Por: Redacción/

Por sus actividades, trabajo e ímpetu, Mariel García Montes, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, obtuvo una beca para cursar un doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), campus Boston, Estados Unidos. Este logro, que alcanzó por méritos propios, la convierte en un ejemplo a seguir.

“La UNAM es un semillero de héroes y de profesionistas que forman los caminos de sus estudiantes. Cada día que paso en el MIT me doy cuenta de los regalos que recibí en la Universidad. Somos pocos quienes tenemos acceso a una educación pública, gratuita y autónoma, no sólo en México, sino en el mundo. Es algo que debemos proteger”, afirmó la joven universitaria.

“Orgullosamente hecha en CU”, Mariel se dedica a temas de tecnología para el cambio social y la justicia. En su proyecto de doctorado abordará la privacidad en la tecnología, pues en México los derechos de las personas en este ámbito no son respetados, explicó.

Como estudiante de Filosofía, su interés surgió al tener acceso a conocimientos sobre humanidades digitales y percatarse cómo desde el aula la tecnología tiene impacto en la sociedad. También, cómo la filosofía puede aportar, con sentido ético, al análisis de las nuevas tecnologías y sus derivaciones, como la inteligencia artificial.

“La tecnología no es sólo para ingenieros, ni la política para abogados; cualquier profesionista puede involucrarse para crear regulaciones en beneficio de la sociedad. Psicólogos, filósofos o sociólogos pueden intervenir para crear regulaciones en este tema, para que sea más incluyente y justo el panorama que se engendra”, remarcó.

Una más de sus motivaciones es saber que gran parte de las investigaciones que se desarrollan tienen fines corporativos o gubernamentales, y pocas cubren causas sociales o de justicia.

“Actualmente trabajo en humanidades y tecnología, sobre todo en América Latina. En la maestría me dediqué a áreas como privacidad en Internet y las juventudes, y cuáles son los enfoques que son funcionales desde Canadá hasta Argentina para pensar en el mundo que les dejaremos a los niños”, enfatizó.

“Siempre voy a agradecer la asesoría en humanidades digitales de Alejandro Pisanty, de la Facultad de Química, y de Ernesto Priani, de Filosofía; también la de Jorge Linares y Leticia Flores, en ética, y la de Nora Matamoros, quien apoyo para que mi tesina de licenciatura fuera un objeto didáctico”, concluyó la joven exalumna.