Por: Redacción/

Octubre es considerado como el mes rosa, reconocido y elegido mundialmente para redoblar esfuerzos a favor de la salud de las mujeres y han sido estas últimas quienes han escrito su nombre en la historia del olimpismo mexicano, tales como María del Pilar Roldán y María Teresa Ramírez, atletas que marcaron el inicio de las glorias deportivas femeniles en los Juegos Olímpicos de México 1968, al convertirse en las primeras medallistas nacionales.

La máxima justa disputada en nuestro país, vio coronarse por primera vez a ambas atletas en las disciplinas de esgrima y natación, respectivamente, quienes contribuyeron a la importante suma de nueve metales totales por parte de la delegación mexicana, la cual tuvo actividad en tierra azteca durante 16 días.

Fue el 24 de octubre de 1968, en la Alberca Olímpica Francisco Márquez, cuando la exnadadora, María Teresa Ramírez, se sumó a la cosecha de preseas al obtener el bronce en la final de los 800 metros libres tras superar a Karem Rojas con un tiempo de 9:38:05, solo una décima de segundo de diferencia sobre la australiana (9:38:06).

De ese modo, Ramírez precedió el triunfo de María del Pilar Roldán, que días antes, el 20 de octubre de 1968, la esgrimista brilló al convertirse en la primera medallista nacional obteniendo, lo que hasta el momento significa la única presea de la disciplina obtenida en una justa de verano.

La Sala de Armas, ubicada en Ciudad Deportiva, fue el escenario donde la joven atleta, proveniente de una familia de grandes deportistas, vio cristalizar su sueño al colgarse la presea plateada en la modalidad de florete tras derrotar a la húngara Ildikó Rejtő-Ujlaky-Sági.