Por: Redacción/

Los gobiernos de los países de la Eurozona y Gran Bretaña están aplicando programas para mitigar los efectos económicos de la pandemia que incrementan la deuda pública, lo que a la postre representará un grave problema financiero que provocará recesión y desempleo crecientes, advirtieron especialistas de esa región en la duodécima sesión del Ciclo de conferencias Coronavirus, depresión mundial y crisis sistémica, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Los expertos citaron proyecciones de organismos multilaterales según las cuales este año el Producto Interno Bruto (PIB) británico caerá casi cinco por ciento; en Italia alrededor de 12 por ciento y en España alrededor de 13 por ciento.

La doctora Victoria Stadheim, profesora de la Universidad de Winchester, en Gran Bretaña, indicó que las medidas oficiales en aquella nación representan 15 por ciento del PIB y el pago de 80 por ciento del salario a los trabajadores por parte del Estado para sostener los puestos laborales.

El paquete de rescate asciende a 14 mil millones de libras al mes y se pronostica que continuará hasta octubre próximo, además del otorgamiento de créditos a las pequeñas empresas, la construcción de hospitales y el financiamiento al sistema de salud, lo que significa “un golpe a las políticas de austeridad como paradigma” asestado por el COVID-19.

En el contexto de una recesión histórica, las medidas económicas implementadas resultan muy caras y en el terreno monetario se trata de una política expansiva con una tasa de interés bancaria de 0.1 por ciento, la menor en los años recientes, mientras que el apoyo a los ancianos y la protección a los empleados de la salud han sido un desastre, ya que los fondos son insuficientes en esa nación que reporta 42 mil fallecidos.

La crisis sanitaria y económica se lidió con una lentitud pasmosa por parte del primer ministro, Boris Johnson, quien no comprendió la amenaza ni reaccionó de manera adecuada, a pesar de que el virus llegó dos semanas más tarde que a Italia y España, argumentó Stadheim.

El doctor Samuele Mazzolini, presidente de Centro de Estudios Alternativos Comuna de Italia, recordó que este país suma 35 mil muertos y tuvo como epicentro de la enfermedad la provincia de Lombardía, pero “antes del coronavirus el PIB crecía en 0.3 por ciento, es decir, con el peor desempeño en el área, así que ahora se vaticina una caída de ocho por ciento, aunque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la sitúa en 12 por ciento en 20202 y con un avance de cuatro por ciento en 2021”.

La desocupación abarca un tercio de la población juvenil; las exportaciones retrocederán en 14 por ciento, y las inversiones en 12 por ciento, en medio de un fenómeno registrado en los últimos meses de italianos que emigran en busca de mejores empleos, como sucedía hace más de un siglo.

Otro tema preocupante es la deuda pública –que pasará de 135 a 165 por ciento del PIB– y el gobierno brinda apoyos a los trabajadores, que no pueden ser despedidos hasta el mes de agosto.

El doctor Juan Pablo Mateo Tomé, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, comentó que España –que con el ajuste de cifras podría alcanzar hasta 42 mil defunciones– afrontará el mayor descalabro del PIB entre los países de la comunidad europea.

Si bien desde 2013 vivía un ciclo de repunte económico, no era suficiente para sentar las bases de una recuperación sino, por el contrario, se reproducían desequilibrios anteriores y, en algunos casos, con signos más agudos, pronosticándose problemas graves por la relevancia del turismo, los servicios, el comercio y la industria automotriz, actividades que se encuentran muy mal.

Durante el confinamiento, el PIB descendió 17 por ciento y al cierre de 2020 el Banco de España ha señalado que el desplome será de 13 por ciento. La deuda pública representa actualmente cien por ciento del PIB y se situará en 120 por ciento, al término del primer ciclo del contagio del COVID-19.

En esa nación “no se vislumbra que los trabajadores luchen por un modelo de Estado de bienestar, ya que los simpatizantes de la izquierda no están en las calles y quien está movilizada es la derecha, con lo cual se avizoran además dificultades políticas para el gobierno de Pedro Sánchez Pérez-Castejón”, concluyó Mateo Tomé.

La sesión Impactos del COVID-19 y de la recesión en Europa tuvo lugar dentro del ciclo virtual de conferencias Coronavirus, depresión mundial y crisis sistémica, organizado por el Área de Sociedad y Acumulación Capitalista del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco de la UAM.