• “El sector industrial mexicano tiene poco interés y participación en la innovación, mientras que las casas de estudio no alcanzamos a solucionar los problemas de la industria”, indicó Gustavo Pacheco, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Lerma.

Por: Redacción/

Resulta necesario tender puentes de diálogo y acercamiento entre las instituciones de educación superior y el sector productivo, ya que en México no ha habido suficiente decisión política para que “este abismo se vuelva un valle”, coincidieron investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Como parte del cierre de la segunda temporada de UAM conCiencia. El futuro de la ciencia en México, los investigadores Gretchen Lapidus Lavine, del Departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica de la Unidad Iztapalapa; Sonia Comboni Salinas, del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco; Alenka Guzmán Chávez, del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa, y Gustavo Pacheco López, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Lerma, reflexionaron en torno al tema La investigación y el desarrollo de los sectores social, salud y productivo.

“El sector industrial mexicano tiene poco interés y participación en la innovación, mientras que las casas de estudio no alcanzamos a solucionar los problemas de la industria”, indicó el doctor Pacheco López.

Además, se requiere una política de largo aliento que promueva el acercamiento entre estas dos esferas y que posibilite que se den círculos virtuosos que hasta el momento no han ocurrido, expresó.

El académico de la Unidad Lerma consideró que las universidades públicas son instituciones generadoras de un alto impacto social y económico, pero es fundamental documentarlo de manera cuantificable para definirlo con toda claridad.

La doctora Comboni Salinas señaló que la investigación universitaria debe ser imprescindiblemente dirigida hacia el aporte de soluciones a problemáticas y necesidades que preocupan a nuestra sociedad, así como a los beneficiarios directos vinculados a los diversos proyectos de indagación.

“La capacidad de la ciencia para contribuir a los procesos de transformación social reside en la posibilidad de ofrecer conocimiento valioso para el progreso cultural, social y económico para combatir la desigualdad y la injusticia, producida en condiciones de independencia respecto de los intereses, fuerzas y poderes en lucha por su preponderancia económica y política”.

De acuerdo con la doctora Guzmán Chávez hace falta una articulación de los diferentes agentes e instituciones que permitan generar políticas de ciencia y tecnología con el objetivo de que el país avance en estas áreas que después se traduzcan en derramas económicas.

Cuando los políticos se den cuenta de que el desarrollo de la ciencia y la tecnología va a tener resultados en el crecimiento económico y en el bienestar social, “en ese momento se va a entender por qué lo que hay es una especie de analfabetismo político”.

La docente de la Unidad Iztapalapa expresó que la economía no puede crecer si no tiene esas capacidades acumuladas y entonces se precisa un buen nivel de educación para que la población tenga las bases que le permitan el aprendizaje, de ahí que los gobiernos deban destinar mucho en el nivel básico y después en el universitario.

“México debería de tomar un papel mucho más activo porque nos llega el tiempo en que no invertimos lo suficiente para tener esas capacidades científicas y tecnológicas que nos permitan remontar el rezago que tenemos”, alertó.

La doctora Lapidus Lavine recordó que la Casa abierta al tiempo tiene que abocarse hacia la sociedad, el gobierno y quien pudiese necesitar lo que puede ofrecer y ver más hacia afuera. “Tenemos la facultad de resolver problemas desde nuestros académicos y con nuestros estudiantes y hay que tratar de traer a la sociedad hacia la Universidad”, sostuvo.

La Profesora Distinguida de la UAM reconoció que uno de los grandes problemas es que al terminar sus licenciaturas los jóvenes no encuentran industrias que les den empleo, “entonces hay un desentendimiento entre lo que hacemos en la Institución y lo que realizan el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y las industrias, parece que son abismos y no hay ligas entre uno y otro”.

La sesión fue moderada por el doctor Rafael Bojalil Parra, adscrito al Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, quien manifestó su preocupación ante las posibles limitantes que tenga la ciencia y su desarrollo en el país con la aprobación de la Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación.

“Representa una grave regresión al respecto de cómo se va a manejar la ciencia en el país porque Conacyt pretende controlar todo el dinero que invierte el Estado en estas áreas, por otro lado, está definiendo cuáles son los problemas nacionales estratégicos que son los únicos a los que va a financiar, entonces parece que nos están poniendo una camisa de fuerza y que nos van a imponer una Ley que será terrible en términos del desarrollo de la investigación”.