Por: Redacción/

Sin confianza en los medios de comunicación, las instancias de gobierno y en el sistema público de salud por parte de la sociedad es difícil entrever soluciones efectivas y duraderas a la contingencia sanitaria por el coronavirus COVID-19, ya que demanda consensos básicos e información clara, en sintonía con las expectativas y las necesidades de la población, aseguró el doctor Silvio Waisbord, profesor de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington.

En esta situación es común que surjan identidades sectoriales, partidistas, ideológicas o religiosas que impiden la aplicación efectiva de las estrategias basadas en evidencia científica, lo que quebranta la tarea de frenar la curva de contagios en ascenso y, por ende, pone en peligro a la comunidad.

En el mundo ha habido tantas plagas como guerras y, sin embargo, ambas toman a la gente en forma desprevenida, como ha ocurrido en América Latina, colocada ahora en el epicentro de la emergencia global, expuso durante una conferencia organizada por la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El enorme caudal de datos oficiales en ruedas de prensa, redes sociales, espacios noticiosos y boletines ha conducido a un flujo de ascenso, pero también de caída del interés en el tema, conocida como “la curva de la información”, resultando aún más desafiante sostener las recomendaciones de prevención entre las personas.

La percepción de riesgo está relacionada con la atención que se tiene en las cifras, que cuando disminuyen también ocurre en esta apreciación, lo que afecta las prácticas diarias de quedarse en casa o mantener la sana distancia.

La ciencia tiene certezas e incertidumbres que generan especulaciones, de tal manera que “ahora se dice algo y mañana quizá se rectifique, por lo que los medios de comunicación debieran salirse del esquema inmediatista y apostar por la investigación periodística”, ya que para este gremio es relevante sostener una mirada bifocal, es decir, no perder de vista los mensajes diarios y los del momento, al mismo tiempo que aplicar una noción de las tendencias profundas, transmitidas con un lenguaje claro y accesible, y traducidas a la terminología científica, pensando siempre en la variedad de públicos, ya que de lo contrario la nota será ignorada y esto sucederá paulatinamente con el medio.

Las especulaciones sobre el nuevo orden pospandemia son bastante riesgosas, por lo que el doctor Waisbord recomendó a los intelectuales evitar las teorías ligeras e hizo un llamado a la humildad y a reportar con conciencia sobre el impacto desigual de la enfermedad.

Algunas ideas para generar datos confiables en un contexto como el que se vive producto del COVID-19 incluyen considerar que no hay una inmunización informativa completa y que se necesita la atención constante de quien emite los mensajes para que estén verificados y sean objetivos, pero sobre todo analizar a quién van dirigidos.

Los profesionales deben garantizar siempre la mayor transparencia y la rendición de cuentas; facilitar la comprensión de asuntos complejos; fomentar la compasión; no legitimar reportes falsos; remarcar la desinformación y la ausencia de contenido verificable; entender las preocupaciones y las prioridades ciudadanas, y vincular comunicación con acciones concretas para la solución de problemas.

La conferencia Comunicación, pandemia y crisis: (des)información y la tensión entre la política y la salud pública fue organizada por la Maestría en Diseño, Información y Comunicación, y transmitida por el canal de la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño de la Unidad Cuajimalpa de la UAM en YouTube.