Por: Redacción/

La cantidad de mexicanos que experimentan una severa restricción del tiempo de sueño es realmente alarmante y constituye una grave epidemia que debe empezar a resolverse, advirtió el doctor Javier Velázquez Moctezuma, académico de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El profesor-investigador del Departamento de Biología de la Reproducción indicó que en las últimas décadas la investigación científica ha revelado que la disminución de horas diarias para dormir está relacionada con un grave deterioro de las capacidades psicomotoras: velocidad de reacción, memoria de trabajo, atención y concentración.

Dicha alteración puede poner al individuo en grave riesgo de cometer errores, involucrarlo en accidentes viales o laborales y aumentar las posibilidades de obesidad, diabetes, síndrome metabólico, hipertensión arterial, problemas de salud mental, entre otras enfermedades.

El director de la Clínica de Trastornos de Sueño señaló que existe también un porcentaje importante de la población que pudiendo descansar bien no lo hace por cuestiones sociales, fiestas o asuntos laborales (jornadas de trabajo muy extendidas o turnos rotatorios).

“Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2016, este porcentaje se ha calculado en 28.4 por ciento de la población encuestada –equivalente a más de 20 millones de mexicanos–, lo cual ya constituye un signo de alarma para el sistema mexicano de salud”.

Sin embargo, otro porcentaje no puede dormir bien porque tiene un trastorno de sueño, alrededor de 50 por ciento, es decir, unos 35 millones de mexicanos, siendo el insomnio o la apnea los padecimientos más frecuentes.

“De manera que si acumulamos las cifras anteriores la cantidad de mexicanos que está experimentando una severa restricción del tiempo de sueño es realmente alarmante y constituye una grave epidemia que debemos reconocer y empezar a resolver”.

Al respecto el académico apuntó que las jornadas extendidas de vigilia y estar despierto por más de 17 horas genera un deterioro considerable de las capacidades psicomotoras.

De manera similar, agrega, “si reconocemos el efecto de los ritmos circadianos en el proceso de aprendizaje, los horarios escolares deben de cambiar, ya que si no los niños no estarán capacitados para ir avanzando en su formación intelectual.

“Mientras estamos despiertos nuestro cerebro trabaja y genera desechos que, a su vez, van a entorpecer nuestras funciones. Al dormir, dicho órgano se deshace de esos residuos y mediante éste y otros mecanismos, aquél y el organismo se restauran. Mantenernos despiertos es un verdadero desatino, un error que puede ser fatal para nosotros y para otros a los que podemos dañar”.

Finalmente, apuntó que dormir no debe ser considerado un lujo ni una frivolidad, puesto que es la manera más barata y eficiente de garantizar una vida plena y saludable, por lo que es prioritario cambiar hábitos y eliminar las jornadas extenuantes.

Además se deben evaluar las condiciones que ameritan intervención de un especialista en medicina del sueño o de algún profesional de la salud que maneje estas patologías, ya que en el caso contrario se pueden enfrentar de manera creciente graves consecuencias para el sistema de salud.