Por: Redacción

Nunik Sauret, Manuel Marín, Olivia Rojo, Eugenia Bena-bib, Ulises García y Luis Verdejo imaginaron, intuyeron y abordaron un mismo dibujo para concebir Palimpsesto, una muestra que replantea cuántas lecturas detona una obra y si es el espacio gráfico algo inacabado.

Denominada con el término griego antiguo παλ?μψηστον –que significa grabado nuevamente y refiere el manuscrito que conserva las huellas de una escritura anterior en la misma superficie, borrada de manera expresa para dar lugar a otras inscripciones– la exposición colectiva concatena propuestas a partir de un eje creativo.

Hasta el tres de mayo permanecerá abierta en la Galería de Arte Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) como parte del proyecto Seis grafógrafos, una iniciativa que convocó a destacados autores que durante 2017 presentarán su trabajo con el propósito de reflexionar sobre el significado de esa técnica pictórica.

A partir de un detonador, Sauret, Marín, Rojo, Benabib, García y Verdejo desarrollaron el proyecto de piezas que dialogan entre sí, en una exhibición que ofrece “una variedad de apropiaciones y acercamientos imaginativos e intuitivos a seis creaciones”, refiere Verdejo en la hoja de sala.

En esta dinámica de carácter lúdico, cada uno elaboró una obra con distintos materiales que envió a los demás y, en una segunda fase, fueron impresos cinco bosquejos de los mismos artistas para apropiarse de ellos al recortar, delinear y pegar productos distintos a partir de un original que fue el soporte del palimpsesto.

En actitud transgresora, cada participante invadió un espacio gráfico no personal y entabló una conversación con el lienzo del otro para alterar el quehacer cotidiano y trastocar procesos artísticos explorando formas de hacer e intervenir una pieza total.

La exposición consta de 36 dibujos en técnica mixta dispuestos en bloques que dejan ver los vínculos y puntos de encuentro, cuya integración resultó en composiciones heterogéneas y maneras distintas de utilizar espacio y materiales para crear algo a partir de lo ya trazado, pero sin sepultarlo.

Cada composición es un guiño al universo grafógrafo o una invitación a releerla a partir de los motores presentados y el abordaje del lienzo, en una conversación inacabada en la que el visitante tendrá voz respecto de cada una de ellas.

Destaca la interpretación de Rojo de los cuadros de Marín y Verdejo, así como la propuesta de Sauret al de García, pues resignificaron cada trabajo y dotaron el suyo de un espíritu y un lenguaje personales, al poner de relieve el dominio de las prácticas gráfico-dibujísticas.

Los asistentes a Palimpsesto en la Unidad Iztapalapa dispondrán de un blog creado ex profeso para opinar y entablar un diálogo con los artistas.