Por: Redacción

Treinta fotografías de mujeres con atuendos pin-up recrearon en forma lúdica igual número de casos reales en los que la respuesta a la pérdida de dignidad, integridad física o moral, y al abandono de autoridades y sociedad fue el asesinato de los esposos.

Años de control, desvalorización, golpizas, tormentos, violaciones e incomunicación están en el fondo de la serie de imágenes creada por Toño Saldaña, cuyo proyecto artístico cuestiona lo que hay detrás de una asesina a quien presenta cocinando un pastel con raticida, con un martillo y una cachiporra ensangrentados, con una pistola que muestra el humo luego de haber sido disparada o con un corazón ensangrentado sobre un plato sopero.

Dame la muerte chiquita –dedicada a aquellas que se olvidaron de sí mismas por cuidar el hogar– exhibió hasta el 13 de mayo pasado en el Centro de Difusión Cultural Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) representaciones cargadas de humor negro que insinuaban que las homicidas hicieron de la muerte la última herramienta para terminar una vida de agresiones.

La exposición requirió tres años de labor con la participación de más de tres decenas de voluntarias que recrearon historias verídicas: el asesinato por envenenamiento –ocurrido en Brasil– de un esposo con un pastel que contenía raticida horneado por la cónyuge, tras haber soportado un rosario de abusos, o el homicidio en Argentina de un hombre acuchillado por su pareja, quien trataba de defenderse de un ataque brutal.

Las niñas suelen ser educadas para gestionar sus sentimientos y posteriormente servir y amar a otros, haciéndoles creer que el control que sus cónyuges ejercerán sobre ellas es parte de la tradición marital, afirmó el artista visual.

En México son registrados siete feminicidios al día, en promedio, y en lo que va del año 178 han sido aniquiladas por sus compañeros de vida con explicaciones tipo: “me dejó por otro”, “vestía como prostituta” o “si no era para mí, entonces para nadie” que evidencian un arraigado sentido de pertenencia de ellos sobre ellas.

Si una esposa dentro del hogar se defiende de las agresiones de su marido, aun cuando éstas hayan transcurrido durante años, el acto será juzgado como violencia recíproca y no de género, lo que amerita empezar una campaña permanente de visibilización de la intimidación en cada espacio de la vida cotidiana, propuso Saldaña.

En el acto inaugural de la exposición, el flautista Horacio Franco repudió el maltrato a este sector de la población y los procesos legales que las ponen en desventaja frente a la posibilidad de ejercer la defensa propia, por lo que aplaudió el trabajo y la labor social de denuncia del fotógrafo. La soprano Katia Reyes interpretó Dame la muerte chiquita acompañada del músico y de una pequeña orquestación de piano, cajón, guitarra y bajo.