Por María Manuela de la Rosa Aguilar.

Guerra, muerte y devastación es lo que define al mundo hoy día, amén de una crisis de identidad cada vez más evidente, con el aumento de regímenes totalitarios con la expansión de ideologías de izquierda, la persecución religiosa por un lado y el terrorismo islámico por el otro.

Sólo en poco más de una semana e han sucedido inundaciones que han devastado a diversos países, que según los expertos se debe al cambio climático, atribuido generalmente a las emisiones de carbono por la intensiva industrialización y  producto de las actividades del hombre con el crecimiento exponencial de los vehículos de combustibles fósiles e incluso debido a las emisiones del ganado,

Nada se dice del uso del armamento en todo el mundo, incentivado por la industria armamentista, que también genera calor; y las guerras que actualmente están acabando con países enteros, atribuyendo las emisiones orgánicas al ganado a efecto de promover un cambio en la alimentación encaminado a la ingesta casi exclusiva de vegetales, soslayando que la proteína animal es indispensable para una buena alimentación, requerida no sólo para mantener el tejido musculoso, sino para el cerebro, que requiere de proteína para su buen funcionamiento.

El caso es que la tormenta Daniel azoló a varios países de Europa, ya que debido a un sistema de bajas presiones, como suele suceder para la formación de las tormentas, la tormenta tuvo efectos parecidos a un huracán o tifón que sumergió a pueblos enteros.

En Grecia murieron 15 personas a consecuencia de las inundaciones, pero luego se produjeron incendios forestales que arrasaron unas 150,000 hectáreas y la temperatura del mar registró temperaturas muy superiores a la normalidad.

En Turquía se registraron 7 muertes y de las zonas boscosas bajaron ríos de lodo que a su paso arrancaron los árboles y en Estambul la ciudad tuvo inundaciones repentinas que provocaron al menos un par de muertes y cuatro desparecidos.

En Bulgaria hubo inundaciones graves y al menos se registraron dos muertes y  tres desaparecidos en la costa del Mar Negro; los ríos se desbordaron causando destrozos en carreteras y puentes, así como en el sistema eléctrico, por lo que el servicio eléctrico tuvo que ser suspendido.

La tormenta de desplazó por el Mediterráneo, ganando fuerza por las inusuales  altas temperaturas del mar, produciéndose lluvias torrenciales en el Noreste de Libia. Estas precipitaciones provocaron el colapso de dos presas y por la fuerza de la presión se produjo una ola de 7 metros de altura; el agua se precipitó hacia la ciudad costera de Derna, arrasando barrios enteros, provocando una tragedia tan inusitada que murieron mas de 11,000 personas y unas 10,000 siguen desaparecidas y es posible que muchas hayan sido arrastradas hacia el mar o sepultadas entre los escombros, ya que la mayor parte de la infraestructura ha quedado en ruinas. A esta tragedia se une la de la guerra intestina que desde la guerra civil del 2011 no ha cesado y actualmente el país está fragmentado por posiciones rivales de los líderes políticos que se disputan la administración del gobierno, en un país que llega una década de guerra civil. El conflicto y la inestabilidad en Libia han sido un gran obstáculo para el ingreso de la ayuda humanitaria. Y en tanto, el pueblo es el que lleva la peor parte.

Asia también ha sufrido por los efectos de los Tifones convergentes Saola y Haikui que al chocar produjeron fuertes tormentas durante la primera semana de septiembre, provocando daños generalizados en la región.

En la isla de Taiwán decenas de miles de residentes se quedaron sin energía eléctrica y tuvieron que ser evacuadas unas 7,000 personas.

En Hong Kong se tuvieron que cerrar escuelas y comercios durante dos días y una semana después la ciudad fue azotada por una repentina tormenta que en pocos minutos inundó estaciones de metro y mucha gente quedó atrapada en las carreteras.

 En varias partes del Sur de China también se sucedieron las tormentas y el gobierno reportó 1,206 árboles que fueron arrancados de raíz, 18 inundaciones. Los vientos llegaron a alcanzar hasta 210 kilómetros por hora en algunas partes del Océano Pacífico, tocando tierra a unos 175 kilómetros por hora, se registraron 21 muertes y un millón doscientos mil personas tuvieron que ser evacuadas; el inicio del ciclo escolar se pospuso en 13 ciudades; se ordenó el retorno de 80,000 barcos; y en la ciudad de Macao se decidió cerrar los casinos, acción poco usual. Y en lo que respecta a China continental se activó la alerta máxima, que cabe decir, sólo ha sido activada durante 16 veces desde la II Guerra Mundial.

Las tormentas tropicales en América se suceden cada año, con consecuencias cada vez más devastadores, por el deslizamiento de tierra, los ríos de lodo que se llevan pueblos enteros por las temperaturas cada vez más altas con agua cálida y la humedad de la atmósfera.

En Brasil se registraron más de 30 muertes por las lluvias torrenciales e inundaciones por el desbordamiento del Río Grande, el pero desastre natural en 40 años.

En Estados Unidos, en el Desierto de Nevada se registraron precipitaciones pluviales de manera sorpresiva, noticia que trascendió debido a que cientos de miles de personas se habían congregado para el Festival Burning Man, quedaron atascadas por el lodo, por lo que unas 72,000 personas tuvieron que permanecer ahí en miles de vehículos durante dos días y los servicios de emergencia tuvieron que ir al lugar para atender a las personas que presentaron problemas de salud.

Pero las inundaciones en Estados Unidos cada vez son más frecuentes y devastadoras, sobre todo en el estado de Florida, aunque la cosmopolita ciudad de Nueva York ha estado padeciendo por graves inundaciones en los últimos años, por lo que la tendencia es que este tipo de fenómenos se vuelvan cada vez más comunes, dejando millones de damnificados.

Pero no Sólo estados Unidos sino América Latina en general cada año se ve asolada por la temporada de huracanes y la tragedia pareciera ser ya parte del paisaje regional, donde es cada vez más frecuente ver pueblos sepultados por el lodo. La tragedia de cierne sobre todo en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Chile Bolivia, el Paraguay, México y  Argentina, en donde los gobiernos se ven a menudo desbordados para dar asistencia oportuna a la población.

Y de otros conflictos tanto o más graves hablaremos después….