Por: Redacción/

Un nuevo contrato social, la redefinición de la función del Estado y la promoción de un desarrollo sustentable son elementos clave de una agenda pública que permita acabar con la ola de indignación y violencia que agita el mundo, señala David Campos Ruiz, director general editorial y de imagen legislativa de la Cámara de Diputados.

En el artículo Algunas propuestas para salir de la decadencia, publicado en el número 203 de la revista El Cotidiano que edita la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el especialista considera que se trata de una agenda de corte liberal que reivindique la ampliación de las libertades civiles con un enfoque de derechos y responsabilidades, e incluya como un debate fundamental la relación entre el mercado, la sociedad y el Estado para configurar una opción de desarrollo.

El egresado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de El Colegio de México afirma que resulta sintomático que la discusión pública esté casi paralizada ante la ausencia de propuestas que postulen alternativas al conservadurismo de derecha o de izquierda, la polarización social y el autoritarismo como ocurre en Estados Unidos, Rusia, Filipinas, Venezuela, Turquía o Nicaragua.

El investigador plantea acordar un nuevo contrato social que restablezca el sentido de la política, entendida como la reconciliación de valores e intereses diferentes en la búsqueda del bien y objetivos comunes.

No obstante, en un entorno global dominado por la profundización de la desigualdad social, el bajo crecimiento, el desempleo estructural y el recrudecimiento de la violencia –física y verbal– se requiere una transformación de gran alcance para recuperar el sentido de comunidad y la confianza que están en la base de las sociedades funcionales.

La crisis fiscal del Estado de bienestar también explica la ruptura de las redes de interdependencia, solidaridad y obligación mutua debido a la limitada capacidad de crear bienes, servicios y espacios públicos, ante lo cual la sociedad se fragmenta, pierde cohesión y se extravía la consideración elemental de la “otredad”, llámese inmigrante o marginado.

Campos Ruiz señala que la transformación del mundo del trabajo y la incapacidad de una amplia mayoría de realizar una contribución redituable que no sólo asegure medios suficientes de subsistencia, sino la dignidad y la autoestima generó que los empleos fijos acabaran por siempre.

El pago por hora, el autoempleo, los puestos a distancia y el enorme escollo que en algunas sociedades en desarrollo representa la informalidad asociada el clientelismo, el crimen organizado y la improductividad son las condiciones predominantes en la actualidad.

El maestro en prospectiva internacional por la Universidad de Paris V destaca que para renovar el contrato social es indispensable operar una política social con un enfoque de igualdad de acceso a las oportunidades.

El bienestar básico y los servicios públicos de calidad deben distribuirse en función de las necesidades y no exclusivamente por las contribuciones y la pertenencia a grupos o clases sociales.

El académico indica que el modelo de desarrollo que correspondería al esquema de regulación de las relaciones entre el mercado, la sociedad y el Estado es la noción avanzada de desarrollo sustentable y refiere que para trascender el conpceto tradicional de conciliar las variables económicas y ambientales es necesaria la integración de ambas visiones, con la variable social como base de una competitividad fundada en las tecnologías limpias y el impulso de la producción y el consumo sustentables.

Campos Ruiz sostiene que alcanzar un orden político propicio para una transición hacia un nuevo contrato social y el papel del Estado en la aplicación de un modelo de desarrollo sustentable exigen el establecimiento de una democracia liberal que sea capaz de orientar esa transformación mediante la configuración de un gobierno con la legitimidad y el mandato suficientes para impulsar, por ejemplo, el cambio de la política fiscal y una gobernanza moderna.