Por: Oswaldo Rojas

En los tiempos del bardo de Avon, William Shakespeare, la tendencia en el teatro es que las obras fueran representaciones populares; comedias y dramas amorosos eran la demanda inequívoca. Por eso cuando el dramaturgo fundó  su propia compañía teatral no dudó en en que sus puestas fueran perfectamente digeribles para el grueso de la población y al mismo tiempo revelaran la realidad interna del hombre o su situación política.

En medio de los festejos por los 400 años de su fallecimiento (Shakespeare Lives) Mauricio García Lozano dirige dos adaptaciones para: Ricardo III y Medida por Medida (protagonizada por Ilse Salas y Carlos Aragón). Ambas en escena del 23 al 25 de junio y cobijadas en el espectáculo Shakespeare Frente a Frente.

En entrevista para Mugs Noticias el director aseguró que se trata de dos intentos que por una lado permiten al actor acercarse a una verdadera interpretación popular del dramaturgo y por otro, generado del anterior,  el público podrá sentir inmerso en las emociones de forma visceral. “Lo que este teatro trata es recuperar el aliento de Shakespeare”, fue la declaración de García lozano quien insistió en lo importante de quitarle la solemnidad a las obras.

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¿A 400 años de la muerte de Shakespeare qué significa esta reinterpretación?

Es la voluntad de no solo aproximarlo a mi, sino también al público mexicano y que este no le tenga miedo. Una voluntad en alguien que hace teatro es transmitir y conseguir que Shakespeare emocione o haga vibrar al público.

¿A cuatro siglos la forma de ver e interpretar a Shakespeare a cambiado?

No. Pienso que existe el espíritu de los tiempos y que cada época tiene sus tendencias. Te diría que Medida por Medida ha sido una obra muy impopular, que entre los siglos XVI y XVII no ha sido un titulo muy socorrido. A partir del siglo XX, con las guerras y un mundo que se fue a toda velocidad, de repente se empezó a entender y se volvió una de las obras más montadas porque trescientos años después le habló de forma más directa al público. Shakespeare pasa por el filtro del espíritu de la época.

Aunque yo creo que independientemente de como se monten las obras le hablan al individuo. A ese un espectador sentado en la butaca y a ese un actor que cuando entran en contacto algo mágico pasa. Algo que cuando se comunica de corazón a corazón provocando una transformación. Eso independientemente de la época en que ocurre sigue siendo igual.

¿Qué es lo que el público puede encontrar en estas dos obras?

Muchos referentes tanto de música, moda, estilo y personalidad. De repente los bufones de Shakespeare se acercan en el lenguaje a nuestros  cómicos. Los dobles sentidos, tan comunes en él, los acercamos a nuestros albures. Así (el público por medio) del aliento de lo que están viendo entenderán los roles de los personajes, justo cuando vean que se parecen a gente que ellos conocen.

¿Crees que algo se perdió durante la adaptación?

Toda adaptación y traducción es hasta cierto punto un traición. El intento en todo caso es que si algo se pierde algo se gane, sobre todo en emoción.

¿Cómo haces para limar la impresión de que Shakespeare es un autor intocable?

Intento ser lo menos pretensioso posible. Los montajes exitosos de sus obras que yo he visto en México y en el mundo han sido aquellos en los que la gente se conecta de forma visceral, lo entienden en el estómago y luego en la cabeza, porque reconocen a los personajes, porque se enojan, porque cantan y porque lloran y se sorprenden.

El teatro hace eso porque no tiene que ver con el proceso mental, sino con el visceral. Lo que he buscado es afectar al público en ese nivel para entender a Shakespeare.

Decías que hay una diferencia entre leerlo e interpretarlo.

Sí, para empezar porque Shakespeare escribió para ser interpretado, no para ser publicado. Nunca escribió para ser leído. Siento que de origen esa escritura no es literaria, sino dramática. La posibilidad de entenderlo es experimentarlo. No digo que no lo lean, léanlo, pero no lo van a conocer realmente hasta ir al teatro.

¿En tus diferentes representaciones de sus obras que ha ido aprendiendo?

Siempre me cuesta mucho entender las obras por las tantas capas que tienen. Generalmente llego a los primeros ensayos, porque soy muy nerdo, con mucho estudio y una y otra vez conforme comienzo a trabajar con los actores doblo las manos y me digo”espérate, deja que hable el texto, la experiencia y luego ve si lo que habías pensado tiene sentido”. Por más que busco hacer a Shakespeare de una manera me dice no es así, sino así.

Es una experiencia deliciosa porque es como quien se mete a un laberinto y va viendo como salir. Para eso se necesitan Virglios del laberinto y esos son los actores. Entro con menos pretensiones, más confianza y humildad. Tan solo vengo a sentarme y tomarme un café con Shakespeare a travez de sus palabras.

Explicaste que Shakespeare es tanto vulgar como profundo ¿Qué has notado al trabajar con ambos?

Es qué no son dos autores diferentes. Encontramos profundidades impresionantes en las escenas más delirantes, albureras y populares. Él combina los opuestos, consigue ser al mismo tiempo rasposo y sublime en una misma escena. Porque lo que toca son condiciones de la humanidad. No hay manera de no darse cuenta que así es el ser humano.

Si hay una obra que muestra esa politonalidad es Medida por Medida porque uno se da cuenta que así es la vida; no solo profunda ni solamente vulgar, en el mismo día pasamos de una a la otra.  Esa variabilidad Shakespeare la logró codificar en el arte de la vida, qué es el teatro.