Por: Omar Marroquín

Segunda de tres partes

A la leyenda de terror se agregó otro capítulo cuando la noche del 26 y 27 de septiembre del año pasado a 20 kilómetros del Pozo Meléndez, en Iguala policías municipales coludidos con integrantes del cártel Guerrero Unidos desaparecieron a 43 estudiantes de la escuela normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa que después asesinaron e incineraron en el basurero municipal de Cocula.

Durante los primeros días después de los hechos que el ombudsman Luis Raúl González Pérez catalogó como “el más grave conjunto de violaciones a los derechos humanos en la memoria reciente del país”, ciudadanos de Taxco e Iguala señalaron al Pozo Meléndez como probable lugar adonde arrojaron a los normalistas. Sin embargo, las autoridades federales que investigaban el caso y la Unión de Pueblos Originarios de Guerrero (UPOEG) que se organizaron para buscar a los desaparecidos de otras familias, nunca incursionaron en las tinieblas del Pozo Meléndez.

“Los militares y el movimiento por los desaparecidos revisaron la zona alrededor del pozo. Exploraron varias cuevas, pero no abrieron la reja para meterse y revisar su interior. Nadie ha revisado el pozo desde hace 25 años” asegura el comisario Bahena.

  • En todos estos años ¿alguna vez vio que alguien descendiera al interior del pozo para encontrar a los desaparecidos?
  • “Sí, a principios de los noventa. Pero no lo hicieron para encontrar a los desaparecidos de la guerra sucia. La urgencia era sacar un solo cuerpo. Cuando se supo que el ex presidente Manuel Saidi González había sido arrojado al pozo, la Cruz Roja rescató su cadáver envuelto en un costal. Yo y otros vecinos vimos cómo lo sacaban”.

El 27 de noviembre de 1990 personal de la Cruz Roja recuperó el cuerpo de Manuel Saidi González dentro del Pozo Meléndez. El asesinato del ex alcalde de Taxco “fue un crimen tan polémico que se optó por clausurar el pozo definitivamente“ recuerda Manuel Tello Zapata, reportero del periódico guerrerense Diario 21 que dos años después de la muerte del ex mandatario investigó el trasfondo del crimen.

Las desapariciones eran un secreto a voces que no se investigaban por la prensa, admite. “Yo me limitaba a narrar los hechos porque nadie declaraba en esos años. A veces se escuchaba que el ejército había desaparecido a 10 o 15 personas en alguna comunidad y, como si nada, el asunto se olvidaba por completo. Después de la guerra sucia, mensualmente se arrojaban dos o tres cuerpos al Pozo Meléndez por conflictos pasionales o venganzas familiares, hasta que el ex gobernador [José Francisco] Ruiz Massieu mandó arrojar allí a [Manuel] Saidi González” dice sin ambages el ex director de El Heraldo de Taxco, un diario local fuera -actualmente de circulación- que en 1995 publicó un reportaje que vinculaba al ex gobernador de Guerrero, José Francisco Ruiz Massieu, con el asesinato del ex presidente taxqueño que gobernó de 1987 a 1989.

Manuel Saidi Pratt

El trabajo periodístico indicó que el crimen presuntamente fue una venganza que tenía antecedentes. Después de que Ruiz Massieu presuntamente cedió un terreno ubicado en la ex hacienda de El Chorrillo a Edgar Elías Azar, ex secretario de finanzas de Guerrero, predio que Saidi Pratt donó en su mandato para que se construyera una Casa de Cultura –hecho que enfureció al ex alcalde-, el día en que el ex gobernador visitó Taxco improperios contra él como Lárgate homosexual, no te queremos aquí aparecieron rayados en muros del municipio.

Sin pruebas de que Saidi González estuviera involucrado en la aparición de los improperios, presuntamente Ruiz Massieu ordenó a elementos de la Policía Judicial del Estado arrojar a Manuel Saidi González al Pozo Meléndez.

“Nadie se quiso meter con los autores intelectuales. El Ministerio Público tenía órdenes de desviar la atención hacia Juan Manuel Saidi Pratt, el hijo del ex alcalde”. En ese año, a Juan Manuel Saidi Pratt se le acusó formalmente por el homicidio de su padre e incluso fue detenido, pero nunca hubo pruebas para condenarlo y quedó exonerado.

“Fue el último muerto reconocido que arrojaron al Pozo Meléndez. Fue la gota que derramó el vaso. A partir de él, comenzó una exigencia a nivel estatal de cerrar el pozo” agrega Tello Zapata en una entrevista telefónica desde Chilpancingo.

Dos años después del asesinato de Manuel Saidi González, aproximadamente 500 personas se reunieron alrededor del Pozo Meléndez para presenciar su clausura, la cual fue recomendada por el titular de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (Coddehum), Juan Alarcón Hernández, el mismo año que Saidi González fue asesinado.

El reportero Manuel Tello Zapata cubrió la clausura y hoy admite que lo más relevante del evento fue el silencio. Ningún funcionario habló de los desaparecidos ni hubo una disculpa pública por los hechos del pasado.

Aunque en el acto estuvieron presentes un representante del gobernador Ruiz Massieu, los presidentes de Taxco e Iguala, el titular de la Coddehum y el comisario de Puente Campuzano, Tello Zapata recuerda que ellos “simplemente celebraron el hecho de que se clausuraba el Pozo Meléndez para terminar con una etapa trágica de Guerrero, sobretodo de la zona norte. 

“En esos tiempos no había democracia en México, un solo partido nos gobernaba y se ejercía el poder de manera completamente impune. Lo mejor era callarnos. Incluso los medios que se involucraban en el asunto” concluye Tello Zapata. 

lucio_cabanas

Lucio Cabañas, líder estudiantil y jefe del grupo armado Partido de los Pobres en la sierra de Guerrero, durante la década de 1970.