Por: José Sánchez López

El 15 de marzo de 1973, en una casa de la calle Fraternidad, colonia Belisario Domínguez, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, nació la Liga Comunista 23 de Septiembre, inspirada en las doctrinas marxista-leninista.

Esta organización, se convertiría en cuatro años, aproximadamente, en la expresión más desarrollada del movimiento armado con presencia a nivel nacional.

Quedó integrada por el Frente Estudiantil Revolucionario (FER); El Movimiento de Acción Revolucionaria, (MAR), el Movimiento Estudiantil Profesional (MEP, estudiantes cristianos), el Comando Lacandones (estudiantes del IPN y de la UNAM), Los Guajiros de Baja California, Los Feroces de Guadalajara, Los Macías, Los Enfermos de Sinaloa (estudiantes de la FEUS); Los Procesos (cristianos radicales de Monterrey) y el Grupo Oaxaca, entre otros.

Fue la alianza de miles de hombres de diferentes grupos guerrilleros que, desilusionados de la acción política tras el 2 de octubre del 68 y el 10 de junio del 71, vieron en la acción armada el único medio de lograr el cambio social al que aspiraban.

En su Manifiesto “Cuestiones fundamentales sobre el movimiento armado en México”, detallaron cinco acciones a seguir de manera inmediata:

Ajusticiar a policías y militares, realizar actividades militares que apoyen al movimiento de masas, recuperar y conseguir armas, hacer expropiaciones (robos) de materiales y monetarias y liberar a presos políticos mediante secuestros de empresarios o personajes políticos.

El nombre lo adoptaron como homenaje a los guerrilleros que murieron en el ataque al cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965 y en su periódico “Madera”, editaban sus logros y triunfos.

Sus intenciones eran extender la guerrilla a las zonas urbanas y rurales del país, para cambiar el sistema, derrocar al gobierno y revolucionar las estructuras socioeconómicas.

Periódico Madera

Sus miembros, mujeres y hombres jóvenes que en su mayoría llevaban una doble vida: una de apariencia normal y otra en la clandestinidad. Tenían casas de seguridad muy austeras donde planeaban sus acciones y ocultaban sus actividades.

De esa manera comenzaron a asestar golpes sistemáticos al gobierno y se sucedieron una cadena de plagios, asaltos y otros hechos delictivos, a los que llamaban “expropiaciones”.

El 17 de septiembre de ese mismo año, trataron de secuestrar en la capital de Nuevo león, al empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, quien murió junto con su chofer y su guardaespaldas.

El 10 de octubre, secuestraron en Guadalajara, Jalisco, al cónsul británico Duncan Williams y al empresario Fernando Aranguren. Exigieron 5 millones de pesos y la liberación de cincuenta y un presos políticos. El gobierno no aceptó negociar. El diplomático inglés fue liberado el 15 de octubre, pero Aranguren fue ejecutado el 19.

A partir de ese momento, el gobierno decide combatir a fondo a la Liga y lanza una campaña de exterminio contra los grupos que la integran.

Por órdenes de Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación, se integró la Brigada Blanca, conformada por los diferentes jefes de las policías:

Policía Judicial Federal, Florentino Ventura Gutiérrez; Judicial del Distrito Federal, José Salomón Tanús y Jesús Miyazawa Alvarez; Dirección General de Policía y Tránsito del DF, Arturo Durazo Moreno; División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD); Francisco Sahagún Baca, Policía Militar, Francisco Quiroz Hermosillo; Judicial Militar, Mario Arturo Acosta Chaparro, y Dirección Federal de Seguridad, Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro.

La Brigada Blanca, fue integrada por 240 elementos y contaba con recursos ilimitados para investigar y localizar, por todos los medios, a los miembros de la llamada Liga Comunista 23 de Septiembre.

El grupo contaba con 55 vehículos, 253 armas: de ellas 153 eran Browning calibre nueve milímetros. Cada agente, sin importar si era militar o no, recibía compensaciones mensuales de tres mil pesos, y sus gastos generales: “los que fueran necesarios”.

Los agentes disponían de 3 mil 300 litros de gasolina y 70 litros de aceite por día. La estación que abastecía a las unidades de combustible era la gasolinera del Campo Militar número Uno.

Contaba con instalaciones dentro de dicho campo, con oficinas, mobiliario, enseres de oficina y con alojamiento para 80 personas; cada grupo descansaba 24 horas; otros  entrenaban y el resto mantenían diversas actividades, relacionadas con su principal encomienda.

Todos los integrantes se sometieron al programa “información y análisis sobre la integración, desarrollo y actividades de la llamada Liga Comunista 23 de Septiembre; conocimientos sobre armamento y prácticas de tiro; técnicas de seguridad; entrenamiento físico y combate sin armas; comunicaciones y codificación; conducción de vehículos en patrullaje y conservación del equipo de trabajo”.

También fueron adiestrados en la fabricación de artefactos explosivos e incendiarios; técnicas de búsqueda y seguridad y neutralización de artefactos explosivos.

Una de sus estrategias denominada Operación Rastreo, consistía en recorrer el Distrito Federal y los municipios conurbados de la capital mexicana, mediante grupos operativos, cada uno con dos vehículos, ocho elementos y una motocicleta con dos agentes que operaban conjuntamente.

Había tres grupos de localización y neutralización de artefactos explosivos, compuestos cada uno de cinco elementos y un vehículo.

Los grupos de acción, estaban formados por 10 elementos con armamento especializado.

Estaban también los grupos de interrogadores compuestos por cuatro elementos especializados y el Grupo Aéreo con dos helicópteros, uno en el aire y el otro en alerta terrestre.

Cada agente contaba con dos cargadores para sus pistolas Browning, igual número para las carabinas M-1”. La dotación inicial de cartuchos fue de 15 mil 300 para pistola; 30 mil 600 para el adiestramiento; 22 mil para carabina y 7 mil 750 para escopeta.

La Brigada Blanca, era dirigida, oficialmente, por dos coroneles del ejército mexicano; pero en la práctica quien mantenía el control de todos, era Miguel Nazar Haro, director de la DFS. Los guerrilleros detenidos eran llevados al Campo Militar Número Uno y a otras cárceles clandestinas.

Miguel Nazar Haro

Las indicaciones eran investigar y localizar por todos los medios a los integrantes de la llamada Liga Comunista 23 de Septiembre, cuyas acciones, a través del asesinato, la tortura y la desaparición, llevarían a su desintegración y aniquilamiento.

El primero en ser detenido en el DF, fue Ignacio Olivares Torres, “Sebas” y Salvador Corral, “Roberto”; de la dirección nacional de la Liga. Ambos son destrozados literalmente en la tortura.

Al primero le destrozan todos los huesos, le metieron clavos en las rodillas y en los hombros y le hicieron estallar la cabeza a golpes. A Corral le hicieron lo mismo y a manera de mensaje, el cuerpo de Olivares lo arrojaron cerca de la casa de la familia Aranguren en Guadalajara y a Corral a unos metros de la casa de los Garza Sada en Monterrey, mientras que Pedro Orozco Guzmán, señalado como el responsable del secuestro de Aranguren, fue ejecutado.

En esa guerra todo se valdría, desde el cateo, la detención y los allanamientos ilegales; la tortura, las cárceles clandestinas, el encarcelamiento ilegal, la desaparición forzada y hasta la ejecución.

De esa manera se inició en México lo que a través de los años sería conocido como “La guerra sucia”, una campaña de aniquilamiento contra la guerrilla urbana.

Durante el primer año de actividades de la Liga, se le atribuyeron sesenta acciones armadas: seis secuestros, tres asaltos bancarios, 17 asaltos diversos, lo que les dejaría un botín de más de 15 millones de pesos para financiar sus actividades guerrilleras, así como el asesinato de 15 policías, seis soldados y ocho civiles.

Decenas de sus miembros, de simpatizantes y de estudiantes, fueron aprehendidos y muchos desaparecidos forzadamente, otros aparecerían muertos, con huellas de tortura.

A través de agentes infiltrados, Miguel Nazar Haro se encargaría de sembrar la duda de la traición entre los mismos miembros de la Liga, por lo que algunos serían acusados de haber informado a la policía y fueron ajusticiados por sus compañeros.

Uno de sus principales dirigentes, David Jiménez Sarmiento, “Chano”, murió el 11 de agosto de 1976, durante el fallido intento de secuestro de Margarita López Portillo, hermana del entonces presidente electo, por lo que Luís Miguel Corral García, “El Piojo Blanco”, asumió el mando.

El 12 de abril de 1977, Miguel Corral García, otro de los dirigentes de la Liga y cinco guerrilleros más, fueron detenidos y desaparecidos por la Brigada Blanca.

El 31 de agosto de 1977, la Liga intentó secuestrar al profesor de la UNAM, Hugo Margáin Charles, hijo del destacado político Hugo B. Margáin, quien resultó muerto.

El 28 de septiembre de 1978, finalmente se publicó la Ley de Amnistía en favor de todos aquellos contra quienes se había ejercido acción penal por pertenecer a la Liga. Ello representó mayor debilitamiento para la organización, ya que para diciembre del siguiente año un millar de guerrilleros de diferentes organizaciones se acogieron a la amnistía.

Tres años después, el 24 de enero de 1981, en las inmediaciones de Ciudad Universitaria, la Brigada Blanca acribilló a Miguel Ángel Barraza García, el “Piojo Negro”, jefe del comité de redacción del periódico Madera y último dirigente de la organización.

Al año año siguiente, el gobierno dio por derrotada a la Liga y por exterminada la guerrilla urbana, dado que sus dirigentes estaban desaparecidos o muertos.

La Dirección Federal de Seguridad y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales desaparecerían por decreto el 21 de agosto de 1985, aunque antes se había anunciado la disolución de la “Brigada Especial o Brigada Blanca”.

Posteriormente, ante el reclamo de muchos años por parte de la sociedad afectada por la “guerra sucia” y de organizaciones de derechos humanos, el presidente Vicente Fox creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) para investigar y castigar a los culpables.

En abril de 2006, la fiscalía fue desaparecida sin que hubiera obtenido resultados.