• La palabra linchamiento proviene del término “Lynch Lawn” que se origina en la guerra de Independencia Norteamericana, por el castigo que el Juez Charles Lynch dio hacia un grupo del imperio británico que con anterioridad ya había sido absuelto por un jurado.

Por: Nilda Olvera/

En la tarde, cuando decenas de niños salían de la escuela, Antonio, habitante de la colonia Jaime Torres Bodet, a quien se le cambió el nombre para proteger su identidad, se cruzó de regreso a su casa con una horda de vecinos y padres que rodeaban a tres hombres que no dejaban escapar, debido al enojo y miedo que crecía por los rumores sobre que éstos eran secuestradores que momentos antes se llevaron a unos niños de la primaria “Popol Vuh”. 

Espacio en el que fueron capturados y en el que inicio una serie de golpizas que llevaría a la muerte a dos de las víctimas. “Lo que no sabían es que estas personas eran unos policías que venían en cubierto” señaló Antonio.

Se trataba del Subinspector Víctor Mireles Barrera y los suboficiales Cristóbal Bonilla Martín y Edgar Moreno Nolasco, elementos de la entonces Policía Federal Preventiva (PFP), que aquel 23 de noviembre de 2004, vestidos de civil arribaron en un vehículo de la marca Focus, color gris para realizar una investigación encubierta contra el narcomenudeo en Peña Alta. 

Moreno se encargó de tomar fotografías y videos cuando a la gente le causo inseguridad, a pesar que se identificó y comentó las razones del porqué estaba ahí, no fue impedimento para que aumentara la desconfianza de los que se hallaban. 

“Los amarraron y empezaron a llamar a más gente, sabes que aquí se le dice llamar gente cuando tocas la campana para que acudieran ayudar” volvió a mencionar. 

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La palabra linchamiento proviene del término “Lynch Lawn” que se origina en la guerra de Independencia Norteamericana, por el castigo que el Juez Charles Lynch dio hacia un grupo del imperio británico que con anterioridad ya había sido absuelto por un jurado. 

De acuerdo con el “INFORME ESPECIAL SOBRE LOS LINCHAMIENTOS EN EL TERRITORIO NACIONAL” de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la expresión se empezó a ocupar para la captura de ladrones. 

Actualmente estas acciones que se dan en el territorio y en algunas partes de América Latina son utilizadas por los ciudadanos para hacer justicia por su propia mano sobre los actos delictivos que han ido en aumento en los últimos años. Que en su mayoría quedan impunes al igual que los participantes de los linchamientos. 

Conforme al artículo “Los linchamientos en México en el siglo XXI” de Gamallo, L, la mayor cantidad de linchamientos se dan en la Zona Metropolitana, en su mayoría estos delitos no son denunciados debido a la percepción que hay con el desempeño policiaco, que junto con las instituciones de seguridad se les acusa de ser las causantes del incremento de las agresiones. 

Las cuales se les puede clasificar como de grado alto: en los que se convoca a mucha gente por medio de mecanismos, grado medio: que implica la negociación de demandas en una localización azarosa, y grado corto: en el que hay menor participación de individuos en situaciones más efímeras. 

Aunque varían sus características, todas tienen en común una gran coordinación y la amenaza pública, que se da en medio de una crisis de autoridad, esto acorde con los autores Rodríguez, R y J. Mora en su obra “Los linchamientos en México: entre el Estado de Derecho y los usos y costumbres”. 

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Para la Lic. Ana Hernández Sierra, abogada con especialidad penalista, a quien se le entrevistó, las causas del porque se lincha es por “la falta de previsión del delito, falta de protección de las autoridades y falta de denuncias de delitos ante las autoridades e intimidación de las autoridades al denunciar” 

Por lo que “no hay cifra exacta para describir el índice de esos delitos, debido a que participa la mayoría de la comunidad, misma que en calidad de cómplices se protegen entre sí” y “partiendo de que la mayoría de los casos ni siquiera las autoridades pueden intervenir, por enardecimiento de la misma comunidad no hay indiciados a proceso” afirmó. 

Y es que, lo que limita a que se les castigue es “la impunidad ante las autoridades debido a que la puesta a disposición no se lleva a cabo y al realizar la investigación judicial se carece de testigos ya que los mismos son los iniciados” comentó la Lic. Hernandez. 

Asimismo, se refirió a que si las autoridades policiacas no intervienen en su detención es “porque ante un grupo representativo no pueden intervenir los pocos elementos con los que se cuentan”.

Y si en dado son detenidos los casos serán manejados en el ámbito legal “por denuncia o querella (petición de partes). Por denuncia son delitos que persiguen de ofició tales como, delincuencia organizada, homicidio, violación, feminicidio. Para los delitos de menor impacto es a petición de partes, robo a casa habitación, hechos de tránsito” y se le someterá a proceso si “de la detención por los elementos de seguridad ciudadana “policías” y que se haga la averiguación pertinente y que se denuncié el hecho”, indicó. 

Por lo que pueden recibir una pena de 12 a 24 años de prisión de acuerdo al código penal federal al artículo 307 la imputación para el homicidio simple intencional. 

No obstante, aunque son muy conocidas los lugares en los que se dan los linchamientos, no se intervienen ya que “es zona cero, cero tolerancias, cero seguridad policial y la aplicación de los usos y costumbres. Que impide la ejecución de la sanción penal”.

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Al pasar las horas la situación se agravó, las calles se cerraron y se prohibió el paso al transporte público. El pueblo que impartía justicia propinada a golpes, aún no quedaba satisfecho. 

“Para la noche a estas personas ya los habían amarrado y empezaron a sacar la gasolina”, indicó Antonio que recordó cómo se escuchaban los gritos que decían “¡que los van a quemar, ayuden que necesitan cuerdas!”. 

No era la primera vez surgía este tipo de problemas, sumergidos en asaltos, secuestros, robo a casas e inclusive violaciones, los pobladores de la Delegación Tláhuac habían manifestado su inconformidad ante la falta de atención de las autoridades. “Se han pedido patrullas y llegan tres o cuatro horas tarde o no llegan” exclamó. 

Esto ha generado que en varias partes de la delegación se coloquen pancartas que advierten a que se abstengan de robar o sino serán sometidos a linchamientos de aquellos que han creado estrategias para poder llevar a cabo. 

Y en Peña Alta, los antecedentes de personas que gritaban que venían “Los Zetas” ya habían infundido los estragos del pánico de los habitantes, que para protegerse otorgaban palizas.   

Esa amenaza que ocurrió noche causó la angustia de más de una familia que apagaron las luces y guardaron silencio por miedo a ser el objetivo del enfurecimiento de la turba o de los agentes que llegaron para ofrecer apoyo a sus compañeros agredidos. 

Al final la ayuda sólo la recibió Moreno que fue rescatado muy herido sin sus compañeros, pues al pasar de las nueve de la noche los elementos Mireles y Bonilla se les asesinaron y quemaron: De ese par de policías únicamente quedaron los restos calcinados en medio de la calle que eran centro de atención para los uniformados que no intervinieron y en los alumnos de secundaria que pasaban. 

Quienes creían que todo había terminado no se imaginaron que esto sería el comienzo de una cacería de responsables que duraría por varias semanas aledañas a los hechos. 

Al día siguiente las cuadras estaban desiertas y el sonido de helicópteros resonaba a los alrededores, “sabían que ya la habían regado y que esto no se iba a quedar así”, indicó Antonio. Cientos de uniformados se desplegaron por el “Operativo Ciclón” en Torres Bodet para capturar a los asesinos de sus compañeros.

A nadie dejaban salir y entrar, sin orden de cateo y aprehensión se detenía a los sospechosos de los que se tenía su fotografía o imágenes en los videos de los distintos medios de comunicación, “los policías se prestaron a esos actos vandálicos que pasaban después, golpear gente inocente” refutó. 

A la vez, que indicó que los “policías pagaban a las personas para meterse a las casas” o “irrumpían con un buen de policías y decían yo te vi, y se los jalaban” para las patrullas.

En total se detuvieron a 32 personas, de las cuales seis cumplen una sentencia de 46 años y 6 meses, “hay personas que conocemos que todavía están en prisión por esas razones, hay algunos que si se la ganaron y otras que la verdad que no” confirmó de nuevo. 

Después de los eventos, en los que se destituyeron a diversos funcionaros, en los pobladores se quedó una herida que no les gusta recordar. “Eso era un tabú no se podía hablar a ciencia cierta y libremente en la calle y hasta la fecha no se puede hablar del todo bien, solamente entre familia” mencionó

Por miedo a que se repitieran las consecuencias Antonio ha dicho que ya no ha habido linchamientos de ese grado de magnitud, pero si golpizas a los ladrones que se meten a los hogares, “si se meten tal vez a tu casa sin ningún problema puedes quitarle la vida alguien y es la mentalidad que tienen muchas personas aquí”. Un método utilizado para proteger el patrimonio y familia que no es juzgado por los demás, a pesar que hace más de 15 años estos actos se cobraron la vida de dos hombres quienes se les señalaron de ser roba niños que jamás existieron.