• El feminismo –un movimiento social que combate el sexismo, la explotación y la opresión– no percibe a los hombres como enemigos, ya que promueve pensamientos y acciones, más allá del género.

Por: Redacción/

El feminismo –un movimiento social que combate el sexismo, la explotación y la opresión– no percibe a los hombres como enemigos, ya que promueve pensamientos y acciones, más allá del género.

Este es el razonamiento de Bell Hooks en El feminismo es para todo el mundo, una de las recomendaciones de lectura durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus COVID-19 del programa LIBROS Y + LIBROS, de la Sección de Producción Editorial de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Uno de los textos primordiales en la obra de la escritora, activista, académica y crítica cultural afroestadounidense ayuda a comprender el sexismo sistémico institucionalizado.

Desde sus inicios, el movimiento ha estado polarizado entre las pensadoras reformistas que hacen hincapié en la igualdad de género y “las intelectuales revolucionarias que queremos modificar el sistema” para que las mujeres ejerzan sus derechos y acabar con el patriarcado y el sexismo, explica la autora.

La ideología reformista se basa principalmente en la igualdad con los hombres en el trabajo, lo cual eclipsó las bases radicales originales del feminismo contemporáneo que reivindicaban la reforma y la reestructuración general para generar una sociedad antisexista.

En el libro –de 154 páginas– argumenta que esa corriente podía maximizar la libertad dentro del contexto vigente, aun cuando existen mujeres subordinadas que harían el trabajo sucio que ellas se negaban a hacer.

La publicación fue escrita en lenguaje simple y explicativo, con el propósito de crear una especie de manual al alcance de todos que permitiera eliminar prejuicios en torno a tal orientación y a aquellas que odian a los hombres.

Hooks ahonda en el pensamiento y la práctica de una activista que ha construido lo que se denomina feminismo negro, una propuesta coherente y radical que promueve el análisis y las acciones políticas en respuesta a opresiones derivadas del sexo, la raza y la clase social.

Para tal efecto propone desacralizar la relación mujer-feminista y hombreenemigo, ya que “un varón que ha renunciado a sus privilegios de sexo es un compañero de lucha y una mujer que sostiene el sexismo es una peligrosa amenaza”.

Los criterios que se difunden en los medios de comunicación patriarcales están representados por personas comprometidas, sobre todo con la igualdad de género en cuanto al mismo salario por el mismo trabajo y, a veces, al reparto de las tareas del hogar y la crianza de los hijos.

Sin embargo, en la cultura cristiana se sigue creyendo que Dios dispuso que ellas deben estar subordinadas al hogar. En tanto que la errónea noción de la ideología feminista como movimiento antihombres conlleva la asunción equivocada de que los espacios exclusivos de ellas deben ser necesariamente entornos libres de patriarcado y pensamiento sexista.

Sin embargo, en la cultura cristiana se sigue creyendo que Dios dispuso que ellas deben estar subordinadas al hogar, mientras que la noción errónea de la ideología feminista como antihombres conlleva el equívoco de que los espacios exclusivos de mujeres deben ser por fuerza entornos libres de patriarcado e ideas sexistas.

El texto recuerda que en su momento gran parte de las activistas –casi todas blancas– tomó conciencia de la naturaleza masculina de la dominación cuando militaba en espacios anticlasistas y antirracistas con varones que hablaban al mundo sobre la importancia de la libertad, a la vez que ellas eran subordinadas en sus filas.

“Las feministas no nacen: se hacen y una no se vuelve defensora sólo por tener el privilegio de haber nacido mujer, sino que como en cualquier posicionamiento político, lo hace por elección y por acción”, sentencia Hooks.

El feminismo es para todo el mundo se puede descargar en forma gratuita en t.ly/Apg8