• El entretenimiento apostó por los grandes temas periodísticos que productores, directores y guionistas no habían tratado con sensibilidad y respeto. Sin rebasar esa línea en donde otros veneran a las figuras líderes de los grandes cárteles.

Por: Griselda Fernández /  @greysmagno

No es raro encontrar en los catálogos de las plataformas digitales series sobre el ya normalizado tema del narcotráfico. Drogas, inseguridad, armas, violencia e injusticia eran tratadas con un sentido aspiracional, ningún formato audiovisual de entretenimiento -exceptuando los documentales- mostraban la brutalidad que vivían las víctimas del crimen organizado, ninguno… Hasta que llegó Somos.

Pero no todo es ficción. La miniserie estrenada por Netflix el pasado 30 de junio se basa en el reportaje de la periodista Ginger Thompson, Anatomía de una masacre, publicado en 2017 en el portal Propublica y co-publicado con National Geographic, recopila los testimonios de quienes vivieron de cerca lo ocurrido el 18 de marzo de 2011 en el pueblo de Allende, Coahuila. Aquel fin de semana fueron secuestradas, desaparecidas y asesinadas decenas de personas, se contabilizan hasta 300 en cifras no oficiales.

Fotografía: Netflix

Fotografía: Netflix

El entretenimiento apostó por los grandes temas periodísticos que productores, directores y guionistas no habían tratado con sensibilidad y respeto. Sin rebasar esa línea en donde otros veneran a las figuras líderes de los grandes cárteles.

Dirigida por James Schamus, escrita por Mónica Revilla y Fernanda Melchor, esta serie logra contar desde la perspectiva de los habitantes del pueblo cómo se ven involucrados en una matanza por un error por parte de la DEA (Administración de Control de Drogas, por sus siglas en inglés). Es por ello que el director y las escritoras son determinantes en esta nueva narrativa.

Schamus destaca en su trayectoria la dirección de Secreto en la montaña y El tigre y el dragón, mientras que Revilla ha participado en producciones como la reciente cinta El baile de los 41, La casa de las flores; y Melchor destaca por sus obras Temporada de huracanes y Aquí no es Miami.

Y no, no es relleno el destacar los trabajos y carreras de este trío artístico. Es relevante porque gracias a la forma en que han tocado temas que usualmente se verían con morbo, la literatura, la investigación y el periodismo son armas fundamentales para exponer en formato audiovisual lo que otros no han querido contar.

No sólo rompe esquemas en lo narrativo, al igual que filmes como Roma o Ya no estoy aquí, la producción decidió darle naturalidad con la participación de Jesús Sida como ‘Paquito’, Germán Guzmán como el ‘Wilbur’ y Jimena Pagaza como Nancy. ¿Se está convirtiendo en moda esto de recurrir a personas que no tienen formación actoral? Esto no es nuevo eh, el neorrealismo italiano se caracterizó justamente por tener actuaciones improvisadas para generar una emoción y desenvolvimiento más realista.

Fotografía: Netflix

Fotografía: Netflix

Este es un formato donde todos los personajes tienen un protagonismo le da excelente equilibrio a toda la serie. La historia de unos adolescentes que comienzan a conocer su sexualidad, experimentan el amor y la sólida amistad; un bombero que ya recuperado del alcoholismo intenta ayudar a su jefe en la recaída de la bebida; un integrante de la familia Garza que se siente perdido, fracasado y acude a sus amigos, los mismos que tienen nexos con los “Z”; una vendedora de hot-dogs que no sólo lleva su comida a diferentes puntos del pueblo, también carga consigo conversaciones, atenta a lo que hablan (des)conocidos y otros más; un mosaico, así lo define Fernanda Melchor.

Las realidades también se contraponen. Algunos luchan por conseguir apenas los centavos del día para poder llevar a casa, otros con mejor posición económica no se imaginan que en la escuela de sus hijos, éstos comparten pupitre, pasatiempo, deporte e intereses con los suyos. La adolescencia es complicada pero también inocente, ellos no saben de eso, solo ven un amigo en aquel hijo de ese señor misterioso que siempre anda en grandes camionetas y acompañado de sicarios.

Aunque todos tienen algo en común, viven en el mismo pueblo, ahí donde los jefes del cártel más sangriento de México decidieron instalarse y realizar operaciones para el tráfico de drogas.

La crudeza con la que retratan la violencia es un aspecto de producción que debe reconocerse. Aquí no hay balaceras al estilo de narcoseries, no hay mujeres con cuerpos perfectos que se enamoran de los líderes, aquí no hay un solo momento de idolatría a esas conductas que acaban con todos, con inocentes.

Las grandes productoras deben buscar y confiar mucho más en este tipo de proyectos. ¡El talento existe! Hay otras formas de contar historias que sí miran desde el otro lado, del de las víctimas. Es un homenaje a un país que se desangra todos los días.

No dudes en verla, yo #YaLaVi y me dejó un hueco en el estómago, me encogió el corazón. Cuéntanos que piensas de Somos.