Por: Mugs Redacción

La visita del papa Francisco a México –del 12 al 17 de febrero– detonará una derrama económica de unos dos mil 500 millones de pesos, que beneficiará a hoteles, restaurantes y comercios, de acuerdo con datos de la Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas (Fematur), indicó José Nabor Cruz Marcelo, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

Tan sólo en la Ciudad de México la propia Secretaría de Turismo capitalina estima que por la estancia del máximo jerarca de la Iglesia Católica habrá un impacto de 820 millones de pesos.

Asimismo, habrá un efecto positivo en el rubro de la economía informal, pues “muchas personas han empezado a rentar sus balcones y azoteas, además de la venta de recuerdos religiosos, lo que representará ganancias económicas que a nivel federal no podrán cuantificarse, pero si se suman a las percepciones de la economía formal, la cifra será mayor”.

Es difícil evaluar los ingresos de la economía informal, “pero me atrevería a afirmar que habrá un impacto positivo en ese sector. Sabemos que uno de los pilares de la economía nacional, desafortunadamente, tiene que ver con actividades informales”, abundó.

Existen dos rubros donde puede cuantificarse el impacto por la visita del pontífice a territorio nacional (Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Chihuahua y Michoacán): el gasto que realizarán las dependencias de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) y los ingresos, “que se agruparán en el sector servicios, principalmente en las áreas turística, de comercio, servicios restauranteros y del transporte”.

Si bien será importante la derrama económica, “desde mi punto de vista estará focalizada en los estados y municipios que visitará el pontífice”.

Por otra parte, consideró que el efecto podría ser mayor, todo dependerá del escenario en el cual transcurra la visita, pues muchos bancos o instituciones bursátiles manejan un dato que se denomina “marca país”, una propuesta de valor de lo que ofrece una nación a visitantes e inversionistas. Tiene tres dimensiones: turismo, exportaciones e inversión extranjera directa.

Ese concepto siempre estará condicionado con eventos positivos y negativos; si ocurre este último el costo monetario podría incrementarse y bajaría el valor de la “marca país”, explicó Cruz Marcelo.

En tanto, el impacto positivo podría darse un poco más allá de quedar a la par entre gasto e ingresos. Entonces, si el evento se desarrolla de manera positiva, hará a la nación atractiva para que se realicen otros actos de importancia, lo que implicaría mayores ingresos por turismo y una relevancia superior de la “marca país”, concluyó.