Por: Redacción/

El pasado 18 de octubre se inauguró la edición 17 del Festival Internacional de Cine de Morelia, en el complejo Cinépolis del Centro de la capital de Michoacán. Inició con la película El joven Ahmed de Luc Dardenne; en presencia de Raúl Morón, presidente municipal de Morelia; Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura; Silvano Aureoles gobernador de Michoacán y Alejandro Ramírez, presidente y fundador del festival, quien estuvo acompañado por la directora general Daniela Michel y el vicepresidente Cuauhtémoc Cárdenas Batel, además del director de El joven Ahmed, Luc Dardenne.

Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura, habló del cine como un vehículo capaz de transformar realidades. “El cine hace en estas épocas lo que quizá en otros momentos (…) fuera una sociedad alrededor de una fogata platicando, reflexionando”.

Frausto abogó porque el cine mexicano se siga viendo y dialogue con el mundo. Desde ahí, destacó al festival de Morelia como “uno de los festivales que se habla de tú con los mejores festivales del mundo y justo ahí donde pongo un acento principal, en la posibilidad de mostrarnos en pantalla el país diverso que somos”.

Destacó a la cultura como un elemento importante en el proceso de pacificación. “La cultura no puede quedar al margen ni en un palco cuando el territorio está sufriendo y ese es uno de nuestros ejes principales”. Y comunicó, como un ejemplo del sector cultura en el país, que el programa Cultura Comunitaria ya tiene diez semilleros de niños y jóvenes en municipios con alto índice de violencia o de marginación que están haciendo cine.

El presidente municipal de Morelia, Raúl Morón, inició la ceremonia con un saludo a los visitantes del festival. Dio a conocer un proyecto que permitiría crear la comisión fílmica de la ciudad. “Los beneficios son claros”, describió Morón: “por un lado promover los escenarios maravillosos que tiene Morelia y Michoacán en la pantalla grande, lo que sin duda nos abrirá a nuevos mercados y generará una derrama económica importante”.

Silvano Auroles, gobernador de Michoacán, evocó su relación íntima con el cine. Contó que en Tierra Caliente, de donde es originario, la gente siempre era aficionada al cine. La tercera llamada se mezclaba con las campanadas de la iglesia y el cine Terraza se anunciaban con “La Malagueña” en versión de Cuco Sánchez. “El cine en mi tierra era todo un acontecimiento. Primero llevarse la silla o el banco, o si no se tenía mucha suerte la piedra, pero había que estar en el cine”.

Desde ahí, Aureoles consideró al cine como parte de la vida social y sentimental de la región. Un lenguaje que permite descubrir nuevos horizontes y otras culturas. “Quizá fue ese el primer momento que entendimos, por lo menos yo entendí, que el cine tiene la magia de acercar y de unir, además no me equivocaría que se trata del arte más incluyente”.

Finalmente, Alejandro Ramírez, acompañado por Daniela Michel y Cuauhtémoc Cárdenos Batel, hizo la numeralia de actividades que se vivirán en la capital michoacana desde ayer y hasta el 27 de octubre, y que se podrán consultar en su página oficial.

“La oferta del festival es mucho más amplia que nunca”, dijo Ramírez. “Eso muestra cómo el cine y sus realizadores están en constante búsqueda de historias diferentes, de personajes únicos, de situaciones que nos muestran la complejidad del ser humano y el mundo que pertenecen. Parafraseando a Walt Whitman: somos inmensos, contenemos multitudes. Y así es el cine que nos gusta tener en Morelia: inmenso, expansivo, infinito”.

Justo inmensa, expansiva, infinita, fue la película inaugural, El joven Ahmed, de los hermanos Duc y Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Pero eso ya es una historia que se sabrá en las críticas, reseñas y crónicas que cruzarán durante la semana por todo el imaginario fílmico de Morelia.