• El número de contagiados se subestima aún más de acuerdo con diferentes cálculos elaborados por el doctor Gutiérrez Rodríguez, quien precisa que esto se debe a la forma en que se incluyen u omiten de los registros a los fallecidos

Por: Redacción/

Aun cuando exista una mayor disponibilidad y rapidez en la aplicación de vacunas es probable una reversión del proceso, igual que en India y en países de América del Sur y Europa, entre otras regiones del mundo que experimentan una tercera ola de contagios de COVID-19 motivada por la movilidad, la apertura apresurada de la economía, los sucesos masivos y el relajamiento de las normas, sentenció el doctor Roberto Gutiérrez Rodríguez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

A partir de las cifras reportadas por la Secretaría de Salud (SSA) hasta el 22 de mayo “quedó claro el peligro de la reversión, ya que por una parte el promedio diario a siete días de los contagios subió a dos mil 680 y el de fallecimientos a 315, patrón que no se apreciaba desde hace varias semanas”.

Tres estados incluso revirtieron sus acciones de apertura: en Campeche los niños retomaron las clases a distancia luego de un mes; Nayarit ya no llevó a cabo el regreso presencial a las escuelas, y Quintana Roo dio a conocer nuevas medidas de control para frenar las transmisiones.

En tanto, en la semana concluida el sábado 29 de mayo, se informó que en Yucatán, Tabasco, Colima, Baja California y Baja California Sur los contagios habían regresado a tasas positivas, refiere el investigador en un estudio de su autoría sobre exceso de mortalidad y estructura de edades en enfermos y muertos por COVID-19.

“Queda claro que con 15.6 millones de personas con esquema completo de vacunación –que representan 12.3 por ciento de la población– estamos muy lejos del 75 necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño. A un ritmo de 350 mil inoculaciones diarias, y suponiendo que no haya interrupciones en el suministro, esto ocurriría hasta mediados de enero de 2022”.

A pesar de que la estructura por edad y sexo de los infectados en México es simétrica, no sucede igual con los fallecimientos, en los que la relación hombre-mujer es de dos a uno.

De enero a julio del año pasado, el número total de difuntos superó en 125 por ciento al promedio de los periodos semejantes de los cinco años previos, lo que podría ubicar a México en el tercero y no en el cuarto sitio mundial, como ahora, detrás de Estados Unidos, Brasil e India.

“Incluso eliminando posibles sesgos de sobreestimación se hace evidente que la principal causa de muerte en México a partir del segundo trimestre del año pasado ha sido el COVID-19, por arriba de las enfermedades del corazón, tumores malignos (cáncer), diabetes mellitus, homicidios y accidentes de todo tipo”, afirmó el jefe del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa.

El número de contagiados se subestima aún más de acuerdo con diferentes cálculos elaborados por el doctor Gutiérrez Rodríguez, quien precisa que esto se debe a la forma en que se incluyen u omiten de los registros a los fallecidos, lo que conduce a que México tenga la más alta tasa de letalidad del mundo: 9.1 por ciento al cierre de mayo de 2021, que incluye a 339 niños de cero a cuatro años”.

La diferencia es aún más marcada entre jóvenes, adultos y mayores. Hasta el 22 de mayo, en el rango de cero a 29 años, e independientemente del sexo, representan apenas 1.3 por ciento, mientras que entre individuos de 45 a 79 años es de 78 por ciento.

“La esperanza de vida para las personas de hasta 29 años que contraen el SARS-CoV-2, estimada como el complemento de la tasa de letalidad por estrato de edad, fue de 99.3 por ciento en promedio, mientras que la de aquellas que se encuentran entre 80 y 94 años fue de 52.7 por ciento, resultando más baja en los hombres (47.6 por ciento) que en las mujeres (58.5 por ciento)”.

Aunque las distribuciones en forma de campana de Gauss de las defunciones entre el 4 de abril y el 22 de mayo son similares, “puede apreciarse una disminución ligera en la parte superior de la figura, lo que evidencia que la gente está muriendo a una edad menor”, concluyó.