Por:  Javier Divany Bárcenas/

El crimen organizado no ha mostrado aún ninguna tregua ante la sociedad civil y mucho menos en contra de las autoridades y enemigos acérrimos, pues a lo largo de las campañas políticas, antes del 1 de julio, las ejecuciones de candidatos vinieron en su mayoría del crimen organizado que no permitió que otros atentaran contra sus plazas y fuentes de ingresos.

El estado de Nuevo León dio la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador y, pasadas las elecciones del 1 de julio, se registraron una serie de asesinatos como los ocurridos la noche del 16 de julio de 2018 cuando fueron acribilladas 12 personas en diversos bares de la zona metropolitana regia, en una serie de hechos que, según las autoridades, estuvieron vinculados al crimen organizado.

El mensaje es claro, no habrá tregua con Andrés Manuel López Obrador, el aviso es igual para todos los gobernantes, ya sea el presidente de la República, gobernadores o municipales, el mando lo pretenden llevar el crimen organizado según los hechos.

Tan así es el tamaño del pulpo de la delincuencia organizada, que recientemente el presidente de México Enrique Peña Nieto, recalcó que los esfuerzos en materia de seguridad, los resultados están muy cerca de ser satisfactorios y se dijo confiado de que el Estado será capaz de contener a los grupos delictivos que se han puesto por encima de la ley en algunas regiones del país.

En pocas palabras, la actual administración tampoco pudo dar mejores resultados en contra del combate a la delincuencia a pesar de que Peña Nieto criticó mucho, en su campaña a la presidencia en el 2012, a Felipe Calderón por haberle declarado la guerra al narcotráfico, e incluso Peña superó la cifra de crímenes en el país y en 2017 fue el más violento de la historia de México en materia de inseguridad.

La próxima administración cuanta sólo con un elemento a su favor, la buena fe, y con ello quizá pueda comenzar. Las muertes por violencia de los últimos dos sexenios en su conjunto superará (al termino del gobierno de Peña Nieto) los 250 mil homicidios principalmente relacionados con la delincuencia organizada y narcotráfico.

El tamaño del temor a nuevas políticas de amnistía a la delincuencia, así como los pronósticos para despenalizar los cultivos de mariguana y amapola en el país, no cederán las ejecuciones por el control de las plazas, porque detrás de esa baja a la producción de esas drogas, para el crimen organizado vienen nuevas mercancías que demanda el nuevo mercado de consumo.

La preocupación a los cambios que se pretenden en el próximo gobierno llevaron al comisionado general de la Policía Federal, Manelich Castilla Craviotto, hacer un llamado respetuoso al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para quienes formarán parte del próximo gobierno que antes de “implementar estrategias se revisen procesos y personas. Experiencia y honorabilidad deben alcanzar las áreas de seguridad”.

Propone que la carrera de la Policía Federal se fortalezca y se promueva a los mejores elementos que detrás de cada uno de ellos están importantes historias, pues este llamado que hace el jefe de la policía es para no empezar de cero como al parecer lo pretende el próximo gobierno.

México es un país violento, y lo dicen los vecinos del país del norte quienes no dejan de hacer recomendaciones a los vacacionistas de su país para que no acudan a los estados de Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Oaxaca y Veracruz, por ser los más inseguros, aunque señala a las 32 entidades.

Sin duda, que el reto principal es la inseguridad, y seguro que el llamado que hará Andrés Manuel el 1 de diciembre, en su primer minuto como presidente es la pacificación del país, para las bandas del crimen organizado terminen con la violencia para que México sea feliz.

Los expertos en seguridad señalan que las bandas del narcotráfico y crimen organizado se reacomodarán en el país, buscarán nuevas plazas y no cederán a la amnistía a la que llamará el nuevo presidente, así es que Andrés Manuel tendrá que echar mano de las fuerzas federales del orden, llámense como se llamen, gendarmería, policía nacional, Ejercito, Marina, Policía Federal, etcétera, y serán los grupos que enfrenten a la delincuencia.

 Esa misma inseguridad que habrá de vivir el nuevo presidente frente a las fuerzas delincuenciales que han superado al Estado, también obligarán a López Obrador a sujetarse a medidas de seguridad para tener resguardo personal y de expertos, como lo es el Estado Mayor Presidencial, como ya lo han recomendado al futuro presidente.

A partir del 1 de diciembre del 2018 y hasta 29 de noviembre del 2024 será la palabra del presidente Andrés Manuel de una amnistía, contra la del crimen organizado.