Por: Redacción/

Un proceso electoral democrático debe garantizar que los resultados sean conocidos por la ciudadanía de manera oportuna con acceso pleno a la información, consideró el doctor Pablo Xavier Becerra Chávez, investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Esto implica que los datos estén disponibles en plataformas tecnológicas de amplia difusión, de tal manera que cualquier persona pueda consultarlos, además de la cobertura a cargo de los medios de comunicación tradicionales, señaló el académico del área de Procesos Políticos de la Unidad Iztapalapa.

En el sistema electoral de México “aún existen algunos aspectos que retrasan la producción inmediata de resultados” y se han desarrollado conteos rápidos, así como un esquema preliminar” público unas cuantas horas después del cierre de las casillas, asegura en el artículo La importancia de tener resultados electorales oportunos.
Sin embargo, el diseño de los tiempos en la legislación federal conduce a que los cómputos distritales inicien tres días después de la jornada –el miércoles siguiente– por lo que cualquier resultado obtenido antes es preliminar, además de que el conteo puede prolongarse por varios días, dependiendo de acciones adicionales, pero la palabra final será siempre del tribunal electoral.

En 1988 la “caída del sistema fue una callada del sistema”, ya que al empezar a llegar la información a la Secretaría de Gobernación que mostraba un estrepitoso descenso del candidato del Partido Revolucionario Institucional, el actual senador de izquierda Manuel Bartlett ordenó retrasar lo más posible su flujo con la obvia finalidad de modificarlo al gusto de la fuerza gobernante.

Tal situación fue posible gracias a que la institución encargada de organizar las elecciones, la Comisión Federal Electoral, no tenía la más mínima autonomía y funcionaba como una dependencia de la Secretaría de Gobernación, a pesar de contar con la presencia de representantes de los partidos opositores.

Para superar esa experiencia se creó el Instituto Federal Electoral (IFE), que entre su fundación en 1990 y la reforma de 1996 vio crecer notablemente su autonomía con respecto del gobierno y el partido gobernante, al grado de que en ese último año el secretario de gobernación salió de su presidencia y fue sustituido por un consejero consensado entre los partidos políticos.

Esta autonomía le permitió al IFE desarrollar figuras: el conteo rápido y el programa de resultados electorales preliminares (PREP) que permitirían transparentar la información y, sobre todo, hacer más rápido el acceso a la misma.

El primero es un ejercicio realizado mediante la recopilación de datos de una muestra representativa de las casillas, lo que brinda una visión de conjunto preliminar; el segundo es la presentación de informes de todas las casillas –o casi todas, porque nunca llega al 100 por ciento–, que se van acumulando desde que llegan sus resultados a los órganos distritales, por lo que también es preliminar y sólo se tiene al final del día siguiente a la elección.

Estas nuevas figuras y la propia autonomía del IFE permitieron que en la elección del año dos mil la ciudadanía se enterara, antes de concluir el día de la jornada, del triunfo del candidato opositor Vicente Fox, por medio del anuncio que el consejero presidente del Instituto, José Woldenberg, hizo esa misma noche de los resultados del conteo rápido.

La amplia distancia entre el candidato ganador y el ubicado en segundo lugar permitió que los comicios pasaran sin mayor conflicto y se concretara así la primera alternancia en la presidencia.

En 2006 la historia fue diferente, pues la elección fue muy competida y la distancia entre el ganador y el segundo sitio fue la más estrecha de la historia electoral del país (0.56 por ciento) lo que impidió dar a conocer los resultados del conteo rápido.

Esto contribuyó a generar una situación de confusión e incertidumbre, en cuyo contexto se volvió a escuchar la acusación de fraude por parte del candidato ubicado en la segunda posición. Sin embargo la información nunca dejó de fluir por medio del PREP, que funcionó puntualmente.

En 2012 el conteo rápido sí brindó datos, debido a que el margen entre el ganador y el segundo puesto fue amplio, y el PREP siguió funcionando puntualmente, pero de nuevo se escuchó la acusación de fraude.

De acuerdo con el investigador la actual elección presidencial es organizada por el Instituto Nacional Electoral, que en realidad es la continuación del antiguo IFE con muchas más atribuciones, y que sigue disfrutando de una considerable autonomía con respecto del gobierno.

“Una novedad del actual marco legal, la casilla única para elecciones concurrentes, puso en riesgo la realización del conteo rápido, debido a que ahora en una sola se reúnen las elecciones federales y locales, y las actas de cómputo y escrutinio sólo pueden llenarse al finalizar los cómputos de todas ellas.

Esta situación implicaría que la materia prima para el conteo rápido tendría un retraso considerable, en comparación con la situación previa. Después de algunas peripecias legales finalmente se logró que el conteo rápido se lleve a cabo con base en la información de los cuadernillos de operaciones, en los que los funcionarios de casilla van anotando los datos, antes de vaciarla en las actas.

El INE ha asegurado que el resultado del conteo rápido estará listo alrededor de las once de la noche de la jornada, además de que el PREP funcionará puntualmente, aunque con cierto retraso debido a la casilla única.

De todas formas, plantea, no está de más recordar que esos registros seguirán siendo preliminares. Los resultados finales serán producto de los cómputos previstos en la ley y de las sentencias del tribunal electoral.