Redacción

El problema del cambio climático en el mundo se puede resolver, pero sólo con la implementación de diversas medidas simultáneas. Existen varias que deben ponerse en práctica, como la implementación de energías renovables: eólica, solar y nuclear –esta última discutible–, además de la sustitución del parque vehicular y del carbón por gas natural.

Así lo dijo Mario Molina, premio Nobel de Química 1995, en el marco de la XXXII Reunión Nacional Estudiantil de Ingenieros Químicos celebrada este miércoles en la UNAM.

“La temperatura del planeta en promedio se ha incrementado un grado en los últimos años, pero si no tomamos medidas simultáneas, el riesgo podría escalar la temperatura de tres a cuatro grados más, lo que sería catastrófico: volvería a algunas zonas inhabitables”, advirtió el ingeniero químico egresado de esta casa de estudios.

Los gobiernos del mundo gastarían entre uno y dos por ciento del producto interno bruto (PIB) para proyectar un entorno que garantice la vida.

Ante estudiantes de 25 universidades de 15 estados de la República, reunidos en el auditorio Alfonso Caso, en Ciudad Universitaria, pidió trabajo conjunto para combatir “el reto más grande que enfrenta la humanidad”.

Se debe influenciar a los gobiernos, ejercer presión a diversos niveles; hay que ser conscientes del potencial de la sociedad para crear problemas, pero también para resolverlos, resaltó.

Molina mencionó tres mitos sobre el cambio climático y cómo la evidencia, incluso de eventos de temperatura extrema, los ha refutado: “dicen que los efectos son naturales y no tienen conexión con la actividad humana, que los cambios serán a final de siglo y que probablemente sean benéficos y, por último, que no es prudente enfrentarlo porque el costo sería prohibitivo. Nada de esto es cierto”, enfatizó.

Ciudad de México

Respecto al “problema tan serio” que padece la zona metropolitana con la calidad del aire, dejó en claro que la problemática no sólo debe abocarse al monitoreo del ozono y sus efectos, pues un factor mayúsculo lo representan las partículas suspendidas.

“Tenemos muchas recomendaciones, hay mucho más por hacer; no vamos a ver resultados a muy corto plazo, es un comienzo. Trabajamos con el gobierno de la Ciudad de México y la Semarnat, pero lo que hemos visto es que el freno para controlar la calidad del aire es la corrupción, pero eso ya está en proceso de cambio”, finalizó.