Por: Mugs Redacción

El desarrollo de un proceso biotecnológico para producir ácido cítrico a partir de materia prima no utilizada como alimento humano propone Raymundo Guzmán Gil, alumno de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El autor del trabajo de investigación Obtención de ácido cítrico a partir de celulosa de papel como residuo sólido urbano (RSU) por fermentación con Aspergillus niger recibió Mención Académica 2014 por la Unidad Azcapotzalco.

El estudio –que fue su tesis para graduarse de maestro en el Posgrado en Ciencias e Ingeniería Ambientales que imparte la institución– está enfocado en un proceso biotecnológico para la producción de ácido cítrico mediante materias primas no empleadas como alimento, lo que lo convierte en adecuado para el medio ambiente.

La biomasa que se usaría está dentro del ciclo biogeoquímico del carbono, lo que significa que es parte, a su vez, de los que se llevan a cabo en la naturaleza, detalló en entrevista Guzmán Gil.

“El propósito es buscar otro futuro a esos residuos sólidos, los cuales ya estaban siendo separados. Sin embargo, a lo largo del estudio hemos visto que podemos impulsar otros procesos secundarios para obtener productos de gran interés industrial, ya que contamos con una materia prima muy dinámica para trabajar”.

Lo anterior marcó una etapa previa para seguir otra con las mismas características: “lo que emprendimos tiene muchas más posibilidades de desarrollo y ahora, luego de ingresar al Doctorado en Ingeniería de Procesos, la investigación continuará, pero esta vez con residuos agroindustriales”.

Por ejemplo, “encontré que aquí mismo dentro de la Ciudad de México, en Delegaciones como las de Milpa Alta o Tlalpan, hay gran cantidad de productores de nopal que regularmente envía a una quema controlada los residuos generados.

La idea es recuperar esos desechos para trabajar específicamente con bagazo y espinas del nopal, algo que se desarrollará como proyecto de Doctorado para también convertirlo en ácido cítrico.

El maestro en ciencias e ingeniería ambientales dijo que primero se generará la celulosa con el microrganismo Pycnoporus cinnabarinus; después, con Aspergillus niger se obtendría ácido cítrico por fermentación.

Además del ácido cítrico quedará celulosa sin fermentar, la cual sería utilizada en un primer momento como suplemento alimenticio para ganado, ya que toda la biomasa del microorganismo seguiría presente en dicha celulosa.

El también licenciado en Ingeniería Ambiental por la UAM desarrolló su trabajó en el Laboratorio de Análisis de Procesos a partir del papel desechado en la Unidad Azcapotzalco, donde hace algunos años se implementó una política sustentable de separación de residuos orgánicos e inorgánicos.

“Al ver las acciones que la universidad comenzó a aplicar fue como surgió también mi primera idea: renovar la industria del papel, es decir, pensé que ya no debiera ser necesario cortar un árbol, pues es un procedimiento obsoleto.

“Por ello el trabajo se enfocó en la recuperación de celulosa de papel como RSU mediante un bioproceso consistente en aplicar un pretratamiento para retirar impurezas del papel, seguido de la fermentación con Aspergillus niger del que obtuvimos ácido cítrico”, explicó.

Al utilizar el papel de desecho que se genera en la Unidad Azcapotzalco, el maestro Guzmán Gil encontró que cada 20 gramos se biotransformaron en 5.73 gramos de ácido cítrico.

El ácido cítrico tiene aplicaciones en las industrias alimentaria, farmacéutica y cervecera, entre otras, y es un elemento con mayor valor agregado que el papel de reúso, ya que un kilogramo de bond reciclado cuesta un peso, mientras que 500 gramos de ácido cítrico equivale a 632 pesos.

El maestro Guzmán Gil consideró que el sector productivo debiera cambiar su perspectiva y enfocarse a procesar ese tipo de residuos que ya están separados para reutilizarlos con ayuda de la ingeniería, principalmente aprovechando los desechos lignocelulósicos en la obtención de celulosa.

También recomendó aplicar este tipo de bioprocesos a residuos agroindustriales, así como a los de la poda y jardinería. “De este modo puede tenerse una fuente o materia prima con la que se podría producir celulosa y satisfacer las necesidades de la industria del papel”.

En una segunda etapa pretende desarrollar un proyecto vinculado al tratamiento de los efluentes textiles con los mismos microorganismos, ya que una vez adaptados a producir enzimas extracelulares tendrán la capacidad de biodegradar los contaminantes derivados del ramo textil.

El maestro Guzmán Gil sostuvo que con estos procedimientos tecnológicos se proponen ciclos adecuados para el medio ambiente y que se encuentran entre los denominados biogeoquímicos, pues utilizan biomasa ya existente transformándola en productos útiles de manera natural.

El egresado de la UAM resaltó la alta calidad de los laboratorios de esta casa de estudios, donde “tenemos acceso a diferentes equipos para monitorear todos nuestros procesos, algo que nos permite contribuir con propuestas científicas”.

La Mención Académica que le confirió la Unidad Azcapotzalco “es muy importante para mi carrera porque es un reconocimiento otorgado por varios profesores, quienes poseen una gran trayectoria profesional y el hecho de haber considerado mi trabajo como una aportación de calidad es gratificante”, finalizó.