• Los terrores nocturnos son unas de las exaltaciones más impactantes, pues la persona grita, llora, trata de defenderse, pide ayuda e incluso llega a lastimarse o lesionar a otros.

Por: Redacción/

La atención de un especialista en medicina del sueño es indispensable cuando se presentan episodios de parasomnia, ya que un diagnóstico oportuno marcará la diferencia en el tratamiento y en la calidad de vida de los pacientes, señaló la doctora Yoaly Arana Lechuga.

En su charla virtual sobre parasomnias, la coordinadora de la Clínica de Trastornos de Sueño de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) afirmó que ese tipo de alteraciones, sus síntomas y manifestaciones deben prevenirse y tratarse.

Los casos breves e involuntarios de hablar, caminar, reír o gritar mientras se duerme –definidos como sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas, vivencia de los sueños y parálisis– pueden dividirse en tres bloques: parasomnia de activación; sueño REM –rapid eye movements– o MOR –movimientos oculares rápidos– entre otros trastornos.

Los primeros ocurren en el sueño de ondas lentas, pues al igual que otros mamíferos, los seres humanos duermen en lapsos diferentes que se repiten durante las horas de descanso.

Dos periodos, conocidos como N1 y N2, forman el descanso ligero, “después entramos al sueño de ondas lentas denominado N3, que es la fase más profunda de todas, en la que reposamos físicamente y de la cual nos cuesta mucho trabajo despertar”.

A continuación, el cerebro entrará al sueño REM, una etapa enigmática en la cual “van a pasar varias cosas, la más interesante o la que más atrae es que soñamos y tenemos estas ensoñaciones estructuradas con una historia clara, con personas que podemos identificar e involucrarnos con ellas”, explicó la especialista de la UAM.

Esos episodios pueden presentarse en el curso del sueño, pero según sean las alteraciones, se requerirá o no tratamiento, debido a que existen las parasomnias de activación: sonambulismo, terrores nocturnos e ingesta nocturna de alimentos, que pueden atenderse con terapia psicológica y en algunos casos con medicamentos.

El sonambulismo –quizá uno de los trastornos más conocidos– ocurre cuando el paciente se encuentra en el sueño de ondas lentas, el ciclo más profundo, por lo cual va a ser muy difícil despertarlo y es recomendable no hacerlo, sino guiarlo o contenerlo y esperar a que pase.

Los terrores nocturnos son unas de las exaltaciones más impactantes, pues la persona grita, llora, trata de defenderse, pide ayuda e incluso llega a lastimarse o lesionar a otros. Resultan más frecuentes en niños y pueden ser benignos, debido a que no obedecen a alguna patología del sistema nervioso central y desaparecerán espontáneamente con el neurodesarrollo.

“Cuando estamos en una parasomnia de activación en niños tenemos que mejorar la higiene del sueño, evitando que se activen con televisión, juegos de video o cualquier equipo electrónico”, por lo que se recomienda apagar –al menos dos horas antes de ir a dormir– los dispositivos y reducir el consumo de activadores del sistema nervioso central, incluidos café, chocolate y azúcar.

Las parasomnias de activación en adultos pueden estar asociadas a alguna enfermedad psiquiátrica o afectación del estado de ánimo: depresión o ansiedad, por lo que es importante acudir a valoración con un especialista.

Además “hay que aumentar el tiempo que dormimos, ya que las parálisis de sueño las vamos a ver con mayor frecuencia cuando estamos restringidos de descanso o desvelados, sobre todo si estamos pasando por periodos de estrés”, concluyó la doctora Arana Lechuga.