Por: Redacción

El despliegue de procesos de reflexión de los profesores, su esmero en exposiciones, argumentos y juicios, y el profundo conocimiento de sus respectivas disciplinas deben convertirse no en un acto de mera transmisión de conocimientos, sino en fuente de riqueza humana para todos, dijo la doctora Marina Martínez Andrade, profesora-investigadora del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Durante la ceremonia de entrega de los XXV Premios a la Docencia en la Unidad Iztapalapa y en nombre de los galardonados, la especialista en poesía mexicana e hispanoamericana sostuvo que “maestros y alumnos debemos tomar conciencia de los valores que sólo la educación superior concede, ser libres y tolerantes, propiciando que todos alcancemos una vida profesional plena y madura”.

El proceso de transformación que experimenta la sociedad contemporánea y los graves problemas de orden económico, social y político constituyen un desafío y una enorme oportunidad que se abre para los académicos y las universidades públicas.

“De ahí la importancia de cohesionarnos y seguir manteniendo a la UAM como una institución productora de conocimiento y formadora de recursos humanos que aporten soluciones a los graves problemas del país”, puntualizó.

El prestigio académico de esta casa de estudios, a más de cuatro décadas de su fundación, es en buena medida resultado de la capacidad docente y de investigación de sus profesores.

Ser docente de esta Institución, y en general de una universidad pública, “es un privilegio, una suerte, para mí un premio que el destino me otorgó al ingresar a esta comunidad académica, a esta casa abierta al tiempo”. Y el beneficio es mayor porque “esta institución permite ejercer el trabajo en libertad y creatividad, además de convivir en fraternidad”.

Al resaltar que los alumnos son y deben ser la razón de la existencia de la universidad y de la actividad de los profesores y que con frecuencia se habla del papel del docente en el desarrollo personal y académico de los alumnos, dijo que también debe enfatizarse el papel de los estudiantes en el desarrollo profesional de los académicos, pues se trata de una interacción de enriquecimiento mutuo.

El doctor José Octavio Nateras Domínguez, rector de la Unidad Iztapalapa de la UAM, calificó el premio a la docencia como el más emblemático que otorga la institución, pues junto con la investigación y la preservación de la cultura son las tareas esenciales de una universidad pública, cuyo objetivo es la formación de recursos humanos.

El agradecimiento a los profesores es por su compromiso de formar a generaciones de alumnos y alumnas, quienes en la Unidad Iztapalapa presentan severas característica socio-económicas, educativas y culturales adversas para afrontar estudios de licenciatura.

Los ganadores del XXV Premio a la docencia fueron los doctores Román Linares Romero y Jorge Garza Olguín, de los departamentos de Física y Química, respectivamente, de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería. De la División de Ciencias Biológicas y de la Salud los doctores Francisco José Fernández Perrino y Patricia Ramírez Romero, de los Departamentos de Biotecnología e Hidrobiología, en ese orden.

Mientras que de la División de Ciencias Sociales y Humanidades el Premio fue para los doctores Eduardo Villegas Hernández y Martínez Andrade, de los departamentos de Economía y Filosofía, respectivamente.