Por: Redacción 

Héctor García Cobo (Ciudad de México, 23 de agosto, 1923-Ciudad de México, 2 de junio, 2012) es conocido por su extensa obra fotográfica que retrata la vida política y cultural de México de mediados del siglo XX, sin embargo también realizó imágenes que dieron voz a los olvidados, a aquellos que vivían en las calles o que su profesión era clave en el país: bomberos, albañiles, médicos, comerciantes y artesanos.

La Fundación María y Héctor García, creada en octubre de 2008, resguarda la obra del artista en el Fondo Héctor García, el cual está conformado por más de un millón 700 negativos que el fotógrafo capturó en aproximadamente 40 mil rollos.

“Se trata de un archivo donde la gente puede encontrar lo que quiera. Es material de 80 años de trabajo de Héctor y parte de mi obra. Hay material de todos lados, de sus viajes a Sudamérica, Europa y Medio Oriente.

“De México, de sus carreteras, indígenas, pirámides, de Pemex, de la construcción de Ciudad Universitaria y del nacimiento de Tlatelolco; de Baja California, Zacatecas, Michoacán, Veracruz, de la zona maya, de la Olimpiada de 1968.

“También hay de campañas de presidentes de México e imágenes de la Cámara de Diputados y del Senado, ya que Héctor estaba en todo y por eso es un archivo muy importante para el país”, detalló María García, creadora y coordinadora de la Fundación María y Héctor García.

La esposa y colega del llamado Fotógrafo de la Ciudad ha sido pieza fundamental en la construcción de este acervo, primero al revelar e imprimir el material y después administrar y clasificar la colección desde hace 40 años.

“Héctor duró siete años enfermo y un día tenía como dos de que no podía caminar, me dijo: qué pasará con mi archivo cuando yo me muera, ¿todo se irá a la basura?

“Entonces vendían la casa que está en Cumbres de Maltrata y dije: la voy a comprar. Me gasté todo el dinero que teníamos guardado y la adquirí. La remodeló Enrique Villaseñor como galería y ahí estamos conservando su trabajo, disponible para todos, hasta que ya no pueda.

“Es una labor muy pesada, incluso he estado a punto de venderlo, pero sé que lo van a archivar y meter a una bodega y ahí quedó muerto. Entonces mejor no lo he vendido, ya que a mí me interesa que esté vivo, pues es tan actual”, agregó.

El material que integra el fondo es parte de la obra que el fotorreportero realizó para distintas publicaciones, entre otras, Siempre!, Revista de América, Time, Life, Cruceiros, Novedades y Excélsior. Pero también el que hizo para su propia agencia de fotografía Foto Press, creada en 1950, y las que publicó en la revista que creó con Horacio Quiñones: Ojo! Una revista que ve.

En este acervo se tiene identificado material fechado desde 1943 hasta 2008, pero el cuerpo medular de la colección abarca la década de los cincuenta, sesenta y setenta.

De acuerdo con Gabriela González Reyes, curadora de fondos y colecciones de la Fundación María y Héctor García, el archivo está constituido por positivos y negativos en blanco y negro de 135 y 120 milímetros, entre otros. Además de material a color al que aún no han podido entrar y estabilizar, y también una parte hemerográfica.

“En la parte hemerográfica tenemos registros y recortes de periódicos, no solamente de donde salían artículos de Héctor García, sino referentes a fotografía o que él mismo guardaba. Hay cartas entre colegas, multas, manuales de cámara, textos de peleas.

“Memorándums donde le pedían ciertas órdenes y un documento muy simpatiquísimo donde un colega de trabajo le reclama a Héctor que no quiere revelar los rollos. Es decir, son archivos que nos permiten indagar sobre la personalidad del autor, dónde trabajó, con quién se relacionaba y su interés por los mecanismos de las cámaras”.

El Fondo Héctor García está catalogado -de forma inicial- a través de series: Ciudad de México, Cine, Premios Nacionales de Periodismo, Teatro, Política, UNAM, Pemex, coras y China, Europa, Medio Oriente.

“También está Iconos, integrada por 700 fotos, que son las series que Héctor creía que eran icónicas y podrían lograr un impacto visual en quien las estaba viendo. Son las fotos que más han circulado, expuesto y le han criticado, porque son las que más se han visto”, añadió Gabriela González.

Estas fotografías dan cuenta de las tensiones sociales y políticas en México, de la relación de Héctor García, con personajes de la vida cultural del país y de sus viajes por diversos países, destacando Cuba, Estados Unidos, China, París, Italia, Venecia, Japón y Alemania, estos dos últimos donde tuvo exposiciones de su trabajo muy exitosas.

“Algunas de estas fotografías son únicas porque fueron tomadas de forma asombrosa. Héctor tenía una cámara Canon tipo monedero y en museos de París donde estaba prohibidas las fotos, el pobre policía nada más oía el clic y buscaba quién era.

“Entonces Héctor rápido bajaba la mano, seguía caminando o se juntaba a mí y así nunca le encontraban la cámara y gracias a esto hay joyas fotográficas en el archivo ya que la última cámara que salía, él veía cómo se la compraba”, recordó María García.

El Creador Emérito del Fonca, Premio Nacional de Periodismo y Premio Nacional de Ciencias y Artes (2002), también tomó imágenes de películas, deportes (box, toros, peleas de gallos, golf, carreras de autos), parques y jardines; paisajes, restaurantes, cantinas, vecindades, arqueología, transportes, tiendas, mercados, edificios, clubs nocturnos y templos, entre otras tantas categorías.

Igualmente, fotografías de Sinaloa, Chihuahua, Chiapas, Guerrero, Veracruz y la Ciudad de México, retratos de funcionarios, entre ellos, Rafael Tovar y de Teresa, y de más de 70 pintores: Raúl Anguiano, Pedro Coronel, José Luis Cuevas, Luis Nishizawa, Gilberto Aceves Navarro, Vicente Rojo, Rufino Tamayo y Fanny Rabel.

“Son fotos en las que vemos que en ese momento él buscaba una imagen moderna. Ahorita cualquier foto que haya tomado es importante, porque está hablando de la historia, de lo qué pasó, de cómo estaban vestidos, peinados o de cuál era el coche de la época, cosas que ahora con nuestra visión contemporánea ves y en ese momento no.

“Se trata de un archivo que ve hacia futuro. Pensamos en preservarlo para que otras generaciones puedan analizarlo y leerlo desde otro lugar, para ver a México desde otra perspectiva completamente diferente”, detalló la curadora de fondos.