Por: Redacción/

Cuando las organizaciones permiten que sus trabajadoras y trabajadores tengan un balance de vida, a través de herramientas necesarias para su capacitación y desarrollo profesional y personal, logran que ambos se sientan más dispuestos, comprometidos y obtengan mejores resultados, aseguró Erika Villavicencio-Ayub, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

En ocasión del Día Internacional de la Mujer destacó que el tema de la inclusión de la mujer en el ámbito organizacional pareciera avanzar en la agenda política; sin embargo, según cifras que reportó la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en marzo de 2020, el 26 por ciento de las empleadas han vivido con algún tipo de discriminación o violencia laboral (mobbing). Una cantidad importante son madres solteras que toleran estas situaciones para llevar un sustento a casa.

“Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el primer trimestre del 2019 se reportó que más de 10 mil mujeres abandonaron su empleo por acoso laboral. Esto indica que aún estamos en espacios de trabajo donde todavía la cultura machista permea; son elementos que evidencian lo mucho que nos hace falta”, enfatizó.

La universitaria afirmó que de acuerdo con entrevistas que ha realizado a distintas colaboradoras de empresas en el país, por cada 10 altos ejecutivos solo uno es del género femenino; la mayoría indica que sacrificaron aspectos de su vida personal, como la posibilidad de formar una familia o de ser madre; hay quienes tienen la oportunidad de tener ambos roles, pero aseguran que es desgastante o poco flexible.

Mejores condiciones

Villavicencio-Ayub sostuvo que al otorgar un contrato que brinde prestaciones, capacitaciones, horarios adecuados y derecho a la desconexión, habrá gente que quiera trabajar más comprometida con la organización y hacer equipos colaborativos orientados al cumplimiento de objetivos.

Durante la pandemia por la COVID-19, manifestó que se redujo la participación de la mujer en el ámbito laboral en 45 por ciento. Además, la distribución de las actividades y responsabilidades en el hogar se le adjudican, con ello desempeña un triple rol: trabaja, cuida de los hijos y está a cargo de la casa.

“Encontramos que trabajadoras están teniendo niveles importantes de desgaste profesional, de trastornos de ansiedad o de depresión, e incluso pierden la capacidad de tener una mejor calidad de vida y de salud por tratar de cubrir la demanda de funciones”, destacó.

El 70 por ciento de las personas que piden ayuda en los servicios que ofrece la Facultad de Psicología de la UNAM, continuó, son mujeres, y esto se debe a que suelen expresar más sus emociones que los varones. El miedo, la inseguridad, el bombardeo de malas noticias y los procesos de duelos han sido temas difíciles para los mexicanos.

“Tenemos que empezar un cambio dentro de nuestras organizaciones, desde nuestro núcleo principal que es la familia, evitar las conductas machistas de agresiones constantes que a veces son inconscientes y que atacan mucho a la mujer. No se trata de ser feministas o de estar en contra de los hombres, sino dibujar un escenario de equidad de género en todos los ámbitos de nuestras vidas”, concluyó.