Por: Montserrat Sánchez Maldonado

De acuerdo con el informe 20 años de fracaso: Por qué los cultivos transgénicos han fallado en cumplir sus promesas de la Organización No Gubernamental Greenpeace, dio a conocer que desde hace 20 años los primeros cultivos genéticamente modificados fueron plantados en Estados Unidos, con el objetivo de tener éxito con esta nueva tecnología.

Sin embargo, a dos décadas, los transgénicos no han logrado combatir el hambre, ni han incrementado las ganancias para los agricultores y no existe evidencia científica concluyente que asegure que son beneficiosos para el ser humano, al contrario, han demostrado ser grandes amenazas para la biodiversidad y la salud de las personas por el uso desmedido de agrotóxicos que requieren.

A continuación, se presentan algunos de los mitos y realidades que ha comprobado Greenpeace.

Sobre el mito de que si los cultivos transgénicos pueden alimentar al mundo, la ONG ha declarado que no hay cultivos transgénicos, diseñados para generar altos rendimientos. La ingeniería genética está mal adaptada para resolver los problemas que causan el hambre y la malnutrición, ya que refuerzan el modelo de agricultura industrial que ha fallado en alimentar al mundo hasta ahora.

Se ha asegurado que los llamados organismos genéticamente modificados (OGM) son seguros para las personas y el medio ambiente, sin embargo, la organización responde que no existen o son inadecuados los programas de monitoreo medioambientales y de salud, de largo plazo.

Asimismo, ante el argumento de que los cultivos transgénicos son económicamente viables para los agricultores, Greenpeace explicó que en los últimos 20 años, los precios de las semillas genéticamente se han disparado a la alza. La aparición de semillas resistentes a herbicidas y súper plagas aumenta los costos para los agricultores, reduciendo sus ganancias económicas.

Por último, ante la aseveración sobre los cultivos modificados pueden coexistir con otros sistemas agrícolas, la organización ecológica señaló que los cultivos genéticamente modificados contaminan a los cultivos no modificados. Casi 400 incidentes de contaminación por estas semillas modificadas han sido registrados a nivel mundial.