Por: Israel Mendoza Pérez/

La cruzada anticorrupción de la cuatroté es un proyecto vulnerable. La debilidad en los procesos de honestidad y honradez por parte de funcionarios del recién creado Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (Indep) es la mejor muestra de que al presidente Andrés Manuel López Obrador le fallaron sus decálogos del buen funcionario. No todos comulgan con su ideario.

Su cruzada contra la corrupción inició contra las instituciones del pasado en las que estaba enraizada la transa y el beneficio de la clase política. Esa batalla era parte fundamental del proyecto de transformación. Lo increíble es la existencia de malas mañas en un instituto de nuevo cuño emblema de la 4-T. Esa es la discusión de fondo a la que entró Jaime Cárdenas tras dejar el Indep.

En unas líneas de su carta de renuncia resume el estado de putrefacción en el que se encuentra el instituto al que algunos de los servidores públicos de la 4-T “le roban a lo robado”.

“Encontramos, al inicio de nuestra función, probables irregularidades administrativas, procedimientos de valuación que no garantizan los principios del artículo 134 constitucional como mutilación de joyas, contratos favorables a las empresas y no al Indep, así como conductas de servidores públicos contrarias a las normas”, reveló el ahora exfuncionario en su documento.

El Presidente metió al tema en la agenda de la política y no atendió el fondo. La responsabilidad administrativa de más de 70 funcionarios que ya se encontraban en la lista negra de al menos dos reportes elaborados por Jaime Cárdenas en las que detectó una serie de anomalías.

En sus palabras mañaneras, la obligación de Jaime Cárdenas al frente del Indep era “limpiar”. En términos simples es una contradicción “barrer de arriba para abajo” una de las instituciones creadas por este gobierno. Esa institución debió nacer limpia y continuar así.

Aún así, el Presidente ya le dio trato de adversario a Cárdenas Gracia y le recetó una retahíla de frases: “no le entró… y el que el que se aflige, se afloja; es una transformación, no es día de campo, no son tamalitos de chipilín”.

Con esos epítetos desde el atril de la mañanera cerró el tema desde el punto de vista político aunque de paso en su segundo día de golpes lo llamó politiquería. Aunque la mutilación de joyas y las irregularidades no están documentadas en la Secretaría de la Función Pública. Hasta ahora ya se tiene una denuncia ante la Fiscalía General de la República, pero el hecho es que se le dio un fuerte pellizco al botín de lo robado al pueblo.

Jaime Cárdenas, después de ser consejero del IFE, abanderó el proyecto de López Obrador desde las siglas del PRD, como legislador y defensor del proyecto alternativo. Su lealtad al político tabasqueño está probada pero ahora, machucó el callo que más le duele a la cuatroté, poner a prueba la honestidad. Se volvió un personaje incómodo y así permanecerá en lo que resta del sexenio.