Autor: Arnulfo Roque Huerta   

Bien dice el dicho que no hay día que no se cumpla ni plazo que no se venza y es así como este martes 25 de julio de 20017 concluye un ciclo escolar más. Para los chicos de tercer grado (secundaria) es un momento muy especial pues no volverán a tomar clases en el que fuera su colegio durante tres años; todo está listo ya para la ceremonia de clausura: vendrán los reconocimientos, las palabras de despedida, los buenos deseos, los abrazos de hasta siempre y por qué no una que otra lágrima.

Los egresados recordarán siempre sus buenos y malos momentos, llevarán siempre en su mente a los grandes amigos que lograron hacer en su estancia en el colegio, algunos profesores tendrán también un espacio en los recuerdos lindos del alumnado (solo algunos, no todos); para ciertos alumnos su andar por la secundaria no representó ningún tipo de problemas, otros tantos debieron esforzarse un poco más pero para algunos fue un verdadero martirio superar esta etapa, sin embargo lo lograron por lo que serán acreedores de su certificado que les permitirá avanzar al siguiente nivel.

Esto es lo realmente importante: “avanzar al siguiente nivel”. Sé que es muy bonito todo el protocolo, que los padres sienten mucho orgullo por sus muchachos, es agradable ver felices a los alumnos, es un logro más… pero sin tratar de ser aguafiestas ese logro es muy pequeño aún y se le debe dar vuelta pronto pues el camino apenas comienza y todavía falta mucho por recorrer; no subestimo el objetivo cumplido pero creo que es importante no sobrevalorarlo e instruir a los muchachos para continuar luchando, a no conformarse y esforzarse cada día más.

Me gustaría mucho despedir a mis alumnos diciéndoles cosas lindas y hablándoles de un futuro prometedor que los espera con los brazos abiertos, pero siempre me ha gustado ser honesto con ellos por esto les exhorto a trazarse una meta sabiendo que van a cumplirla; a realizar un plan realista en el cual pondrán todo el empeño y la dedicación posible para concretarlo en tiempo y forma; a ser valientes para enfrentar los retos que no han de faltar y que entre más avancen serán más complicados pero que al vencerlos los llevarán a un nivel más alto.

Del mismo modo los invito a estar atentos a las oportunidades que han de presentárseles, pues en el tiempo que vivimos se pueden presentar escasas y fugaces por lo que seguro serán muchos los que intentarán arrebatárselas; les pido nunca olviden que las mayores oportunidades las aprovechan los mejores individuos, los que siempre están dispuestos, los que nunca dicen no cuando es posible el sí, los que no se quejan por el trabajo sino que lo agradecen como la bendición que es.

Les exijo que no bajen los brazos ante las vicisitudes que pueden aparecer de la nada, pues de la nada aparecen y a la nada pertenecen; que afronten los problemas hasta solucionarlos, que persigan sus miedos hasta vencerlos, que no se conformen con pequeñeces, que vivan una sana insatisfacción, que nada los haga desistir y que pongan los problemas, las amenazas y las derrotas bajo sus pies.

Hoy hablamos de una clausura, de un cierre, de la finalización de un ciclo no solo escolar sino también un ciclo de vida. Se termina el confort que muchas veces la secundaria permite, ahora comienza una etapa de mayor compromiso, una etapa más demandante en donde los pretextos no encajan y las fallas se pagan caro; termina el tiempo del profesor consentidor, dando paso a los maestros exigentes y nada tolerantes a la mediocridad; termina el periodo de faltar a clases cuando se quiera sin tener muchas consecuencias llegando uno que no permitirá las ausencias injustificadas y mucho menos continuas.

Muy importante también es el inicio de una vida con mayor independencia, en la cual los padres serán más espectadores que protagonistas, en la que tendrán que aprender a despertarse temprano sin que nadie los esté arreando; ahora tendrán que hacer tarea sin que antes les pregunten si la tienen; compromiso y responsabilidad serán los valores que no podrán abandonar en esta nueva aventura, parece que será complicado pero créanme que no pues esto los llevará a la madurez o en su defecto a darse cuenta que el camino del estudiante no es el suyo.

Siempre habrá momentos en los que quieran renunciar y sufran las horas largas de estudio, momentos en los que se lleguen a frustrar o estresar por exámenes próximos o por el peligro de reprobar alguna materia, pero les dejo una frase de Muhammad Ali que me ayudó mucho a mi en momentos similares: “Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije, no te rindas. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón.”

Deseo a cada alumno que el fruto de su trabajo los lleve a alcanzar el éxito y que su vida siempre esté llena de bendiciones.