Por: Redacción/

El Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) es una herramienta “afortunada y eficaz” que, en el contexto del aislamiento sanitario, ha posibilitado una colaboración relevante entre docentes y alumnos para “superar matrículas de trimestres normales” e incluso cumplir las recomendaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sostuvieron los doctores Oscar Lozano Carrillo y Mariano García Garibay, rectores de las unidades Azcapotzalco y Lerma, respectivamente.

En un momento el mundo pasó a la escolarización virtual y el mayor peligro es que la población que se encuentre en contextos desfavorecidos se quede sin educación, por lo que la UNESCO instó a las autoridades del sector a buscar soluciones creativas que admitieran la continuidad de los estudios y el desarrollo de todas las capacidades y recursos diversos, incluidas las tecnologías de la información y la comunicación disponibles, declaró García Garibay, al participar en el Seminario Interinstitucional de innovación educativa UAM-Universidad de Guadalajara virtual, con el tema Prácticas innovadoras en sistemas y ambientes virtuales ante la contingencia COVID-19.

El rector general de la Casa abierta al tiempo, doctor Eduardo Peñalosa Castro, formó a mediados de marzo pasado una comisión integrada por profesores, expertos de las cinco unidades académicas y personal de la Rectoría General, cuyo resultado principal fue la propuesta del PEER, una iniciativa que integra estrategias de apoyo a la docencia en la Universidad durante la pandemia del coronavirus, a partir de ofrecer cursos mediados por tecnologías para el cumplimiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Para favorecer la inclusión se realizó un censo con casi cien por ciento de los inscritos al trimestre 20-I y se determinó la población que carecía de infraestructura informática –11 por ciento– gracias a lo cual se entregaron cuatro mil 324 becas en especie, primero, y 143 más en una segunda entrega, que consistieron en tabletas y una tarjeta SIM con 30 GB de Red, distribuidos en 10GB por mes.

Este Proyecto –que la UAM pudo instituir de manera eficiente y en poco tiempo– ha logrado un acompañamiento eficaz y permanente de los jóvenes, caracterizándose por ser incluyente y recibido con gran entusiasmo por la comunidad universitaria.

El doctor Lozano Carrillo señaló que el PEER ha incrementado la matrícula respecto de trimestres normales, en los cuales había todas las condiciones aparentemente apropiadas para la docencia, pero “en este caso los alumnos generan más confianza, gracias a que la modalidad flexible lo favorece y esto llama la atención”.

Los mitos de que los estudiantes ven complicado el aprendizaje en modelos a distancia se rompen con los resultados que empieza a dar el PEER, pues en el caso de la Unidad Azcapotzalco “contamos con casi 15 mil matriculados, cuando hubo 14 mil o menos” en la modalidad presencial.

Este incremento se dio, pese a que “tuvimos que suspender de momento más de 150 materias con una condición compleja en el ámbito de la enseñanza –por tener un carácter práctico o experimental– y que requieren laboratorios y talleres, por ejemplo,” lo que quiere decir que “cerramos cerca de diez por ciento de nuestra oferta y aun así hay más inscritos que antes, lo que resulta impresionante”.

Entre las hipótesis al respecto resalta la probabilidad de que los alumnos están encontrando, no sólo una posibilidad de continuar con su formación, sino elementos que son muy necesarios en este momento para mantenerse en actividad durante el encierro.

La plataforma UAM virtu@l, espacio de convergencia, fue construida desde el inicio de la contingencia y se ha convertido en el favorito de la comunidad de la Unidad Azcapotzalco, al alcanzar más de 100 mil interacciones, pero cada sede universitaria tiene mecanismos propios.

Para la etapa pospandemia, la mayoría de los asuntos en tecnología que las universidades tienen como reto está resuelta, aunque habrá que afinar y mejorar los criterios sobre cuáles son las herramientas más adecuadas, aun cuando “todos estamos ya en la cultura digital”, expuso el doctor Lozano Carrillo.

En lo económico “será terrible, como estamos sufriendo ya en carne propia con los recortes a las universidades”, pero “lo que viene no ha sido todavía calculado y las instituciones tendremos que contribuir de manera activa para revisar nuestras líneas de investigación y ver cuáles pueden adaptarse a la nueva normalidad”.

Todo programa de estudio deberá ser objeto de un análisis cuidadoso por las comunidades académicas para saber cómo las escuelas públicas pueden aportar propuestas congruentes e innovadoras, de cara a la nueva normalidad.

El aspecto psicológico es “el más serio e importante” porque, más allá de lo que el encierro genera, “nos hemos percatado de la relevancia psicosocial e individual que provocaba la universidad, ya que no era sólo el aprendizaje, la investigación y el conocimiento, sino que nos daba mucho más de lo que creíamos”.

El acompañamiento psicológico no parece como una de las actividades sustantivas, pero será un tema que las organizaciones universitarias deberán explorar, porque “no sólo formamos profesionales, sino también ciudadanía y, en este sentido, el desafío más relevante debería ser el aspecto mental”.

La maestra Patricia Camacho, coordinadora de docencia del sistema de Universidad Virtual de la UdeG, informó sobre la impartición de cursos y videoconferencias, así como la apertura de un sitio de difusión por parte de dicha instancia.

La académica planteó la necesidad de observar los planes de estudio con el propósito de ampliar una cultura digital que favorezca la inclusión, considerando que las instituciones deberán adaptarse a las nuevas circunstancias.