Por: Redacción/

Coincidimos con el Presidente de la República de que no hay mejor política exterior que la política interior.

Por lo tanto, habremos de analizar hoy en este primer ejercicio de rendición de cuentas, en este primer ejercicio de transparencia, el desempeño que ha tenido quien al mayoría del pueblo mexicano decidió que gobernara el país y que tuviera esta histórica mayoría en el Congreso de la Unión.

El informe de constituye un ejercicio republicano de rendición de cuentas, en donde el Titular del Ejecutivo Federal de México rinde parte, tanto al Poder Legislativo, como al Pueblo de México, de las actividades que se realizaron durante el primer año de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Para nuestro Grupo Parlamentario, el del Partido del Trabajo, la Cuarta Transformación consiste en un cambio de régimen en el que se consolida una auténtica democracia sustantiva y en la cual la soberanía se ejerce auténticamente desde el pueblo y para el pueblo.

Para transitar de una mera democracia procedimental a una democracia participativa, se presentó la iniciativa de reforma constitucional en materia de revocación de mandato del Presidente de la República como un derecho de la ciudadanía para expresar su deseo de continuar, o no, con un gobierno determinado. La iniciativa, por cierto, aún está pendiente de dictaminación en esta Cámara.

Con ello nos queda claro que, la Cuarta Transformación no implicó un cambio de gobierno, sino un cambio de régimen.

Uno de los aspectos más trascendentes de éste es la separación del poder político del poder económico con el objetivo de eliminar la posibilidad que a través de una relación se sigan desviando recursos para el enriquecimiento de unos cuantos.

En un primer paso por separar al poder político del económico, el 20 de mayo de 2019 se publicó en el Diario Oficial de la Federación diversos decretos para terminar con el esquema de las condonaciones fiscales que tanto lastimaban al pueblo de México.

Para poder lograr lo anterior, es importante combatir la corrupción. La estrategia anticorrupción del Gobierno de México se encuentra compuesta por cinco ejes principales: impulsar la austeridad republicana, ciudadanizar el combate a la corrupción, relanzar el servicio profesional de carrera, democratizar las tecnologías y proteger la denuncia y a los alertadores internos.

Así, se ha implementado un nuevo paradigma de los programas sociales: que estos lleguen de manera directa a la gente y sin intermediarios, todo esto a través de la Tarjeta del Bienestar.

En el Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo aplaudimos la gran labor que el Gobierno de México está realizando para combatir y erradicar la corrupción.

Sin embargo, en estas carteras aún quedan retos pendientes para evitar que el cáncer de la impunidad continúe afectando a nuestro país. Por ello, es necesario que se desahoguen de manera rápida y adecuada las investigaciones de casos de corrupción paradigmáticos, entre ellos Odebrecht y la Estafa Maestra.

Desde que se aprobó la reforma constitucional en materia de derechos humanos el pasado 10 de junio de 2011, el Estado mexicano tiene la obligación primordial de respetar, proteger, promover y garantizar los derechos humanos.

La política interior del país debe enfocarse en su protección y salvaguarda. Por ello, hubo un cambio radical en el enfoque en la lucha contra la inseguridad y por la construcción de paz en el territorio nacional.

Uno de los grandes retos que quedan pendientes aún en la actual administración es la construcción de paz y el combate a la inseguridad; problemática heredada de la mala e imprudente toma de decisiones de las administraciones anteriores.

La inercia en materia de seguridad obligó al gobierno de la Cuarta Transformación a dar un giro de timón de 180 grados. Ahí participamos de manera decidida los legisladores, se logró pasar de una política meramente policíaca a una política social de prevención del delito.

Para erradicar la corrupción y la inseguridad, el gobierno de México tiene por objetivo atacar sus causas de raíz. Por ello, se ha planteado como objetivos primordiales garantizar el empleo, fortalecer la educación, proveer a la población de salud y de bienestar.

Celebramos la decisión de pasar de una cultura bélica a una cultura de la paz.

Estamos conscientes, como Grupo Parlamentario, que hay muchos retos aún para transformar a nuestro país, pero también estamos seguros que estamos en el camino y en la ruta correcta.