastres naturales, propiciando así la resiliencia de la ciudad y su población.

La lección que deja el terremoto es que a partir de este momento deben replantearse nuevos mecanismos para realizar los simulacros y alcanzar una mayor efectividad, incrementar su frecuencia bajo escenarios diversos de emergencia y establecer mecanismos de medición que certifiquen que los sujetos son capaces de moverse con seguridad en todas sus áreas de trabajo, casa y colegios.

“Como sociedad, sin duda, saldremos fortalecidos, la experiencia nos dejará mejor preparados ante futuras contingencias; habrá mayor solidaridad y cuidado en los centros de trabajo y las escuelas porque se entenderá que los ejercicios antisismos nos ofrecen conocimiento para reaccionar con orden y respeto”.

Para mejorar los sistemas de búsqueda, la docente sugirió imponer con carácter de obligatorio, tanto en oficinas como en planteles escolares, registros eficientes de las personas que ingresan a las instalaciones con sus contactos de emergencia para tener certeza de cuántos individuos habría que buscar y avisar a sus familiares para evitar la incertidumbre.

Aún es pronto para evaluar si la población estuvo mejor preparada para afrontar el siniestro pasado en relación con el ocurrido hace 32 años, porque las condiciones fueron diferentes, en horas, circunstancias y extensión hacia algunas áreas geográficas que hace años no resultaron con afectaciones, y “pese a que hoy existe mayor información, el comportamiento y la actuación de la comunidad y las autoridades pueden mejorar”.

Es un hecho que “la información acumulada en años ha servido para saber que hay que salir del lugar o que debe buscarse una zona de seguridad”, por ello “es necesario insistir en la reeducación y en el conocimiento actualizado de los protocolos de seguridad para que otro terremoto no produzca tanto desconcierto”.

También es imperioso establecer mecanismos de comunicación veraces y precisos, “porque en las redes sociales es manejada, en muchas ocasiones, información confusa que sólo genera desconcierto, cuando para saber actuar de manera correcta es fundamental acceder a datos confirmados y verificados, por lo que se hace necesario un llamado al uso responsable de esos sitios en internet”.