Por: Luis Fernando Meneses

El estadounidense Robert James Fischer tuvo la fortuna de vivir su juventud durante la Guerra Fría. Norteamericanos y soviéticos peleaban por ser los mejores en cualquier cosa en la que se pudiera competir y el ajedrez no era la excepción.

La URSS tenía en aquellos años grandes maestros ajedrecistas, que lograban superar de manera increíble a los contrincantes que intentaban arrebatarles el título del mejor jugador del orbe y eso se debe a que el bloque comunista, veía en el ajedrez la oportunidad de demostrar lo superiores que eran, pues finalmente superar al rival en el tablero cuadriculado, es una forma de denotar hegemonía sobre este.

Los grandes jugadores de ajedrez soviéticos, eran una buena herramienta de la URSS para lograr sus objetivos, pero los Estados Unidos tenían un as bajo la manga, el legendario Bobby Fischer.

Desde niño, su madre lo llevó a vivir a Brooklyn, lugar donde tuvo una infancia normal llena de juegos infantiles y espectáculos deportivos como el hockey, jamás imaginarían que más tarde se consagraría como un prodigio del ajedrez.

Gracias a un estuche para muchos juegos obsequiado por su hermana, Fischer aprendió las reglas del juego y desde entonces se apasionó y cambió todo por el ajedrez. Prefería estudiar jugadas dentro de su casa que jugar o salir con mujeres, quizá también debido a sufrir del síndrome de asperger.

Foto: Especial

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Apenas a los 13 años, se convirtió en el campeón junior americano más joven, pues en 1956, ganó tal competición, sin embargo, era sólo el comienzo de su exitosa carrera.

El 8 de enero de 1958, logró su primer título importante, pues ganó el Campeonato de Ajedrez de los Estados Unidos con tan sólo 14 años.

Estaba claro que el chico era talentoso, al grado de ser temido hasta por grandes jugadores norteamericanos.

El educador norteamericano, Frank Brady, que conoció a Fischer cuando tenía 10 años de edad y compartió momentos importantes de su carrera, dijo que  “cuando juegas con Bobby Fischer aunque vayas ganando vas a perder”, pues como pocos, sabía de lo que era capaz aquel joven.

También en 1958, consiguió el título de Gran Maestro Internacional, siendo hasta 1991, el ajedrecista más joven en obtener el título. Además, se debe resaltar que lo obtuvo con los mínimos recursos, pues a diferencia de otros jugadores con el mismo galardón, no tuvo a su alcance programas que lo ayudasen a practicar con retos complicados ni algún tipo de apoyo.

Aunado a ser asocial, es descrito como alguien temperamental. A los 16 años, decidió dejar el colegio para meterse de lleno al mundo del ajedrez y a los 17 su madre se mudó a Bronx, pues ya no soportaba tantas peleas con su hijo, dejándolo solo en Brooklyn.

Foto: Especial

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Debido a esta soledad, se volvió más exigente en las peticiones para competir, consciente del prestigio que había conseguido. Incluso llegó a abandonar competiciones porque algo no le parecía.

Para 1962, participó en el campeonato mundial, en el cual terminó cuarto lugar. Tras el término del torneo, acusó a los soviéticos de amañar los encuentros entre ellos para que el campeonato perteneciera a la URSS, sin embargo, no pudo probarlo. Resentido por esta situación, se ausentó muchos años del ajedrez.

Poco a poco recuperó su gran nivel y de 1970 a 1972 ganó el Óscar del Ajedrez.

Debido a lo anterior, cierto odio comenzó a nacer en Fischer hacia los soviéticos y el comunismo, situación que lo motivó a prepararse para ganar el campeonato mundial en 1972 ante Boris Spassky, campeón en aquel entonces.

Aunque ya estaba decidido a ir, comenzó a poner trabas a los organizadores, siendo la cantidad de dinero para el ganador la principal, las cuales ponían en duda su participación y algunos aseguraban que era por miedo.

Estados Unidos veía en el torneo un motivo para animarse y ganar el conflicto ideológico. Por esta razón, Henry Kissinger, secretario de defensa estadounidense llamó desde la Casa Blanca a Fischer para convencerlo de ir en representación de su nación, petición a la que finalmente accedió el jugador. Antes de colgar, Bobby dijo: “este es el peor jugador de ajedrez del mundo llamando al mejor jugador de ajedrez del mundo”.

Foto: Especial

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La prensa mundial dio seguimiento al torneo como pocas veces, pues sabían que en la final habría grandes posibilidades de presenciar el “Match del siglo”, que generaba morbo además, por ser una especie de enfrentamiento a escala de la Guerra Fría.

 

 

 

 

Finalmente se concretó que el duelo definitivo sería entre Fischer y Spassky. El 11 de junio de 1972 en Islandia. Con seis minutos de retraso del norteamericano, comenzó la serie. En medio de la primera partida, fue el retador quien detuvo el juego, pues se quejó del ruido que generaban las cámaras, que según él, lo sacaban de su concentración y no paró hasta que se retiraron, sin embargo, perdió.

A la segunda ronda, no se presentó Bobby, pues las cámaras nuevamente estaban presentes, así que el soviético se puso adelante en la serie 2-0.

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Con un vuelo reservado para Nueva York y una gran molestia, el estadounidense estuvo a punto de abandonar el torneo y sólo una llamada de Kissinger nuevamente, lo hizo desistir.

En el tercer encuentro, solicitó que se diera en un cuarto de tenis de mesa, situación a la que accedieron los organizadores. De manera categórica, Fischer ganó para acortar la ventaja.

Los juegos transcurrieron y la suerte pasó del lado de Fischer. Acumuló 7 victorias, 3 derrotas y 11 tablas en 21 encuentros. El 1 de septiembre llamó por teléfono para anunciar que se retiraba de la contienda, dejando así el título al representante de Estados Unidos.

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Luego de esta victoria, en la que se convirtió en héroe para su país, se retiró del ajedrez profesional. En 1975 se negó a defender su título y pasó a manos de la URSS nuevamente, pues le fue otorgado a Anatoli Kárpov.

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A partir de entonces, su vida cambió para siempre. En 1981, fue confundido en California con un asaltante de bancos y fue arrestado durante dos días.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con la necesidad de ganar dinero luego de no hacer nada durante 20 años, aceptó jugar un encuentro amistoso con su rival de 1972, Spassky, su mayor error.

Una ley de los Estados unidos prohibía a cualquier ciudadano tener relaciones comerciales, incluido recibir dinero, con la República Federal de Yugoslavia.

Sin embargo, orillado por la necesidad y con cierto resentimiento con su país, escupió la carta de su gobierno que le solicitaba desistir de jugar ante cámaras de vídeo. Una vez finalizado el encuentro, mismo que ganó adjudicándose 3.65 millones de dólares, las autoridades del país norteamericano dictaron orden de búsqueda y captura en su contra.

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El 9 de septiembre de 2001, día que conmemora el atentado en las Torres Gemelas de Estados Unidos, Bobby declaró: “El que la hace la paga, incluso Estados Unidos. Quiero ver al país borrado del mapa”.

Finalmente fue detenido en 2004 en el aeropuerto de Tokio luego de que se le cancelara su pasaporte, sin embargo, Islandia le concedió la nacionalidad islandesa para que pasara el resto de su vida en aquel país.

La gran leyenda murió el 18 de enero de 2008, sin embargo será siempre recordado como uno de los mejores ajedrecistas en la historia.

Fuente:

  • Biography – Bobby Fischer, Documental, vídeo, 44 minutos, Sharon Martin, HBO Latin America Group, Estados Unidos, recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=tuBQMksCKxE.
  • “Bobby Fischer”, Enciclopedia Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Bobby_Fischer, consulta 8 de enero de 2016.