Por: Redacción

El pintor Ignacio Barrios Prudencio (Zacualpan, Estado de México, 10 de marzo, 1930 – Ciudad de México, 22 de enero, 2013) es considerado uno de los acuarelistas más destacados de México. A manera de homenaje el Fondo Editorial del Estado de México editó el volumen Ignacio Barrios: una vida de agua y color.

La publicación fue presentada la noche del 11 de mayo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, por la escritora Dolores Castro Varela, el doctor en historia del arte Héctor Serrano Barquín y Andrés Barrios Medellín, hijo del acuarelista y coordinador del libro.

Barrios Medellín dijo que en la publicación se exhiben 154 acuarelas, algunas inéditas, seleccionadas de entre mil que hizo el artista, revalorizándose su trabajo y completando algunas lagunas respecto a la historia del arte mexicano.

El libro contiene las reproducciones divididas en los núcleos temáticos de paisaje, figura humana, bodegones, naturalezas vivas, paisaje mexicano, su producción en el extranjero, especialmente europea, retratos, obra abstracta y semiabstracta.

La escritora Dolores Castro, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014, participó en la publicación con un texto que describe las convergencias entre el acto de pintar y el de escribir poesía.

En el evento expuso que de manera personal la obra de Ignacio Barrios le conmueve pues el artista dejó en claro su vocación artística. “Vocación significa llamado, y él lo recibió y atendió.

“Empecé a ver que cada una de las acuarelas del pintor eran como un rescate pues una imagen la guardó en su memoria, trató de expresar lo que la memoria vio después de conmoverse. Eso es lo que tiene de extraordinario en su trabajo Ignacio Barrios”, aseguró la ganadora del Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde.

Comentó también que todo arte tiene imágenes, la poesía, la música y hasta la danza, “pero captar lo que los ojos pueden decir después de haber visto me parece lo más emocionante. Él que vive y ama la vida puede decir mucho de ella porque también el amor es indispensable.

“Ignacio Barrios lo que vio a través del agua, el agua corriente en los ríos, en las lluvia, sobre la nieve, todo eso está en el libro a través de los paisajes que él pudo pintar. Él vio el agua en todas sus formas y una de ellas fue mezclarla con la pintura para dejarnos recuerdos maravillosos”, aseguró.

Andrés Barrios señaló que el volumen que recupera la memoria y plástica de su padre, se integra de reproducciones de acuarelas realizadas entre los años sesenta y noventa del siglo XX, acompañadas por cuatro textos escritos por Dolores Castro, Fernando Zamora, Héctor Serrano Barquín, y él mismo.

A los presentes en el recinto de mármol informó que el texto del historiador de arte Fernando Zamora tiene el propósito de responder a la pregunta ¿dónde se ubica a Ignacio Barrios en la plástica del siglo XX?

“Esto me pareció importante incluirlo en la lógica del libro, porque aunque el crisol del arte mexicano en el siglo XX es bastante amplio y de los más ricos a nivel internacional, a veces pareciera que es demasiado simplificado en la postrevolución y después, con calzador, quiere dar el brinco a la modernidad con el movimiento de la ruptura”.

Respecto a su texto, Barrios indicó que es de carácter biográfico e intimista en el que comparte vivencias con su padre. Resaltó que el escrito se basó en documentos epistolares, hemerográficos y de archivos sonoros que el artista plástico dejó.

El cuarto y último texto del volumen es de la pluma de Héctor Serrano, quien comparte las características técnicas de la acuarela, y señala que el manejo de la humedad es la marca distintiva en la obra de Ignacio Barrios, elemento que hace que la acuarela sea todavía más difícil y a la que le da mayor expresividad.

“El libro da cuenta de que Ignacio Barrios hizo diversas búsquedas y un estilo que se aparta de lo convencional, aunque evoca valores tradicionalistas y figurativos. Su temática era el paisaje natural, al urbano, al retrato, al desnudo, con diferentes abstracciones creadas a partir de manchones estéticos de color y libres, como siempre lo recomendó hacer”, apuntó.

El evento contó con la presentación musical de la pianista de jazz Olivia Revueltas, quien interpretó Tríptico B, que compuso ex profeso a partir de tres obras de Tony Williams, Jessica Williams y Bill Evans, tratando de imprimirle a la pieza la naturaleza acuática de la acuarela e inspirándose en la obra de Ignacio Barrios.

La presentación sirvió de marco para informar que la Fundación Ignacio Barrios “ya es una realidad”. Andrés Barrios dijo que el eje rector de la fundación será trabajar con el inventariado, catalogación y digitalización de la obra de su padre, así como trabajar en proyectos de difusión, publicaciones y exposiciones. “Mi padre era amante de las artes en general, la fundación tendrá por objetivo impulsar proyectos culturales de gran envergadura”, puntualizó.

Ignacio Barrios. Una vida de agua y color puede adquirirse en la Red de Librerías Educal.