Por: Redacción/

El Bachillerato Internacional (IB) busca responder a las exigencias de brindar una educación internacional de calidad que contribuya al desarrollo de los alumnos y de las habilidades intelectuales, personales, emocionales y sociales necesarias para un porvenir pleno.

Actualmente en México, se vive una revolución educativa en pro de un siglo XXI de transformación, para garantizar que el acceso a la educación sea cualitativo y se convierta en una plataforma que ofrezca mayores ventajas educativas para los niños y jóvenes con una formación libre y creativa.

En el país, la matrícula de alumnos de primaria asciende a 14.621.000, la de secundaria es de 6.163.000, y la de preescolar alcanza los 4.988.000.

Dadas las nuevas condiciones de la enseñanza, los padres de familia tendrán que buscar para sus hijos ventajas educativas que sean flexibles en la manera de aprender.

Los programas del IB ofrecen un amplio reconocimiento en cuanto a la formación de alumnos que son pensadores, buenos comunicadores, íntegros, de mentalidad abierta, solidarios y audaces. Con el IB, aprenden a investigar y ser organizados, y desarrollan una gran responsabilidad.

El Bachillerato Internacional implementa en sus programas un modelo de educación que se centra en la evolución de la persona en el sentido más completo. Esto incluye el desarrollo de habilidades interpersonales, las cuales se refieren a la capacidad de relacionarse con otros y con uno mismo, de comprender y manejar las emociones, de lograr objetivos y de tomar decisiones autónomas.

La educación del IB forma a alumnos que demuestran respeto por la cultura, las opiniones y los valores ajenos, y que se sienten seguros y cómodos con personas y grupos que pueden ser desconocidos. En las aulas, los alumnos participan activamente y cooperan en los debates de grupo, y cuestionan a los demás con respeto.

Los programas del IB dan lugar a la reflexión y exigen un alto rendimiento académico. Además, contribuyen a desarrollar mejores seres humanos, ya que ayudan a crear actitudes y habilidades personales, pero no solamente en los alumnos, sino también en los adultos y en todos los involucrados. Aportan grandes aprendizajes para la vida, y los alumnos se convierten en ciudadanos del mundo.