Por: Redacción/

Las políticas púbicas en México son desarrolladas a menudo de manera casi improvisada, sin un trabajo previo de participación de los actores involucrados que identifiquen sus deficiencias y aciertos para generar una administración de buena calidad, advirtió la doctora Abigail Martínez Mendoza, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Durante el Primer coloquio de cuerpos académicos y áreas de investigación de gestión y política pública, organizado en la Unidad Cuajimalpa de la Casa abierta al tiempo, la doctora en Estudios Sociales agregó que los ciudadanos organizados están empujando para que se propongan nuevas formas para implementar o evaluarlas.

La gobernanza, entendida como la capacidad de los gobiernos para atender y administrar las necesidades y demandas de los diferentes sectores de la sociedad, está ligada de manera directa al tema de la democracia, y en el país van apareciendo nuevos actores que están solicitando atención a sus demandas.

Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos “de a pie” no tiene incidencia en estos procesos porque no existen mecanismos para organizarse, ya que si bien existe un marco legal que les permite involucrarse en el diseño, la implementación y la evaluación de programas y políticas públicas, generalmente se trata de grupos organizados en asociaciones, agrupaciones o cuerpos académicos.

La académica del Departamento de Procesos Sociales de la Unidad Lerma explicó que a pesar de que esta instrumentación debería plantearse como un mecanismo de contrapeso, la realidad muestra que no es así y terminan siendo diseños a modo, lo que no puede entenderse como una práctica democrática.

La experta planteó la necesidad de revisar cuáles son los instrumentos y el marco legal que indiquen el sentido, la definición o incluso qué es lo que se está considerando como participación y como actores.

El abanico de políticas públicas y de sectores se ha vuelto cada vez más complejo. Por un lado están las de garantía, regulatorias, distributivas y redistributivas, pero ahora también existen las de atención especial y de éstas se puede hacer un listado inmenso que provoca que el esquema –dejando a un lado las demás etapas– se particularice tanto que a veces se vuelve imposible su ejecución o se queda sólo en el papel.

Acerca de los instrumentos de participación para el diseño e instrumentación de las políticas públicas, Martínez Mendoza puntualizó la necesidad de tener una postura crítica y observar que en efecto el marco legal en esta materia es grueso y muy complejo, pero no necesariamente eficiente, por lo que “la propuesta sería justo en el sentido de adelgazar nuestro marco legal para volverlo eficaz”.

La gestión para sostener y concretar esas políticas públicas no consiste sólo en emitir el instrumento o los lineamientos para implementar determinado programa o acción, sino que se tendrían que establecer también los mecanismos por los cuáles se va a poner en práctica y cómo se va a evaluar.