• La situación en materia de combate al coronavirus no mejorará en muchos sentidos y no existe la voluntad gubernamental de elevar el número de pruebas.

Por: Israel Mendoza/

Aunque se tenga en ciernes la vacuna contra el coronavirus, Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, mantendrá la misma estrategia para combatir al virus. Nada va a cambiar. A seis del primer caso en el país y con más de 56 mil fallecimientos, las contradicciones en el uso de cubrebocas desde integrantes de la 4-T, los falsos aplanamientos de la curva y jugársela con los mismos funcionarios es la constante.

La situación en materia de combate al coronavirus no mejorará en muchos sentidos y no existe la voluntad gubernamental de elevar el número de pruebas. El resultado de ello es el tercer lugar que ocupa México a nivel internacional en el número de fallecimientos. De acuerdo con las proyecciones del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME, por sus siglas en ingles) de la Universidad de Washington pronostica un escenario en el que el país alcanzaría las 150 mil muertes por COVID-19 en diciembre de 2020. En un escenario menos dramático sería un total de 104 mil 151 muertos, hasta el 1° de diciembre.

Pero a estas alturas el gobierno sólo espera la vacuna financiada por la fundación de Carlos Slim. La estrategia y la permanencia del equipo encabezado por Hugo López-Gatell, como vocero permanecerá intacta. A final de cuentas la segunda fase para combatir la pandemia será la vacunación; viene en camino y se comenzará a trabajar en la vacunación de la población.

En este punto el gobierno debe tener en cuenta que se debe contar con la infraestructura necesaria para la distribución y aplicación. Aunque Astra Seneca es la institución que tiene el estudio más serio de seguridad y eficacia a los estudios previos de aplicación humana. Aún falta la etapa tres —la cual es conocer cuánto inmuniza— con todo puede fallar. Además de que el primer lote de entre 150 y 250 millones de dosis para América Latina resultan insuficientes para la región.

Al menos en Latinoamérica hay 668 millones de habitantes. En el caso más optimista de que fuera efectiva la vacunación se requiere un 70 por ciento de personas vacunadas entonces se necesitan 467 millones de personas vacunada. A bote-pronto la primera fase de producción y distribución no alcanza a cubrir al 100 por ciento de la población.

Si a esto se suma que en promedio una vacuna tarda en consolidarse con todo y sus tres fases de prueba entre dos y diez años, la esperanza de tener una inmunización pronta se puede prolongar. Como ejemplo, al menos el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) se mantiene latente y desde sus inicios se ha buscado una vacuna efectiva y no ha llegado y se tiene esa enfermedad desde hace 40 años en el planeta.

El optimismo del gobierno por la vacuna se desborda. Sin embargo, la cuatroté desmanteló, en nombre de la austeridad, parte del sistema de salud. La vacuna será su “salvavidas político”. Pero para que llegue a la población la distribución y aplicación aún faltan seis largos meses.