• La CELAC desde su formación, en febrero del 2010, a iniciativa de México, pretende ser una fuerza como la Unión Europea, sueño que hasta le fecha no ha podido concretarse y dadas las condiciones actuales, difícilmente lo logrará.

Por María Manuela de la Rosa Aguilar/

La reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, en donde México no sólo fue la sede, sino líder, ha planteado una vieja aspiración de reunir en un bloque a toda América Latina, encabezado por México. Esto, con la mira de debilitar a la Organización de Estados Americanos, OEA, que ha sido hasta ahora el organismo insignia de toda América, claro, con la preeminencia de los Estados Unidos y Canadá.

La CELAC desde su formación, en febrero del 2010, a iniciativa de México, pretende ser una fuerza como la Unión Europea, sueño que hasta le fecha no ha podido concretarse y dadas las condiciones actuales, difícilmente lo logrará, no sólo porque no hay consenso, sino porque la fuerza que en determinado momento puede tener toda América Latina junta, económicamente no alcanza para ser un bloque como tal. Las diferencias políticas e ideológicas son parte de los grandes desencuentros, además de que si bien México ha sido hasta ahora el país que más se perfila como líder, tradicionalmente no se le ha visto desde Sudamérica con buenos ojos, incluso en Centroamérica y el Caribe, salvo Cuba.

Y en esta reunión el gran ausente fue precisamente el Caribe, salvo Cuba, así como Chile, Brasil y Colombia.

Cuba participó incluso con un papel protagónico, en el afán del presente gobierno mexicano de reivindicar los valores revolucionarios, pensando en presionar a los Estados Unidos para que pongan fin al denominado “bloqueo” con fines de propaganda, porque que en realidad es un embargo económico porque desde la revolución cubana se apropiaron de empresas norteamericanas, sin indemnizarlas, como señala la normativa internacional. Y esta presencia cubana, que tuvo todo el respaldo del presidente mexicano, no fue muy bien vista por algunos jefes de Estado, sobre todo por tratarse de una dictadura, muy alejada de los ideales democráticos y porque recientemente dejó ver su mano dura contra los miles de manifestantes cubanos, que fueron reprimidos por la fuerza pública, puesto que en este país se pasa por alto todo concepto de derechos humanos.

Acuerdos.

En esta reunión se tomaron 44 acuerdos, muchos de los cuales se pueden considerar formalismos, como el valorar el proceso histórico de consolidación de la democracia; promoción, protección y respeto a los derechos humanos; llamado para democratizar la producción y distribución de las vacunas anti covid-19, en tanto que son bienes públicos globales; la educación como elemento esencial para el desarrollo sostenible; avanzar en la erradicación de la pobreza; rechazo a las medidas coercitivas unilaterales, contrarias al derecho internacional; la igualdad de género y protección de los derechos de los pueblos indígenas; rechazo a la criminalización de la migración ilegal y a toda forma de xenofobia, racismo y discursos de odio; compromiso en la lucha contra el cambio climático; rechazo a todo acto de terrorismo en toda sus formas.

Los dos puntos más destacados fueron: la producción en Argentina de vacunas contra el covid-19, así como iniciativas para la investigación y producción de vacunas cubanas (Abdala, Soberana02 y Soberana Plus); argentina (ABVAC Cecilia Grierson); mexicana (Patria) y brasileña (Butan Vac), por lo que se acordó la creación de una agencia reguladora sanitaria regional. Y otro punto fue el de hacer frente de manera común como bloque a los esfuerzos respecto al cambio climático, destinando 15 millones de dólares, por lo que manifestarán una posición común en la Conferencia COP26 de la ONU, que se llevará a cabo en noviembre de este año en Glasgow, Escocia.

Las dudas.

Mucho se puede decir que contravenga dichos compromisos, puesto que en América Latina y El Caribe hay represión, no siempre se respetan los derechos humanos, los pueblos indígenas siguen olvidados, la democracia sigue siendo una tarea pendiente; la erradicación de la pobreza parece una meta inalcanzable; la lucha contra el cambio climático sigue en último lugar, pues se ha fomentado más la industria tradicional que la sustentable y respecto a la migración, es muy evidente el trato que reciben y este es un problema global que sigue creciendo y va a generar una verdadera crisis global.

Lo curioso es que siendo un tema de gran relevancia, se soslayó hablar sobre la migración, tratando el tema sólo de manera enunciativa.

El hecho de que ya haya una iniciativa para resolver el grave problema de la pandemia, abre la posibilidad de una independencia sanitaria, que en estos momentos resulta de vital importancia, pero todavía queda tiempo para ver resultados, y mientras las muertes siguen aumentando. Y si la agencia reguladora que pretender crearse, logra consolidarse como una verdadera institución sanitaria en América Latina, podría ofrecer una seguridad en torno a la salud para los pueblos de América Latina y del Caribe.

El poder real

Si bien la idea de la CELAC es formar un frente común tipo la Unión Europea, hay que señalar las pequeñas grandes diferencias que hay, pues mientras la economía de América Latina es de unos 6 billones de dólares, siendo Brasil la primera de la región con 1.49 billones, le sigue México con 1.92 billones. En tanto que la economía de la Unión Europea es de unos 18 billones de dólares, donde Alemania tiene 4.3 billones, Reino Unidos tienen 3.1 billones y Francia 2.9 billones Esto es, La Unión Europea es tres veces más grande que América Latina, aunque geográficamente podría caber varias en esta región de América.

Y considerando a las principales economías del mundo, Estados Unidos es de 22.6 billones de dólares; China 16.6 billones; Japón 5.3 billones.

Pero además, México depende económicamente de Estados Unidos, ya que es su principal socio comercial, con un 80% de sus transacciones, por lo que existe una dependencia real con los Estados Unidos, aunado a que una de las principales fuentes de divisas, si no la principal, es la proveniente de los migrantes mexicanos que envían alrededor de 20 mil millones de dólares, lo que representa el 2.5% del PIB. Lo que hace muy difícil sustraerse de la influencia que los Estados Unidos tienen sobre la economía de un país que pretende ser el líder indiscutible de la CELAC.