Por: Redacción/

La diabetes no es una condición que impida la atención bucal, por el contrario, se requiere mayor cuidado y visión de los objetivos a seguir con los pacientes, apuntó la maestra Celia Linares Vieyra, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al impartir la conferencia Salud bucal, infecciones y diabetes en el ciclo Charlas de ciencia, organizado por el Proyecto de Divulgación de la Ciencia de la Coordinación de Extensión Universitaria de la Unidad Xochimilco, expuso que en un análisis multidisciplinario que se realiza en la Universidad estudia los efectos de la intervención estomatológica integral en el control glucémico, la enfermedad periodontal, candidiasis, abscesos bucales y niveles de citosinas en pacientes con diabetes tipo 2.

La especialista comentó que se trata de un ensayo clínico controlado aleatorio con un diseño metodológico longitudinal y de alto requerimiento, en el que también participan profesores del Departamento de Producción Agrícola y Animal de esa sede y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“El estudio evalúa el efecto de ese padecimiento en la salud bucal en general y está enfocado en los aspectos de tipo infeccioso provocados por altos niveles de azúcar en la sangre”, detalló la académica del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco.

Aun cuando este tema ha sido propuesto en diversas investigaciones, no hay consistencia en los hallazgos, pues en ocasiones la metodología no es la adecuada o se trata de estudios transversales en los que no puede hablarse de causalidad.

“Numerosas indagaciones apuntan sobre la relación entre la diabetes y el padecimiento periodontal, lesiones cariosas y pérdida de dientes, incluso propuestas para entender a qué se debe, pero verla como un factor de riesgo todavía es controversial”.

En otros casos las pruebas son de muy corta duración y sólo se mide la evolución de los enfermos por tres o seis meses, lo que no permite hacer afirmaciones contundentes.

Por ello propusieron un estudio de largo aliento en el que se da un seguimiento a las personas por dos años y se busca controlar la variable de la atención bucal, limitar el proceso infeccioso, eliminar esos focos y controlar el problema periodontal.

“Cada seis meses son evaluados con un cuestionario diseñado ex profeso, considerando algunos factores de riesgo, entre ellos: tabaquismo, alcoholismo, sobrepeso, control metabólico y un examen minucioso de la cavidad bucal”, agregó.

Linares Vieyra espera que este conocimiento abone a la atención de esta población, pues se cree que el individuo con diabetes es propenso a infectarse y tener otras complicaciones, por lo que odontólogos poco informados o sin la formación adecuada pueden decidir no atenderlos al ser pacientes de riesgo.

La académica destacó la labor de las clínicas estomatológicas de la Unidad Xochimilco, las cuales fueron creadas como elementos de integración del servicio, la docencia y la investigación, para tener en cuenta la demanda de varias comunidades de la ciudad. “Esos centros tienen una función vital, no sólo para la Licenciatura en Estomatología, el Departamento de Atención a la Salud y la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, sino para toda la universidad y la comunidad que ya las identifica como suyas”.