• El Ejército trabaja más allá de sus obligaciones, calladamente y con lealtad, sin importar lo extremo de su carga. Su poder es la voluntad y la disciplina, no para la toma de decisiones.

Por: María Manuela de la Rosa A./

El anuncio de la exoneración del general Salvador Cienfuegos Zepeda por parte de la Fiscalía General de la República no sólo ha causado sorpresa, sino una gran polémica, en donde incluso diversas organizaciones de la “sociedad civil” piden la renuncia del Doctor Alejandro Gertz Manero y no pocos analistas han venido mencionando que el poder del Ejército se impuso, incluso se ha dicho que cada vez es mayor el poder de las fuerzas armadas, dado que el ejecutivo federal le ha encomendado muy diversas tareas que forman parte de su proyecto de gobierno y han sido prácticamente su emblema desde la campaña. Sin embargo, quienes afirman tal cosa definitivamente están muy alejados de la realidad castrense. Y en gran medida porque el Ejército y Fuerza Aérea, por tradición, mantiene un gran hermetismo, dejando espacio a la especulación.

Si bien las fuerzas armadas han sido enviadas a cumplir con tareas que por naturaleza no les corresponden y dada la actual situación de inseguridad mantienen casi una omnipresencia en la vida nacional, no significa que tengan más poder; más bien, están haciéndose cargo de tareas de otras dependencias por mandato de su comandante supremo. No tienen mayores facultades y menos mayor poder, sino una carga de trabajo excesiva.

El Ejército trabaja más allá de sus obligaciones, calladamente y con lealtad, sin importar lo extremo de su carga. Su poder es la voluntad y la disciplina, no para la toma de decisiones.

Se ha mencionado que los generales exigieron la liberación del general Cienfuegos. Imposible. Su lealtad es con las instituciones. El respeto al general ex secretario se mantiene intacto, pero no implica complicidad y menos infringir la ley, puesto que hubo respeto absoluto al debido proceso. Cuando se le detuvo en los Estados Unidos, la Secretaría de la Defensa permaneció callada, expectante, respetuosa. Porque de demostrarse los delitos, el Código de Justica Militar es lapidario, ya que no se puede permitir, por el bien de la institución, ni la más leve de las faltas, menos de un general, que por norma debe ser modelo de las más altas virtudes.

Si la DEA logró la detención del general Cienfuegos, tendría que haber sustentado suficientemente los delitos que se le imputaban, porque se trata de una de las agencias más informadas del planeta en torno al narcotráfico y se entiende que las instancias de justicia norteamericana gozan de un gran prestigio y credibilidad.
Esa detención cimbró al mundo, por la importancia del detenido. Y, sin embargo, días después, una juez determina su libertad, sin dejar de mencionar que lo hace por disposición del Fiscal General de los Estados Unidos. Una decisión realmente sorpresiva.

Y ya en México queda en absoluta libertad, garantizándole sus derechos ciudadanos. Estados Unidos envía el expediente de más de 700 folios y la Fiscalía mexicana se ocupa del caso, que una vez estudiado anuncia su exoneración, dado que no encuentra ningún fundamento para acusar al general ex secretario. Y va más allá, el Doctor Alejandro Gertz Manero anuncia, indignado, que procederá legalmente contra las autoridades norteamericanas ante instancias internacionales, porque no hay ni el más mínimo sustento de las acusaciones y prácticamente se calumnió al general con afirmaciones absurdas sin fundamento, incluso ridículas. De este tamaño fueron sus aseveraciones sobre la maniobra de la DEA, secundada por las autoridades judiciales norteamericanas.

¿Qué hay detrás de todo ello? Tal vez nunca se sepa, aunque siempre se generarán rumores y lo cierto es que el prestigio del general quedó en entredicho.

Lo que si sabemos es que:

La DEA ha gozado de una gran libertad y se mueve de manera independiente y ya se han dado no pocos casos de connivencia con narcotraficantes. Y tal vez sea una de las tareas pendientes del presidente Joe Biden, para que agencias especializadas como la DEA o la CIA no se vayan por la libre, actuando como entes independientes para usar su poder con fines muy ajenos al cumplimiento de sus misiones. Y no es casual que habiendo sido director de la CIA, George H. W. Bush padre logró llegar a la presidencia y luego su hijo, George W. Bush y su otro hijo John Ellis Jeb Bush fue gobernador de Florida, por cierto, casado con una mexicana.

Históricamente ha habido una actitud de soslayo y reserva de los políticos respecto al Ejército, tal vez porque el concepto de la lealtad es muy extraño y la disciplina les puede parecer accesoria. Muchos presidentes, antes de serlo, han mostrado incluso su desconfianza y desprecio por las fuerzas armadas; sin embargo, ya en funciones, se han dado cuenta de la calidad profesional, de la fortaleza institucional y de su inquebrantable lealtad, por lo que invariablemente han reiterado su reconocimiento al Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México. Los políticos, incluso amigos, oscilan de acuerdo a conveniencia, los militares permanecen incólumes.

El Fiscal General de la República mostró abiertamente su desagrado por una investigación, para él, mal elaborada y llena de irregularidades y con mucha seguridad anunció que acudirá a instancias internacionales. Se trata de un gran conocedor de la jurisprudencia, con una muy larga trayectoria política y si bien sus afirmaciones reflejan indignación y podrían parecer excesivas, ha dado suficientes elementos de juicio para dar crédito a la presunta farsa de la DEA.

El juego de la política busca desacreditar al adversario para obtener poder. Y es claro que se ve al Ejército como tal, porque tras todos los proyectos que se le han encomendado, ciertamente hay muchos intereses y a muchos quisieran encargarse de las obras y el pretexto ideal es poner en entredicho la exoneración del genera Cienfuegos, pues quien mejor para poner en duda al Ejército, interpretando como poder lo que en realidad es una responsabilidad mayúscula.

Ante la injerencia de la DEA en nuestro territorio, el poder legislativo ha tomado acciones para regular sus actividades en México.

Si bien las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos son de gran relevancia, históricamente han sido muy desiguales y más durante el gobierno de Trump, quien se dedicó a humillar a su vecino todo lo que pudo.

Lo que no sabemos es:

¿Qué motivó a la DEA para detener al general Cienfuegos? ¿Fue una venganza política porque durante su gestión impidió que hicieran de las suyas? ¿fue para presionar al gobierno mexicano? ¿realmente tienen información contra el general? Si así es ¿por qué no la exhibieron para entregar una investigación sólida?

¿Por qué liberaron al general? ¿por qué la orden salió del Fiscal General de los EU? ¿la información privilegiada que manejó el general ex secretario compromete a los EU o a altos funcionarios del gobierno de Trump? ¿realmente lo liberaron por cuestiones diplomáticas? Que raro, la justicia norteamericana no suele hacer concesiones. ¿Se dieron cuenta las agencias de inteligencia norteamericanas que era una jugada política? ¿fue una ocurrencia de Trump de la cual se retractó?

¿Por qué el fiscal Gertz Manero defiende con tanta vehemencia la honorabilidad del general? ¿la seguridad con que desvirtúa el expediente de la DEA se debe a su convicción o a su estilo protagónico? ¿Veremos próximamente una controversia internacional sobre le caso?

Algunas de las respuestas la tendremos seguramente.