• “La pandemia por COVID-19 nos ha llevado no sólo a redefinir la vida en lo social o en distintas dimensiones, sino también en lo pedagógico, planteándonos el reto de imaginar nuevos escenarios”, aseguró el doctor Noé Abraham González Nieto.

Por: Redacción/

La educación más allá de considerar sólo la construcción de saberes disciplinares, requiere de habilidades para la vida y una de ellas es el pensamiento de futuro que debe practicarse junto con los alumnos, aseguró el doctor Noé Abraham González Nieto, profesor visitante del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al dictar la conferencia virtual Futuro y prospectiva de la educación: diseño de ambientes de aprendizaje para una nueva educación en el siglo XXI, refirió la relevancia de ser inventivos frente a los desafíos contemporáneos y tratar de desarrollar destrezas de anticipación mediante la “alfabetización del futuro” y de las estrategias metodológicas que ofrece la prospectiva.

La pandemia por COVID-19 “nos ha llevado no sólo a redefinir la vida en lo social o en distintas dimensiones, sino también en lo pedagógico, planteándonos el reto de imaginar nuevos escenarios”, apuntó.

El doctor en Innovación Educativa por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey mencionó que en el plano mundial 220 millones de estudiantes de nivel superior vieron interrumpidas sus trayectorias universitarias, es decir, 99 por ciento, y en el caso de América Latina afectó a 27 millones, mientras que en México se experimentó un cierre completo de escuelas durante 53 semanas y hasta junio de 2021, 20 por ciento de ellas seguían cerradas.

“Cuando el alumno y yo mismo como educador empiezo a imaginar vívidamente mi futuro empiezo a innovar mi presente y entonces algunas de las pautas que podemos llevar a cabo es, primero, ayudarle a conectar con distintos pensamientos hipotéticos y lo más trascendente, que esté preparado para el cambio, incluso, cuando no se espera que éste ocurra”.

Sobre el modo de diseñar ambientes de aprendizaje que consideren el concepto del futuro y prospectiva y que también se adapten a las condiciones que se viven en la actualidad, el también miembro del grupo de investigación en comunicación educativa de la Unidad Cuajimalpa apuntó que es sustancial entender el contexto en el que se insertan los educadores y considerar la calidad de interacción que existe con los alumnos y sus entornos.

También comprender el rol de mediador que tiene el docente, al ser el punto de conexión entre el alumno y aquellos conocimientos, habilidades y disposiciones que busca construir a través de su secuencia didáctica o las clases que imparte.

Como tercera pauta, mencionó que es relevante promover los aprendizajes significativos en los que el académico es exitoso no sólo por tener un buen conocimiento y competencia disciplinar, sino también cuando sabe manejar las pedagogías con el grupo con el que se relaciona.

Además, incorporar nuevas pedagogías y hacerse preguntas sobre cómo se puede innovar en el aula y las tendencias que existen y, por último, el desarrollo de habilidades suaves, es decir, aquellas vinculadas con la escucha activa, la capacidad de reflexión, el control emocional y la empatía.

De acuerdo con el especialista, el enseñar el pensamiento de futuro está asociado con sensibilizar a los estudiantes sobre el hecho de que no es necesario tratar de adivinar lo que viene, sino plantearse múltiples escenarios sobre aquello que podría suceder.

Si bien no es viable determinar qué va a acontecer el día de mañana, “sí nos podemos acercar a un futuro preferido y cuando se tiene claridad de cuál es nuestra meta es posible actuar de manera más concreta para llegar a ella”.

El pensamiento de futuro y las innovaciones educativas son elementos que están íntimamente ligados, consideró el doctor González Nieto, quien ha implementado, coordinado y evaluado diversos proyectos pedagógicos y de transformación social en la región de América Latina y el Caribe.

Previo a la conferencia, el maestro Octavio Mercado González, rector de la Unidad Cuajimalpa, señaló que con la llegada imprevista de la pandemia en 2020, el cambio dramático en las condiciones de operación de la docencia a nivel global obligó a dar pasos acelerados en la incorporación de las nuevas tecnologías en la enseñanza.

Ante la coyuntura del retorno a la presencialidad, mencionó que es momento de reflexionar sobre lo ocurrido en estos años, recuperar las prácticas pedagógicas y el material didáctico que acompañaron las clases virtuales, y preguntarse si representa pasar a otra fase en la operación de las universidades que permita pensar en modelos híbridos.

“Hay algunas ventajas dentro de lo que hemos ido aprendiendo del trabajo no presencial que tienen que ver por supuesto con la cobertura y la posibilidad de alcanzar públicos que no están sólo en la zona geográfica en la que laboramos”.

De acuerdo con el maestro Mercado González, existe una ventaja de potenciar, aprovechar y construir nuevos vínculos y formas de colaboración e intercambio. “La desaparición de la distancia geográfica dentro de la Ciudad de México, al menos en el esquema de operación de la UAM, nos permite pensar en proyectos a nivel de todas las unidades”.

El rector de la Unidad Cuajimalpa aseguró que habrá diversos cambios en los próximos meses en los que quizá la oferta de los espacios de acercamiento entre las comunidades académicas siga concurriendo mediada por la tecnología.

Esta actividad se llevó a cabo en el marco del 2º. Ciclo de conferencias sobre innovación educativa: educación para un nuevo entorno, organizado por la Sección de Formación e Innovación Docente de la Unidad Cuajimalpa de la Casa abierta al tiempo.