Por: Tris

Este domingo se renovará la dirigencia nacional del PAN. es una lucha abierta entre huestes maderistas contra calderonistas. De todas maneras, perderán los panistas de prosapia. El que gane  cobrará facturas a sus detractores. El partido podría seguir a la baja.

Entre acusaciones mutuas -de trampas que incluyen alteraciones del padrón de militantes- Ricardo Anaya Cortés (a quien algunos señalan ya como el virtual ganador), se enfrentará en las urnas a Javier Corral Jurado.

Corral sumó  a su lucha a los más calderonistas: Margarita Zavala (esposa del ex presidente y quien se ha proclamado precandidata panista a la Presidencia de la República en el 2018).

Lo anterior, a pesar de que en 2012 , a través de una carta dijo a Felipe Calderón “Innegable es tu forma de tratar a los panistas, perdiste todo sentido de civilidad política. La falta de respeto a varios compañeros y a tus propios colaboradores, una rudeza innecesaria a quienes disienten de tus opiniones. ¿Y qué has logrado?: renuncias de Secretarios de Estado, expulsiones del partido, miembros que hicieron campaña no contra el PAN sino en despecho de ti. Las peores críticas a tu carácter, por cierto, la he oído en voz baja, en murmullos, de gente muy cercana a ti. Esa es la verdad inocultable. Eso no requiere mayor trabajo sino sólo ver cómo está el partido y buscar a los causantes de las divisiones”.

Ricardo Anaya y Corral

Ricardo Anaya ha llamado a cerrar filas a Calderón, pero él  cerró los espacios en el partido a los seguidores del ex presidente. Igual que el actual dirigente Gustavo Madero.

En enero pasado llamó al ex mandatario “a la prudencia, a la mesura y a la sensatez”, le dijo: “ya basta de conflictos internos”.

Los calderonistas serán un trampolín, los maderistas no los quieren en el blanquiazul.

La corrupción los alcanzó. ¿Recobrarán credibilidad?, porque en el PAN, a diferencia del PRI luego de su derrota en el 2000, se unieron, cerraron la puerta a los escándalos y se reagruparon. Tardaron 12 años en regresar a Los Pinos, pero el PAN en tres años parece  desarticulado, propiedad temporal de grupos que asemejan las tribus perredistas.