• La doctora Samanta Zaragoza Luna señaló la precarización, la desigualdad social y el despojo generan también condiciones propicias para la reproducción y la exacerbación de estas violencias.

Por: Redacción/

Para analizar y reflexionar sobre el papel que tienen los centros de producción de conocimiento frente al contexto de violencia que viven mujeres, niñas y adolescentes, investigadoras se congregaron en el conversatorio Feminicidio, una perspectiva desde las universidades en la Unidad Iztapalapa.

La actividad organizada por la Red Universitaria de Géneros, Equidad y Diversidad Sexual (RUGEDS), se da en un contexto de emergencia nacional en el que se han agudizado las violencias, las opresiones y las desigualdades que enfrentan las mujeres.

Durante la intervención en la mesa Desaparición y feminicidio, la doctora Samanta Zaragoza Luna señaló que en México ellas viven lo que algunas teóricas denominan como la suspensión indefinida del derecho, al ser privadas de sus garantías y vulneradas en distintos niveles.

“Son varias las claves que nos permiten analizar y comprender no sólo la desaparición de mujeres y niñas, sino también el fenómeno del feminicidio y muchas otras expresiones de la violencia, una de esas claves es la imbricación del sistema patriarcal, con un sistema capitalista, colonialista y racista”.

La profesora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), plantel San Lorenzo Tezonco, añadió que la precarización, la desigualdad social y el despojo generan también condiciones propicias para la reproducción y la exacerbación de estas violencias.

Otro aspecto que permite entender estos fenómenos es la inacción, la indiferencia y la pasividad del Estado, que se ha propuesto enfrentar estas problemáticas con leyes, políticas públicas y mecanismos enfocados en administrar las violencias, más que en erradicarlas.

“Uno de los factores que han agudizado los casos de feminicidio en nuestro país está relacionado con la situación de las instituciones de impartición de justicia, que se caracterizan por la omisión, la impunidad, la indiferencia, la dilación, la improvisación, la indolencia y la falta de profesionalización”.

Aunque México cuenta con un marco normativo muy amplio, políticas públicas, “acciones tendientes a atender el fenómeno de la violencia contra las mujeres y el trabajo titánico de las ONG y familiares, enfrenta una crisis aguda en materia de acceso e impartición de justicia”.

La investigadora señaló que esta problemática se debe atender a partir de la transformación de las conciencias, que se tienen que atajar desde el frente del Estado, la educación, la familia, la sociedad misma, los medios de comunicación y los centros educativos.

“Tenemos que reiterar a la universidad su función política frente a la desaparición y el feminicidio, pues puede ejercer mucha presión política ante las instituciones de impartición de justicia, los medios de comunicación y la sociedad en general”.

Sobre ello, la doctora Emanuela Borzacchiello añadió que los fenómenos de desaparición nunca ocurren por casualidad y siempre hay algo que se esconde detrás, al ser producto de un continuo y una acumulación histórica de diferentes tipos de violencias hacia los cuerpos de las mujeres.

La periodista e investigadora italiana explicó que aunque estos fenómenos se distinguen por sus especificidades, es posible trazar una línea que los une, por ejemplo, la desigualdad social que agudiza las situaciones de violencia o la militarización del territorio.

Borzacchiello subrayó que las universidades son centros de producción de conocimiento y un foco de poder muy importante, por lo que es fundamental pensar y visibilizar desde esos espacios estas problemáticas, pues a partir de ello pueden involucrarse diferentes actores, proponer metodologías, generar conocimientos nuevos y rutas de acción.