Por: Redacción

Tras diez años de trabajos continuos, quedó concluida la restauración del Templo de Santa Mónica, inmueble que data del siglo XVIII, y que es uno de los más representativos del barroco en Guadalajara, Jalisco; durante el proceso se encontraron un conjunto de muros dobles que cubrían una decoración origina nunca antes vista.

En 2006, la asociación Adopte una Obra de Arte comenzó a coordinar diferentes instancias gubernamentales de los niveles federal, estatal y municipal, así como a la Iglesia católica, para la consecución de los recursos necesarios para la restauración de este templo, que formaba parte del convento de las monjas Agustinas Recoletas.

El templo ya estaba en muy mal estado: presentaba problemas de humedad, exfoliación de las piedras, gran deterioro en el piso de mezquite y la pintura, además de tener importantes filtraciones de agua por una mala impermeabilización en las azoteas, señaló Modesto Alejandro Aceves, director de Restauración de Obras de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural.

Sin embargo, el problema mas importante era pétreo, según señaló el funcionario de la Secretaria de Cultura,  pues la piedra estaba sufriendo una problemática importante de pulveruencia. en 2007, contó con recursos del entonces Conaculta, de Sitios y Monumentos, a través del programa Foremoba, con una aplicación de 300 mil pesos ese año, y otras cantidades por parte del gobierno del estado, del municipio, la Iglesia y de Adopte una Obra de Arte.

Fue en un momento importante de la obra que se descubrieron dobles muros a nivel de las ventanas, ante lo cual se determinó crear un proyecto de reforzamiento del inmueble, con la asistencia del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).  Esos dobles muros “estaban tapando las fachadas, es decir, en algún momento dado, las personas del siglo XVIII o XIX detectaron que el inmueble empezó a sufrir alguna fatiga, y para reforzarlo le pusieron dobles muros a manera de contrafuerte tapando con esto una decoración que durante muchos años estuvo oculta, nadie tenia conocimiento de ella, y al momento de empezar a liberar esos dobles muros, salió una decoración barroca exquisita”.

Esto se pudo realizar gracias a una inversión de dos millones 358 mil pesos por parte de la Dirección General de Sitios y Monumentos con el propósito de colocar unos tensores que garantizaran la estabilidad del edificio y con ello retirar esos dobles muros, de tal manera que pudieran lucir las fachadas, como originalmente las habían concebido para el monasterio de Agustinas Recoletas en Guadalajara.

Dichos recursos, sumados a los aportados por otras instancias, permitieron realizar obras como la impermeabilización integral del edificio, el cambio del ladrillado de azotea, la restauración de juntas, esculturas y decoraciones de cantería del inmueble, la recuperación de la pintura mural en el interior, el re diseño del presbiterio, la colocación de nuevo piso de madera de mezquite y trabajos de pintura de acuerdo con los cánones.

“También se arreglaron los portones originales del templo que estaban en muy mal estado y después de estos 10 años, hoy se hace entrega de estos trabajos de restauración que dan un lucimiento muy importante” a este templo, gracias a la iniciativa de Adopte una Obra de Arte.

Ahora el Templo de Santa Mónica también cuenta con una iluminación escénica que resalta su belleza y es momento de presumir la restauración integral que se hizo de este edificio barroco que es uno de los más bellos de Guadalajara.